A casi 700 metros sobre el nivel del mar, justo en el corazón del Escambray cienfueguero, se sitúa Crucesitas, un pueblo al que se accede luego de unos 14 kilómetros en carretera desde la cabecera municipal, Cumanayagua.

Lo sublime del paisaje, el microclima que contrasta con el calor de la ciudad y la hospitalidad de sus habitantes hacen de aquella comunidad una parada obligada para quienes van rumbo al popular complejo turístico de naturaleza El Nicho, localizado muy cerca de allí.

Como parte del desarrollo integral de zonas montañosas y de difícil acceso impulsado por el Plan Turquino, y gracias a la política de transformación de comunidades trazada en el país, Crucesitas ha resplandecido en los últimos tiempos.

Viviendas e instituciones de educación, comercio y salud se construyen e integran al entorno rural de esa zona cienfueguera, en tanto otras se remodelan y adaptan su funcionabilidad.

Tal es el caso del Centro de Salud de Montaña (CSM), inaugurado en diciembre de 2021 como parte del programa de la Segunda Convención Guamuhaya-Salud 2021 sobre Atención Primaria y Medicina Rural.

Lo que otrora fue llamado “Hospitalito de Crucesitas”, una de las primeras clínicas rurales construidas por la Revolución en esa serranía, se convirtió en una institución única de su tipo en Cuba que apuesta por el clima de montaña como método de sanación y donde hoy se combinan servicios de rayos X, ultrasonido, laboratorio clínico, acupuntura, consulta de ozono, homeopatía, así como de alojamiento, senderismo, masajes, musicoterapia e hidroterapia.

Salud en la montaña

“Esta instalación se creó en 1962 por Fidel como hospital rural. En un inicio fueron tres, ubicadas en Crucesitas, El Nicho y El Naranjo. Luego, como parte del Plan Turquino, y gracias al esfuerzo del doctor Alfredo Espinosa Brito, uno de los primeros que laboró aquí, el lugar se transformó en un policlínico donde se ofrecían servicios de todo tipo (rayos x, ultrasonido, salas de parto, estomatología…). En 2010, con la reorientación de los servicios de salud hacia la cabecera municipal, el espacio se redujo a un consultorio que con el tiempo quedó prácticamente en ruinas”, comenta a BOHEMIA Oskeimy Rodríguez González, director municipal de Salud en Cumanayagua.

El rescate del inmueble surgió con el propósito de traer la rehabilitación a la comunidad y reintegrar los servicios que antes se prestaban, además de promover la cura termal, que aprovecha los medios rurales, el bosque, las aguas termo minero medicinales y otros recursos de la naturaleza.

Para ponerlo en funcionamiento se apeló a la innovación tecnológica, al recuperar equipos en mal estado de otras áreas de atención, con el vital apoyo del grupo de innovadores y electromédicos de Cuamanayagua y el Proyecto de Desarrollo de San Blas.

El doctor Noriel Vega López, joven especialista en fisiatría y director del CSM, refiere que en la institución se ofrecen tres servicios fundamentales: médico-asistenciales, óseo-terapéuticos y académicos.

“Dentro de la función asistencial están los servicios de urgencia y emergencia 24 horas, consultorio médico, medios diagnósticos, rayos X y ultrasonido, laboratorio clínico, fonoaudiología, electrocardiograma, terapia ocupacional y servicios estomatológicos y psicológicos”, agrega Vega López.

El CSM atiende a pobladores de los consultorios ubicados en El Mamey, Crucesitas, El Nicho y Cimarrones. Sus especialistas tratan cualquier afección, sobre todo las relacionadas con terapias físicas como la hemiplejia, artrosis o padecimientos respiratorios de quienes allí acuden.

La institución ha sido también una importante fuente de empleo para la comunidad, pues algunos de sus habitantes forman parte del colectivo de 48 trabajadores o prestan servicios como terceros.

