El cambio no es posible sin el pueblo

El presidente colombiano abrió las puertas de la Casa de Nariño a cientos de personas para “socializar” sus reformas sociales. La más controvertida, la de salud, propone un sistema preventivo, predictivo y universal


Gustavo Petro volvió a apelar a la calle y la calle volvió a responderle. Convocó al pueblo a apoyar sus reformas sociales en salud, pensiones, justicia y trabajo. La respuesta fue semejante a las de sus épocas de alcalde de Bogotá y sus tiempos de campaña presidencial.

El 14 de febrero pasado, cientos de miles de colombianos salieron en Bogotá, Medellín y otras ciudades a respaldar sus promesas de cambio. “Sí se puede”, le gritaban entusiasmados quienes lo escucharon desde la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, la primera vez que se abre ese espacio para escuchar un discurso desde el balcón del presidente.

“El cambio no es posible sin el pueblo. Lo que se eligió no fue simplemente a una persona, lo que se hizo en la elección fue volver al pueblo gobierno, volver al pueblo poder”, les dijo con un tono a la altura de otros grandes de este continente que mantuvieron una relación directa con las masas.

Una de las tantas lecciones de la jornada fue constatar que los sindicatos más grandes del país están firmes con el programa de reformas del presidente.

Al llamado acudieron congresistas, ciudadanos, representantes de comunidades indígenas, médicos y organizaciones defensoras de derechos.

Cambio hacia una salud para la vida

Un día antes de la concentración el mandatario presentó al Congreso —donde Petro ostenta la mayoría— el proyecto de ley “Cambio hacia una salud para la vida”.

Esta es la reforma más controvertida, porque toca los privilegios de una corrupción muy grande en ese país, de acuerdo con analistas.

En Colombia, reitera Petro y lo constatan los propios colombianos, la salud es un negocio. Es un sistema desigual que no ofrece la misma cobertura para todas las personas ni en las regiones. Por lo tanto, propone un sistema preventivo, predictivo y universal que garantice el acceso en todo el territorio y disminuya la intermediación de los servicios.

Pretende además crear un modelo de atención primaria asequible el cual incluiría consultas de urgencia, medicina general y sala de partos; además, busca la dignificación de los trabajadores de la salud y ofrecerles mejores salarios.

Con el actual sistema de salubridad radicado en una ley de 1993, las Entidades Promotoras de Salud (EPS), que suelen ser privadas, se encargan de la administración de los recursos y contratan a las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS), es decir, los centros de salud donde la población acude.

Actualmente, quienes tienen un trabajo formal contribuyen al sistema de seguridad social y ese dinero termina en un fondo que financia la salud de los que pagan y los que no.

A los que no pueden abonar sus cuotas se les subsidian los servicios, para luego repartir los recursos a las EPS a través de una prima fija por cada afiliado.

Sin embargo, ese modelo no es equitativo y requiere priorizar la atención preventiva y primaria para que llegue a todos los rincones del país.

La reforma generó expectativas en el gremio de la salud, especialmente en las EPS, que -según el gobierno- ya no tendrían el mismo protagonismo en el sistema, pero trabajaran de conjunto con el Estado.

La ministra del ramo, Carolina Corcho, explicó que la reforma recupera el manejo de los recursos públicos de la salud que la ciudadanía vigilaría desde un sistema de información virtual que divulgaría transacciones.

La ministra de Salud, Carolina Corcho, lidera el proyecto de reformas. / cambiocolombia.com)

Asimismo, plantea la construcción de una red de centros de atención primaria públicos, privados y de naturaleza mixta. El gobierno, añadió Corcho, se volcará a los “territorios abandonados por la inequidad de tres décadas que concentró la prestación de servicios en los lugares más privilegiados de las grandes urbes”.

En cuanto a los trabajadores de la salud, estipula un “régimen laboral especial” con el que verán mejor pagados por sus servicios.

Esta es la más cuestionada de las grandes reformas sociales que el Ejecutivo promueve para este año. Su aprobación le sumaría cambios concretos, o más que eso: resultados a su gestión.

El debate divide opiniones y muestra fisuras tanto en la bancada de Gobierno como en el propio Gabinete. El texto tendrá las lógicas modificaciones como cualquier proyecto de ley, pero busca dejar de organizar a la salud como un mercado. 

El primero, pero no el último

Ese baño de masas de Petro desde balcón en la Plaza de Armas promete no ser el último.  El cambio —como él mismo afirmó— no consiste solo en ganar unas elecciones, sino en movilizarse permanentemente.

Sus críticos consideraron el encuentro como una forma de presión al Congreso a apoyar sus reformas o un mecanismo para fortalecer su movimiento político hacia las elecciones locales de octubre.

Petro lo ve como parte del ejercicio democrático. Como dijo en su discurso: “el presidente de la República invita a su pueblo a levantarse, a no arrodillarse, a convertirse en una multitud consciente de que tiene en sus manos el futuro, el presente, de que puede tener en sus manos el poder”.

Fue el cierre de su apuesta por reactivar las calles, esas que pusieron en jaque al Gobierno anterior y le ayudaron a ganar la presidencia.


CRÉDITO PORTADA

La primera de las marchas convocadas por el gobierno constató que la calle apoya a Gustavo Petro. / cambiocolombia.com

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