El triunfo del mal menor

El presidente reelecto dando un discurso bajo la Torre Eiffel. / www.rtve.es

Emmanuel Macron ha ganado por segunda vez las elecciones generales de Francia. El triunfo del domingo 24 de abril sobre Marine Le Pen, su rival extremista, le ha supuesto ser el primer presidente reelegido en su país desde 2002. En la etapa decisiva, la promesa de estabilidad política y económica fue superior al avance de un preocupante movimiento antiderechos.

Las proyecciones dadas al cerrar los centros de votación otorgaron al actual mandatario el 58,8 por ciento del total de votos emitidos y a Le Pen el 41,2 por ciento. La victoria del líder de La República en Marcha fue mucho más estrecha que en 2017, cuando los resultados fueron de 66,1 contra 33,9. Aun así, consiguió más apoyo del que se esperaba.

Reunidos en el Campo de Marte, miles de sus seguidores escucharon el discurso de victoria del que continuará en el palacio del Elíseo por cinco años más. Allí, dijo que esta era también una victoria “para una Francia más independiente y una Europa más unida”. Añadió, además, que “nuestro país está acribillado por muchas dudas, muchas divisiones. Necesitamos ser fuertes, pero nadie será dejado de lado en la carretera”.

En términos económicos, Francia registró un aumento del 7 por ciento del PIB en 2021, el mayor incremento en 52 años, según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (INSEE). La tasa de desempleo, actualmente en el 7,4 por ciento, nunca ha sido tan baja en 15 años. Sin embargo, al liberalizar el mercado laboral, facilitando los contratos de duración limitada y los despidos, Macron no se ha ganado sólo admiradores. Actualmente, el 14,6 por ciento de los franceses, es decir, más de 9 millones de personas, viven por debajo del umbral de la pobreza.

Vicenta Linares, periodista de Radio Francia Internacional, opina que, cinco años después, Francia no es el mismo país. Varias protestas sociales marcaron el primer mandato del hombre nacido en Amiens: los «chalecos amarillos», la movilización contra la reforma de las pensiones, la pandemia de covid-19 y el conflicto en Ucrania.

Un sondeo publicado por el Journal du Dimanche el 16 de abril mostraba que la popularidad de Macron era menor entre los desempleados (25 por ciento), los trabajadores (28) y, sobre todo, los jóvenes (34). Es en esta franja de votantes donde se solía escuchar la expresión: «Ni Le Pen, ni Macron».

La hija de Jean Marie Le Pen admitió la derrota, en el que fue su tercer intento de acceder a la presidencia. En unas declaraciones posteriores, la candidata de Agrupación Nacional criticó los “métodos brutales y violentos” del ganador, sin mencionar explícitamente a qué se refería. Prometió luchar por conseguir un alto número de representantes en las elecciones legislativas de junio. Dijo que “el pueblo francés había expresado su deseo de un contrapoder”.

Para esta campaña, Le Pen se concentró en suavizar su imagen, aunque no su polémico programa de partido. Una ola de desencanto llevó a su organización a estar muy cerca de alcanzar el poder. Aunque finalmente un gran número de votantes eligió votar por su contrincante y evitar su llegada.

Macron lo reconoció en su discurso de triunfo: “muchas personas votaron por mí hoy no porque apoyen mis ideas, sino para formar una presa contra la extrema derecha”. Les agradeció y comentó que estaba ahora “encomendado con su sentido del deber, su compromiso con la república y su respeto por las diferencias expresadas en estas pasadas semanas”.

El actual mandato podría convertirse rápidamente en turbulento, debido al apoyo insuficiente al líder galo. / www.dw.com

Promesas y mucho que hacer

El Presidente tiene como objetivo iniciar su segundo quinquenio con una serie de proyectos que reforzarían puntos de descontento de su administración. Según Vicenta Linares, tratará de combinar «concertación» con «eficacia», con el fin de “implicar más a nuestros compatriotas”, como dijo al asumir el cargo por primera vez, en 2017.

El poder adquisitivo fue uno de los debates que guiaron la campaña. Durante este verano, las autoridades galas esperan aprobar una ley de financiación rectificativa para que las pensiones se indexen a la inflación y ampliar el «blindaje» de los precios del gas y la electricidad, así como la rebaja de los carburantes.

El recién electo mandatario también prometió, entre otras medidas,  un aumento de los salarios de los profesores, sobre todo al principio de su carrera, así como la introducción de un bono de alimentación para hogares con bajos ingresos. Más delicada es la aplicación de la cuestionada reforma de las pensiones, con el objetivo de elevar la edad de jubilación a los 65 años en 2031. Sin embargo, la fecha de aplicación de estas medidas sigue siendo un misterio por el momento.

Por otro lado, en medio de la crisis sanitaria de la covid-19, el Gobierno lanzó un plan para la salud pública y puso sobre la mesa 8.300 millones de euros con el objetivo de revalorizar los salarios de médicos, enfermeras y cuidadores, también 19.000 millones en inversiones y recuperación de deudas para los hospitales. Sin embargo, entre el personal médico, muchos consideran que este plan es insuficiente: lamentan la supresión de camas y servicios en hospitales.

Incertidumbre

La abstención es una de las características más llamativas de esta segunda vuelta. Cerca del 28 por ciento del electorado decidió no dar su voto a ninguno de los candidatos, lo que significó tres puntos porcentuales más alto que en 2017. Los datos de la institución electoral demuestran que más de trece millones de franceses confiaron en Le Pen. “La furia y el desacuerdo que llevó a mis compatriotas a votar por este proyecto también debe encontrar respuesta”, dijo Macron.

En opinión de Roger Cohen, corresponsal en París del New York Times, su discurso tuvo más de sobrio realismo que la retórica de una gran victoria. Quizá como consecuencia de lo incierto del momento. Reconoció una Francia dividida y a la que quizá, según Cohen, tal vez sepa que no le ha dedicado toda su atención, como tampoco lo ha hecho con aquellos “cuyas condiciones de vida son más duras”.

Los sueños de cambios radicales de 2017 han sido suplantados por el miedo a una confrontación política en el verano, en parte porque la simpatía que tiene Macron entre sus rivales es muy poca y en parte porque podría encontrarse con una Asamblea Nacional menos cómoda para sus intereses.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos