Un nuevo proyecto de colaboración entre entidades cubanas e italianas dotará de una infraestructura tecnológica, capaz de aumentar hasta 20 veces la velocidad de conexión a lo largo de tres kilómetros en la calle habanera conocida popularmente como Galiano
El impacto de la tecnología digital ha llegado, incluso, hasta el sector de la economía. Desde la década de 1990 se empezó a acuñar un término que definiría justamente su influencia sobre modelos de producción y consumo, además de su capacidad para transformar las habituales formas de comercializar y comprar bienes y servicios.
La banca digital, el comercio electrónico y la educación virtual, por ejemplo, así como las aplicaciones móviles o las plataformas colaborativas que se promueven con más fuerza en los últimos tiempos, son algunos de los patrones de lo que llaman “economía digital”.
Afirman algunos analistas que para asegurar los efectos positivos de la también conocida como nueva economía o economía web del siglo XXI, deberá ser prioridad la construcción e inversión en autopistas digitales.
De estas últimas se habla por estos días en Cuba. En un año, quizás, una de las arterias habaneras más concurridas contará con una de estas infraestructuras, como parte de un proyecto de colaboración con Italia.
De concretarse, alrededor de tres kilómetros de la popularmente conocida como calle Galiano se beneficiará con una red de banda ancha, que aumentará hasta 20 veces la velocidad de conexión en la zona.
Conectar en red
Las autopistas digitales son redes de comunicación de alta velocidad, capaces de trasmitir de forma rápida, simultánea y eficiente grandes volúmenes de datos, sonidos, imágenes, textos u otra información en formato digital. Como toda infraestructura tecnológica, requieren de una inversión significativa en fibra óptica y en la instalación de equipos de trasmisión.
Contar con una autopista digital en Cuba sería otro reto desde el punto de vista económico, pero a la vez un paso de avance en el programa que impulsa el gobierno por informatizar y digitalizar la sociedad.
El proyecto, como otros tantos, inicia por la capital, a la cual también aspiran convertir en ciudad inteligente. Recordemos, si no, que en enero de 2020 arrancó un proyecto de colaboración con la Unión Europea para convertir al Centro Histórico de La Habana en un modelo piloto de smart city.
Y aunque la propuesta continúa siendo un patrón en construcción, varias acciones se han concretado en ese camino. Las estaciones de autoservicios digitales, el repositorio virtual que integra colecciones de instituciones culturales de la Oficina del Historiador y el uso de herramientas y aplicaciones informáticas de apoyo a la museografía para hacer más atractivo e interactivo el recorrido por los museos, son algunas de ellas.
En esta ocasión, la inteligencia tecnológica saldrá de los límites turísticos y patrimoniales de la ciudad, para insertarse en la Avenida Italia.

La empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa) emplazará allí el proyecto Autopista Digital, que contará con el financiamiento de la Agencia Italiana para la Cooperación al Desarrollo (AICS). Esta última aportará equipamiento de telecomunicaciones de banda ancha, basado en tecnologías de fibra óptica.
Se prevé su despliegue desde la calle Reina hasta Malecón, cubriendo alrededor de tres kilómetros a lo largo de Galiano. De igual forma, incluirá los parques que se encuentran en el área y un tramo de cada arteria transversal a la avenida principal.
El presidente de la Agencia para el Intercambio Cultural y Económico con Cuba y director del proyecto, Michele Curto, explicó en el contexto de la Feria y Convención Informática 2024, que en la céntrica calzada del municipio Centro Habana “estará disponible una conectividad veloz para soportar el intercambio de datos de los servicios actuales y futuros, a través de la implementación de una Red Óptica Pasiva Gigabyte”.
Dicha red, ampliamente utilizada por proveedores de redes de telecomunicaciones en el mundo, juega un papel vital en la entrega de Internet de banda ancha a través del cableado de fibra a los usuarios finales. No utiliza hardware alimentado eléctricamente para la ruta de transmisión, lo que la distingue entre otras y la hace confiable.
Según Curto, a partir de esa tecnología se brindarán servicios triple play (voz, datos y televisión) a los clientes de negocios, transeúntes, residentes de viviendas y otras instalaciones de esa zona comercial.
“Se estima que 109 inmuebles se beneficiarán de este proyecto, con una media de 12 clientes por edificación. La velocidad de descarga y subida pasará de 4 hasta 300 Mb por segundo. Ello permitirá a cada usuario, alcanzar un nivel de eficiencia comparable al de países más avanzados”, agregó.
En declaraciones al Canal Cubano de Noticias, el especialista italiano aseveró que el objetivo es portar en el primer entorno urbano de Cuba la fibra óptica de alta velocidad y hacer de esta una atracción para empresas novedosas, ya sean estatales o privadas, así como de jóvenes que quieran hacer de la Avenida Italia su lugar de desarrollo.
Por su parte, el director de Planeamiento de la Vicepresidencia de Inversiones de Etecsa, Sergio Serra Suárez, resaltó que, aunque cuentan con financiamiento italiano, el diseño del proyecto es cubano y pondría al país a nivel de otros del primer mundo. Admitió que no existe fecha definida para su culminación, pero que en el presente año estaremos viendo los primeros beneficios.

“Inicialmente, nos enfocaremos en el proyecto de wifi porque es más sencillo de desplegar y, por tanto, a final de año, desde cualquier lugar de la calle Galiano, se podrá tener conexión por esa vía, como la que existe hoy en determinados parques del país.
“Un segundo período abarcará todo lo que tiene que ver con la conectividad por fibra óptica a los grandes comercios y empresas de la zona, que exigen o necesitan para su desarrollo anchos de banda importantes; mientras que para 2025 se debe tener un avance tal que sea posible ofrecerles este servicio de fibra óptica directamente a los pobladores, algo que hoy todavía en Cuba no se ve”, puntualizó.
Los beneficios podrían extenderse a otras instituciones ubicadas en la misma arteria como el Teatro América o la Casa de la Música y desde allí difundir música y arte cubano a través de Internet.
Biodistrito para el coworking
La autopista digital contempla en su diseño el coworking, pues aspira a convertirse en espacio cooperativo de trabajo e incubadora de proyectos digitales innovadores.
De acuerdo con Michele Curto, asumirán tres retos fundamentales: desarrollar de forma sostenible las potencialidades endógenas del municipio donde se enclava el proyecto; incentivar la economía circular mediante la recuperación de escombros en función del desarrollo medioambiental, económico y sociocultural del entorno, y favorecer la rehabilitación urbana.
El propio embajador de Italia en Cuba, Roberto Vellano, explicó que la concepción de regeneración o recualificación urbana del proyecto se traduce en el despliegue de iniciativas en la calle y sus instituciones, “que no van solo a lo cultural, sino al impulso del desarrollo económico, social, urbano y al renacimiento de la vocación comercial que tenía antaño la avenida”.
“La autopista digital convivirá en un ambiente referido a los principios de la economía circular, la cultura y la creatividad digital, así como la valorización de los productos de las cadenas agrícolas tradicionales, orgánicas y sustentables con la promoción de ferias y otros espacios. Pasaremos de una oportunidad tecnológica a la pluralidad en la participación”, afirman entusiastas sus hacedores.
Esperemos entonces que la idea no se dilate en su concreción, o se pierda en las profundidades en que hoy reposan los cables submarinos de fibra óptica que nos conectan con países como Martinica o Venezuela.