En este lugar se ponen a disposición, sobre todo, elementos de la medicina natural-tradicional, física y de rehabilitación; de esa forma sortean el déficit en la disponibilidad de recursos y medicamentos que afecta al país.

Asimismo, poseen un área académica donde se imparten cursos, talleres y capacitación a sus trabajadores, y allí tendrá lugar durante el presente año la reacreditación de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos.

De igual forma, se desarrollan proyectos de investigación basados, por ejemplo, en la flora del lugar, específicamente en la mariposa, cuya esencia podría ser utilizada en cremas y maceraciones para el cuidado del cabello y la piel, gracias a sus propiedades cicatrizantes y antinflamatorias.

Su actividad óseo-terapéutica, por último, hace del CSM un espacio sui génesis, puesofrece la posibilidad de alojamiento durante 14 días a quienes llegan en busca de curas con baños termales, ideales en el tratamiento de enfermedades crónicas como hipertiroidismo y la hipertensión, entre otras.

Terapia a 700 metros de altura

Los pacientes hospedados en el CSM son remitidos desde las consultas municipales de termalismo médico o desde el Centro Nacional de Rehabilitación Julio Díaz González, de referencia nacional en esta rama de la medicina.

El centro cuenta con 12 capacidades para el alojamiento de dolientes, los cuales, una vez que ingresan, reciben una consulta multidisciplinaria integrada por fisiatras, psicólogos, clínicos, estomatólogos, podólogos y nutricionistas, quienes determinan un tratamiento individualizado para cada residente.

Para ampliar sus servicios y llegar a convertirse en una institución integral, el CSM ha hecho alianzas con otros proyectos y organismos donde se potencia la medicina natural-tradicional, física y de rehabilitación, tales como el Centro de Bienestar y Calidad de Vida, de Yaguanabo, y la red de centros termales que conforman el Balneario de Aguas Medicinales de Ciego Montero, en la propia provincia cienfueguera, así como el Sanatorio de Topes de Collantes, en Sancti Spíritus.

“Algo que hace a este centro único es también la explotación del clima. Aplicamos la climoterapia teniendo en cuenta que nos situamos a una altitud de casi 700 metros sobre el nivel del mar. En este punto el aire es más puro, se logra la eliminación de gases tóxicos, se fortalecen los movimientos respiratorios y cardiacos, se estimula la producción de glóbulos rojos y hemos notado mejoras en el rendimiento deportivo y positivos efectos psicológicos. Los pacientes muestran una reducción de los niveles de estrés. Estar aquí les ayuda a evadirse y desconectar de la realidad, sobre todo con las vistas y paisajes que tenemos”, sostiene el director de la institución.

Como complemento, los curistas –dígase de aquellos que practican turismo de salud– reciben servicios de acupuntura, homeopatía, masajes, jacuzzi, senderismo, musicoterapia, magnetoterapia, hidroterapia, equinoterapia, y consultas de ozono…

Gracias al encadenamiento con campesinos y cooperativistas de la zona, que aportan plantas medicinales y variedades de frutas al centro, el CSM dispone también de un fitobar con vista a la montaña donde se ofrecen jugos naturales, tés y cocimientos.

Según Oskeimy Rodríguez, se aspira a complementar la instalación con servicios de belleza: cosmiatría (técnicas cosméticas para diagnosticar y tratar las patologías dermatológicas), peluquería y cuidados de la piel.

Dinámicas de grupo, socialización, tránsito por senderos terapéuticos que conducen a comunidades aledañas se conciben también desde el Centro de Salud de Montaña, de conjunto con el grupo Teatro de los Elementos. La espiritualidad del arte como vía para incidir en la mente y en el cuerpo se une a la quietud de la montaña y su ecosistema, como una vía de sanación.

El CSM es, quizás, una de las mejores muestras de lo que la integración y el encadenamiento de los actores municipales puede lograr en pos del desarrollo local, también en consonancia con la protección y conservación del medioambiente, necesario y característico de Crucesitas, ese pintoresco y apacible pueblo de Cumanayagua.