El cacique de las Nubia

El cacique de las Nubia.
Yudier y Leidy “andan juntos como la soga y el caldero”. Con ellos, una de sus dos hijas. Foto. / Gilberto Rabassa Vázquez.

Las chivas solo necesitan oír el silbido de Yudier Rojas Cruz para salir en manada del potrero. Como si fueran animales amaestrados, buscan de inmediato la puerta del corral. Chocan unas con otras. Cogen el camino del establo y, en cuestión de minutos, corren a guarecerse del picante sol del mediodía, debajo de las nuevas naves construidas. El guajiro sonríe con picardía: “se lo dije, son mansas y respetuosas”. A cuidarlas ha dedicado más de tres décadas en circunstancias muy adversas.

Entre adultos y pequeños, la masa ganadera de este usufructuario, en el villaclareño municipio de Placetas, suma más de un centenar. Su aspiración es multiplicar la cantidad de reproductoras. La especie que campea allí es la Nubia: “la mandé a comprar en la Feria Agropecuaria de Rancho Boyeros, en La Habana. También tengo otros animales de Camagüey”, dice señalando un hermoso ejemplar dentro del rebaño.

Cuenta que antes pertenecía a la Cooperativa de Créditos y Servicios Damián Cabrera. Pero, como necesitaba más espacio para incrementar la cantidad de animales y garantizarles alimentación, le entregaron nuevas tierras en usufructo de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Las Marías. Desde entonces pertenece a dicha entidad.

El cacique de las Nubia.
Saludable y bien alimentado, el rebaño acude ante el llamado del ganadero. Foto. / Gilberto Rabassa Vázquez.

Sin embargo, su vida como criador no ha sido fácil. “Esos potreros que ven tan lindos ahora, antes estaban infestados de marabú. Tuve que limpiarlos a machete limpio. La finca tiene cinco caballerías y solo me queda por desmontar una. En cuatro hectáreas tengo sembrado morera, titonia, king grass, caña y leucaena para alimentar al ganado”, explica el tenaz productor.

Con la Empresa de Ganado Menor (Egame) tiene contratada la entrega de carne, que le paga a 105 pesos el kilogramo. La leche de chiva, tan necesaria para los niños intolerantes a otras, la ofrece a quien la necesite. “Unos cuantos ‘vejigos’ se han salvado en Placetas y Santa Clara gracias a esta leche. En una ocasión, unos padres llegaron hasta aquí a comprarme una chiva. Les respondí que no la vendía. Lo que hice fue prestarles dos para alimentar al niñito. Cuando ya creció y estuvo fuerte, las traje de vuelta”.

El elegido

El cacique de las Nubia.
Foto. / Gilberto Rabassa Vázquez.

Como dice un refrán campesino: “la hierba que está pa´uno, no hay chiva que se la coma”. Así Yudier, después de pasar mucho trabajo con la crianza de las chivas, un buen día fue elegido para formar parte del Proyecto Consas, que apuesta por fortalecer la seguridad alimentaria sostenible en Cuba y es financiado por la Unión Europea.

“Quizás me eligieron porque vieron que llevaba años produciendo sin que nadie me diera ningún recurso, además tenía buenos animales y consideraron que era capaz de sumarme a los objetivos del proyecto”, piensa el guajiro.

De visita también en la Finca Cacique, Jorge Luis Díaz Aguilar, director del Programa de Seguridad Alimentaria y Sostenible (SAS) y coordinador del Proyecto Alas, por el que, hablando en “plata”, le entran los recursos a los productores y entidades estatales en el municipio de Placetas, explica: “El proyecto Consas está relacionado con la gestión del conocimiento, capacitación, asistencia técnica y extensión agraria. Se trata de que ellos produzcan con ciencia e innovación. Y luego compartan la experiencia que tienen o adquieran con las prácticas agroecológicas al resto de los criadores”.

Consas impulsa tres fincas-escuelas en territorio placeteño. Una de ganado menor, en la finca de Yudier, con la cría de la raza caprina Nubia; otra más pequeña para cultivos protegidos y semi protegidos, la cría de ovino caprino y conejos; y la tercera dedicada a la siembra de cultivos varios.

Este proyecto, amplía Díaz Aguilar, tiene tres cadenas, la de ganado menor (chivo, carnero, conejo); la de hortalizas (tomate, pepino, habichuela, acelga y lechuga); y la de frutales (fruta bomba, guayaba y mango). Los municipios favorecidos por este proyecto en la provincia son Placetas, Remedios y Santa Clara.

Dentro del proyecto, Yudier asegura la entrega de carne a Egame en el municipio; y actúa como multiplicador, porque posee ejemplares apreciados genéticamente que comercializa a otros productores. “Ahora, por ejemplo, tiene que fortalecer con sus animales la chivera que se hará en Remedios”, ilustra el director del Programa SAS de Placetas.

La cabra tira pa’l monte

El cacique de las Nubia.
El viejo establo, contiguo a la casita de Yudier, dentro de poco solo será un recuerdo. Foto. / Gilberto Rabassa Vázquez.

