Donde tan bien se está

Un breve periplo por el pabellón de la República de Colombia ilustra la riqueza del arte y la cultura de una nación donde se estimula la promoción del hábito de la lectura, el conocimiento de los valores identitarios y la creación reciente de narradoras destacadas


En el Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, al llegar ante el gran cartel, sentimos cercana la atmósfera creativa de la República de Colombia, país invitado de honor a la edición 31 de la Feria Internacional del Libro de La Habana.

En el interior del pabellón deslumbran las imágenes de libros, carteles, fotos, que ilustran el valor identitario de una cultura de rica historia y arraigo popular. En la nación sudamericana existen más de 500 empresas editoriales especializadas en publicar textos sobre literatura, arte, ciencias, tecnologías… En fin, diverso y amplio es el mundo creativo del país con costas en el Pacífico y el Caribe, donde coexisten múltiples manifestaciones artísticas.

El colombiano Wilson Mendoza disfruta plenamente un oficio que le permite promocionar la lectura. / Yasset Llerena Alfonso.

Amigable, propio del buen trato, es el saludo de Wilson Mendoza, librero encargado de la muestra de Colombia. No oculta su emoción al decirnos: “Es la primera vez que vengo a Cuba. Me siento gratamente complacido. ¿Cómo logré el sueño de visitar este país maravilloso? Junto al académico Álvaro Castillo fuimos seleccionados por el Ministerio de Cultura para custodiar estos materiales.

“Cumplo la misión propia de un librero, no solo nos ocupamos de vender, también recomendamos títulos, contenidos, autores. Es un estímulo al hábito de la lectura y a la promoción de figuras destacadas. Llave maestra del pensar, la palabra abre vías de acceso al conocimiento sometido a los cambios que ocurren en nuestra existencia”.

Una muestra de la riqueza editorial colombiana. / Yasset Llerena Alfonso.

Destaca la representatividad de escritores y escritoras que reflexionan sobre la vida familiar, la violencia, entre otros temas de trascendencia política y social. Hace énfasis en rigurosas investigaciones históricas centradas en ubicaciones temporales de hechos y acontecimientos.

“Los relatos corales no son complacientes, indagan en la permanente problematización de la realidad, pues establecen diálogos entre la experiencia concreta y la rica imaginación de autoras inmersas en circunstancias difíciles. Escriben cuentos, novelas, poesía. Precisamente, una de ellas, Laura Restrepo Guzmán, acaba de ganar el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar. Impresiona su narración que bien pudiera tomarse por resignada si no conllevara una denuncia angustiada”, agrega.

Tras una breve pausa en la conversación para atender a visitantes interesados en la sugerente muestra, agrega: “La comunicación en los libros se logra en virtud del lenguaje, que no son solo las palabras seleccionadas, sino el tono, las inflexiones, la sintaxis del discurso narrativo, el audaz punto de vista. De hecho, en esta riqueza expositiva la memoria queda articulada con el presente”.

La escritora Gertrudis Ortiz disfruta el arte de la narración oral. / Yasset Llerena Alfonso.

Quizás sin proponérselo, nos hace recordar el pensamiento de la poeta Fina García-Marruz: “Leer no es solo aprender o conocer. Leer es compartir”. De esto es consciente Wilson Mendoza, quien está satisfecho por la organización de un amplio plan de actividades. “Se han realizado conversatorios sobre El arte como herramienta de construcción de paz y restauración del tejido social, La imaginación y el coraje: la poesía de Juan Manuel Roca, De la idea al cómic: el proceso creativo, La igualdad desde la cultura y la educación. El programa culminará con la donación de 400 libros por parte del gobierno de Colombia al gobierno de Cuba”.

Sonríe y de inmediato agrega: “Tengo que destacar el apoyo de varios expertos cubanos. Entre ellos, la escritora Gertrudis Ortiz (Tula) y la narradora oral Leyris Guerra. Ambas han motivado el interés de niños y jóvenes por los juegos didácticos y los relatos infantiles de Colombia. Estamos viviendo una verdadera fiesta del arte y la cultura”.

El público infantil fue uno de los más presentes en el Pabellón. / Yasset Llerena Alfonso.

El lugar ha devenido en un sitio de esparcimiento. Los públicos indagan, adquieren libros preciosos, escuchan las vivencias de un librero que contribuye a crear un espacio donde tan bien se está.

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