Al caer el telón de la V sesión extraordinaria del Parlamento cubano, no solo cerraron los debates de las ocho leyes que tenían previsto aprobar los diputados, sino que dejaron la escena lista para seguir avanzando en la agenda legislativa más voluminosa de su historia, con el propósito de actualizar el entramado jurídico del país.

Ese objetivo se viene cumpliendo con creces, pese a la pandemia que obligó a suspender sesiones, o debatir por primera vez con parte de sus integrantes en el Palacio de Convenciones de La Habana bajo estrictas reglas sanitarias, y el resto mediante video conferencia desde las otras provincias.

El volumen de normas jurídicas que asumió la actual legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular se corresponde con la necesaria puesta en práctica del articulado de la Constitución estrenada en 2019, que amplió derechos, reforzó garantías ciudadanas, abrió puertas a transformaciones fundamentales en la estructura del Estado, el Gobierno y las instituciones, sumado a una conjugación de términos a favor de mayor participación popular.

Cada una de las propuestas de leyes resume años de detallado estudio de sus temas, además toma en cuenta los preceptos de convenciones internacionales de las que Cuba es firmante.

Por la cantidad de normas previstas a partir del articulado de la Carta Magna y el tiempo de que se ha dispuesto para hacerlas, pandemia incluida, se han implicado no pocos expertos en Derecho y especialistas de cada materia para ir tejiendo sus contenidos junto a los diputados, que lo enriquecen a su vez con los aportes de la ciudadanía consultada y de quienes desean sumar sus criterios.

Así llegaron a esta sesión extraordinaria las ocho leyes previstas que fueron aprobadas. La primera fue la de Soberanía Alimentaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional. Le siguieron la de Datos Personales, la de protección de los Recursos Naturales y del Medio Ambiente, el Código Penal, la de Ejecución Penal, y la de Amparo a los Derechos Constitucionales. La sesión concluyó con el amplio debate de la referida al Derecho del autor y de los artistas intérpretes, y la de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural.

Sus articulados modifican y atemperan a las realidades de Cuba algunos cuerpos legales vigentes aún, y otros son totalmente nuevos. Si bien abarcan temas muy diversos, todos siguen el lenguaje común de la defensa de lo auténticamente nacional, sin desdeñar la modernidad de lo legislado en varias naciones en torno a esos asuntos.

Como apuntó en la clausura de la sesión el presidente Miguel Díaz-Canel, “aunque constituyen avances importantes, no son suficientes las leyes que en estas sesiones aprobamos. Se requiere elevar los niveles de educación cívica y cultura jurídica”.

Y señaló que “reconocer, promover, prevenir, proteger, garantizar, son verbos que denotan la acción estatal, para lo cual es imprescindible el trabajo mancomunado con los diferentes actores sociales, con la participación popular, con el Poder Popular”.

Pese a la convulsión que signa el mundo hoy, las secuelas provocadas por la pandemia y los obstáculos que el imperio adiciona a nuestra Isla para contener su avance, los diputados cubanos seguirán a contracorriente hablando de soberanía alimentaria, de independencia, de defender la identidad nacional frente a pretensiones manifiestas de colonización cultural e intentos de borrar la memoria histórica.

Cuba, da igual si la excluyen o incluyen en listas ‘Made in USA’, seguirá su camino junto al pueblo y por él, armando su agenda para un buen funcionamiento nacional respaldado en leyes garantes de orden y tranquilidad, y de deberes y derechos para toda la ciudadanía.