El ponchero, la carrera y un Mar en Habana

Contrario a todo pronóstico o planificación, estoy parado y varado en la más confluente intersección de Carlos III, cerca de la Sala Ramón Font, a la espera de un ponchero que, según me dicen, no ha podido llegar como consecuencia del cierre de calles…

Corre y se corre, desde muy temprano en la mañana, la 37 edición del Marabana 2023.

Un verdadero acontecimiento de pueblo.

No. No es una carrerita cualquiera. A pesar de todos los pesares, más de 500 amigos de Cuba lo hacen en representación de 47 países. Pero la cifra total de participantes supera a los 3 100 corredores, con oportunidades para todo el mundo, de acuerdo con diez categorías que incluyen desde los menores de 30 años hasta quienes han dejado atrás los 70 (Máster H).

Por eso, la tardanza del ponchero se me convierte en motivación mientras veo pasar a muchachones destilando tanta alegría como sudor, a adultos de avanzada edad sacándoles el extra a sus piernas, mujeres y hombres luciendo camisetas de otras nacionalidades…

Una carrera a la medida del gusto juvenil.

¿Tendrá este Marabana más de deporte, o de cultura, o de tradición, o de esparcimiento… o de todo eso y más?

Creo que hasta las autoridades (encargadas de velar para que la vía esté y sea propiedad absoluta de los corredores) no pueden evitar la tendencia a disfrutar, acaso por fracciones de segundo, la originalidad del espectáculo.

El verdadero “golpe”, sin embargo, me lo propina una pareja de jóvenes que marcan rítmico paso, empujando un coche, en cuyo interior también “corre” el bebé que luego será calificado por la Televisión Cubana como el participante más joven en este Marabana.

Joven pareja y bebé: aliento para quienes se agotan o desisten.

Debe ser, entonces, que han querido (ambos padres) inclinar al peque, desde fecha tan temprana, hacia la práctica del deporte y de la sana actividad física.

Curiosa. Muy curiosa esta maratónica jornada. Es obvio que el holguinero Yuleidi La O Terrero, la estoniana Moonka Pilli y otros ganadores de la carrera, tendrán salto de cardiaca altura dentro del pecho. Pero nadie imagine que es menor lo que experimenta esa joven pareja o quienes al regresar a casa mostrarán entre familiares y vecinos la constancia de haber participado en la fraternal competencia.

Por supuesto que en Marabana todo el mundo triunfa.

En fin, dedicada al centenario del natalicio del desaparecido Héroe de la República de Cuba José Ramón Fernández, al Día de la Cultura Física y el Deporte, y al aniversario 504 de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana, la maratón de este 19 de noviembre cierra deseos y deja abierto el dulce “antojo” de volver a correr, hasta para quienes esta vez prefirieron o no tuvieron más alternativa que seguir las incidencias por medio de las redes, sitios y órganos de prensa.

¿Y por fin el ponchero, qué?  -se preguntará ahora usted, amigo lector.

Qué sé yo. Nunca apareció. Quién sabe si llamó para decir que estaba como yo, varado allá por el Parque Central, y en realidad nos pasó por delante, corriendo, en short, camiseta y con un pomo de agua en la mano para evitar que la sed terminara “ponchándole” el paso.

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