Dentro de poco, el rústico establo donde durante años Yudier guardó sus animales quedará en desuso. A pocos metros de allí, dos nuevas naves para la cría en tarima, están casi listas. Él está “feliz como una lombriz”. La ceba y el ordeño serán más sofisticados. En la primavera, cuando comienzan las lluvias, los animales sufrirán menos porque no se romperán las patas en los lodazales.

Al campesino le han entrado recursos con los que ni podía soñar por sus altos precios en el mercado nacional. Una máquina forrajera para alimentar al ganado, que cuesta alrededor de 70 000 pesos en Suministro Agropecuario, la pudo adquirir en poco más de 1 000.

Además, el alambre de púas para cercar la finca. Antes no podía crecer en cabezas de ganado porque aquello estaba “al destempla’o”; se lo facilitaron y pagó “una bobería” (15 pesos el rollo). “Por la canalita”, cuando aparece, hay que aguantarse la billetera porque cuesta más de 7 000. También fue aceptable el costo de las planchas del techo y de las bandejas del piso de las tarimas.

Sin embargo, otros insumos y servicios que recibió para levantar las dos naves “sí costaron un ojo de la cara y parte del otro. Por los purling (viga de acero para estructuras de techos) adquiridos en Egame tuve que pagar 83 000 pesos. La Empresa de Talleres Agropecuarios (ETA) levantó las naves en tres o cuatro días, a un costo de 56 000 pesos. Si sumo los otros gastos, le aseguro que fueron más de 130 000. Lo más duro fue la mano de obra”, lamenta Yudier.

El cacique de las Nubia.
El precio de las dos nuevas naves eriza los pelos hasta de las chivas. Foto. / Gilberto Rabassa Vázquez.

Según explica Jorge Luis Díaz Aguilar, director del Programa SAS, en Placetas: “el proyecto compra los recursos en el extranjero y los trae para Cuba, por una donación a fondo pedido, como la llaman ellos. Pero los gastos en que incurre el país, desde que esos insumos pasan por la Aduana, más transportación, custodia y traslado por parte de las empresas comercializadoras, se los cobran a los productores”.

Si dentro de las medidas aprobadas para dinamizar la Agricultura en Cuba se encuentra la de disminuir los precios en los servicios al productor por parte de las entidades estatales, ¿por qué la ETA cobró tan caro? “Ese fue el precio que pusieron ellos. Ahí entró la mano de obra, la varilla, el acetileno que gastaron, el combustible del camión que los trajo, el salario de los trabajadores… Te desglosan el servicio; cuando sumas, son los 56 000 pesos. Las cosas que hubo que comprar y pagar ‘por la canalita’ son las que han encarecido la ejecución”, reconoce Díaz Aguilar.

Con la inversión realizada en la finca, este campesino multiplicará la producción de carne y leche. Obtendrá mejores ejemplares que ayudarán en los pies de cría a otros ganaderos, trasmitirá sus experiencias y buenas prácticas en el manejo de los ovino-caprinos al resto de los productores de la provincia.

El cacique de las Nubia.
Dentro del proyecto Consas, otros muchos criadores de ovino-caprino prefieren a las Nubia. Foto. / Gilberto Rabassa Vázquez.

Es justo reconocer que Yudier no ha braceado solo en su Finca Cacique. “Desde que me casé, hace ya unos cuantos años, Leidy comenzó a ocuparse de los partos, de amamantar a las crías y de velar por la salud del rebaño mejor que cualquier médico veterinario”, confiesa, mientras mira agradecido a su esposa, quien llega al establo con unas humeantes tacitas de café.

De que tendrán éxito, él no tiene la menor duda. “Si en medio del monte pudimos criarlas, ahora con las condiciones de los establos y más tierras, ni qué decir. Vuelvan dentro de un par de años, no dejen a nadie hacerles el cuento”, subraya el cacique de las Nubia, en tanto ataja a la “relambía” –una chivita, blanca como la nieve–, que coquetea para irse con los visitantes.

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 ¿Una luz “al final del surco”?

El proyecto Consas –que inició en octubre de 2019– se desarrolla en los municipios de Santa Clara, Placetas y Remedios, en Villa Clara; y en Yagüajay, Taguasco y Sancti Spíritus, en la provincia de este nombre.

La selección de estos territorios respondió, en primer lugar, a que fueron afectados por el paso del huracán Irma y a que ya existían experiencias de proyectos con colaboración internacional.

El monto del Programa de Apoyo Estratégico a la Seguridad Alimentaria Sostenible en Cuba (SAS-Cuba), que asciende a 19 000 000 de euros, es financiado por la Unión Europea e implementado por el Minag, la FAO y el PNUD. Dentro de ese megaprograma está Consas, con un respaldo financiero de 2 850 000 euros.

Como reconoció el doctor en Ciencias Reino Orley Cruz Díaz, especialista del Citma encargado de atender los proyectos y programas del Minag: “realmente todos los años se concluyen muchos proyectos de investigación, la mayoría engavetados por falta de financiamiento. Ahí se estancan los resultados que pudiera aportar la ciencia a la Agricultura”. Por eso Consas parece una pequeña luz “al final del surco”.

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