Foto, / cubasi.cu
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El despegue olímpico de Cuba

Hace ahora casi 55 años, en los Juegos Olímpicos de Ciudad de México 1968, se ganaron cuatro medallas de plata


El periodismo le apunta con interés a los llamados aniversarios redondos; es decir, fecha que terminan en cero o en cinco.

Y ya estamos casi a las puertas de que se cumplan 55 años de lo que puede considerarse el despegue olímpico del deporte cubano luego del Triunfo de la Revolución.

Este hecho ocurrió en las Olimpiadas celebradas en  Ciudad de México del 12 al 27 de octubre de 1968, en los que nuestros compatriotas ganaron cuatro medallas de plata.

Esa fue, en aquel entonces, la mejor cosecha lograda después de 1959, pues en la anterior cita de Roma 1960 no alcanzamos preseas y en Tokio 1964 el valioso aporte fue la medalla de plata de Enrique Figuerola en los 100 metros planos.

En México, los cuatro frutos plateados se los repartieron a partes iguales el atletismo y el boxeo.

En el llamado deporte rey brillaron las dos las postas cortas de los relevos, gracias a la velocidad de nuestros exponentes, y los cambios realizados con gran precisión como resultado de largas jornadas de entrenamientos.

Por Cuba, en la justa masculina de 4×100, participaron Hermes Ramírez, Juan Morales, Pablo Montes y el ya mencionado Enrique Figuerola.

En la final marcaron 38,3 segundos, el segundo mejor tiempo de toda la historia del atletismo de nuestro país. La poderosa posta estadounidense logró el récord mundial con 38,2.

El relevo femenino de 4×100, con una marca de 43,3, estuvo integrado por Violeta Quesada, Marlene Elejalde, Fulgencia Romay y Miguelina Cobián (mejor atleta cubana de la década del sesenta).

Las otras preseas…

Enrique Regüeiferos: plata olímpica. / alchetron.com

Uno de los boxeadores que llegó al podio fue Enrique Regüeiferos, en la división de los 63,5 kilogramos; él fue el ganador de la primera medalla de Cuba en este deporte en Ciudad de México 1968. Cedió en la final, por reñida votación de 3-2, ante el polaco Jerzy Kulej, quien ya había sido invencible en los Juegos de Tokio 1964.

Después se unió a la fiesta Rolando Garbey (71), quien -luego de cuatro victorias, tres de ellas con comodidad- perdió por votación unánime en la disputa por el oro ante el soviético Boris Lagutin, quien obtuvo oro también en la cita de la capital japonesa.

Cuba participó, en total, en 14 deportes oficiales y en uno de exhibición. La delegación la conformaron 138 atletas (de ellos seis mujeres). Y el abanderado fue el gimnasta Héctor Ramírez Guerra.

Se trató de los primeros juegos celebrados a una gran altura, en este caso dos mil 240 metros (30% menos de oxígeno que a nivel del mar). También fueron los primeros celebrados en un país hispanohablante y de Latinoamérica (luego hubo que esperar 48 años hasta los de Río 2016).

Tommie Smith y John Carlos en su famosa protesta. / nytimes.com

Se recordará por siempre lo ocurrido durante la premiación de los 200 metros planos, en la que los atletas afroamericanos Tommie Smith (oro) y John Carlos (bronce) elevaron sus puños envueltos en guantes negros y agacharon las cabezas en señal de protesta por la discriminación racial en su país.

Tampoco se olvidará que el también estadounidense Bob Beamon, en la final de salto de longitud, se estiró hasta 8,90 metros, con la cual batió el récord anterior por 55 centímetros.

Hay más

La corredora mexicana Enriqueta Basilio fue la primera mujer que encendió un pebetero.

Un corredor bajó de los 10 segundos (9:95) en los 100 metros en unos Juegos Olímpicos: la proeza, lograda por vez primera, la consiguió el velocista estadounidense James Hines.

Igualmente fueron pioneras las pruebas antidopaje y de género, así como el marcaje por sistema electrónico en atletismo, ciclismo, remo, canotaje, natación y las competencias ecuestres.

Una gran sorpresa ocurrió en la natación, cuando Felipe Muñoz, con 17 años de edad, ganó los 200 metros estilo libre, hecho que continúa hoy siendo la única medalla de oro ganada por México en ese deporte. Algo curioso: a Felipe le llaman “Tibio”, por ser su padre oriundo de Aguascalientes y su madre de Río Frío.

Y sí, en esos inolvidables Juegos Olímpicos de Ciudad de México 1968, como lo son todos, el deporte de Cuba empezó a recoger los frutos de sus progresos.

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