Europa: Una preocupante regresión

LGBT Imagen del Día del Orgullo, 2016. / www.dw.com
Imagen del Día del Orgullo, 2016. / www.dw.com

Violencia física. Abusos en internet. Grupos intolerantes. Derrotas en materia de derechos. En 2021 el movimiento LGBT+ tuvo poco que celebrar en Europa y el resto del mundo. Gobiernos populistas de tono conservador fueron capaces de explotar frustraciones y miedos para llevar a cabo reformas legislativas que limitan, prohíben o excluyen la existencia de la diversidad. Algunos azuzados por líderes religiosos, otros como consecuencia de la pandemia de covid-19.

Los ejemplos más notorios en el Viejo Continente fueron los de Polonia y Hungría. Esto, según notó Evelyne Paradis, directora ejecutiva de la rama europea de ILGA (siglas en inglés para la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersexuales), fue parte de una tendencia preocupante. “Polonia y Hungría no son casos anómalos”, explicó al sitio Radio Free Europe – Radio Liberty. “En el año que pasó, observamos mayor represión política dirigida a las personas LGBT, un aumento de sus dificultades socioeconómicas y una diseminación de la discriminación por toda la región, tanto en las calles como en las redes sociales y la web”.

Los puntos más bajos de 2021 incluyeron el ataque a un centro comunitario en Sofía, capital de Bulgaria, liderado por un líder extremista que se presentó a la elección presidencial de su país. En Hungría, una nueva ley promovida por el gobierno de Viktor Orban prohibió la información en las escuelas sobre la homosexualidad y el cambio de género; en Polonia siguen aumentando las llamadas “zonas libres de ideología LGBT”, que comenzaron en 2019 con el pueblo de Krasnik, ubicado en la región de Lubelskie. En España, donde los crímenes de odio aumentaron 9,3 por ciento, una brutal golpiza grupal mató al joven Samuel Luiz; y en Italia los partidos extremistas detuvieron un proyecto de ley contra la homofobia que estaba entre los más avanzados del Continente y estuvo a punto de ser aprobado.

Andrzej Duda, atrás, y Viktor Orban
Andrzej Duda, atrás, y Viktor Orban

Con respecto al caso húngaro, muchos críticos dijeron que la nueva ley igualaba a la homosexualidad con la pedofilia, mas el gobierno de Budapest respondió que solo estaba destinada a proteger a los niños y a las familias, un argumento bastante utilizado dentro de los movimientos antiderechos. Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, la calificó de vergüenza, criterio que compartieron otros líderes continentales. Sin embargo, a pesar de la desaprobación, lo significativo de esta condena fue que la mayoría de los países del antiguo bloque socialista se negaron a firmar la carta de rechazo conjunta, debido a que ya se ha hecho una tradición que en gran parte de ellos gobiernen partidos muy conservadores, excluyentes y antiderechos.

La negación hizo resaltar una brecha importante entre los países europeos del este y su contraparte occidental. Algunos analistas, de acuerdo con el periodista Tony Wesolowsky, han dicho que una posición alternativa a la UE está surgiendo en esas naciones. Sus líderes políticos defienden posiciones contrarias a lo que Wesolowsky llama “valores europeos fundamentales”, entre los que están incluidos: libertad de expresión y derechos LGBT.

“Creo que toda la esencia de ese alineamiento es muy antieuropea. Es una muestra del establecimiento de un nuevo tipo de telón de acero”, dijo Marko Milosavljevic, profesor de periodismo de la Universidad de Liubliana, Eslovenia, en una entrevista a la agencia británica Reuters. Sin embargo, este tipo de antieuropeísmo del que habla el profesor Milosavljevic ha estado alimentado en los últimos tiempos por profundas crisis económicas y por recortes en distintas áreas del sector público, elementos que han golpeado con más violencia a los países pobres del bloque, justamente donde ese sentimiento es más fuerte.

Hace tan poco como tres décadas esta exclusión de las personas LGBT era menos agresiva o pública. Por el año 1989, cuando se desplomó el Muro de Berlín, los territorios del este y del centro de Europa, como norma general, no eran tan reacios a la diversidad. Si vamos aún más lejos, muchos de esos países fueron pioneros en el mundo —al menos en el papel— en la consecución de ciertos derechos para la comunidad.

Agnieszka Koscianska, profesora invitada de la Escuela de Oxford de Estudios Globales y de Área, argumentó que “en el antiguo Bloque del Este, muchos lugares fueron muy progresistas. Polonia, por ejemplo, despenalizó la homosexualidad en 1932, lo cual fue muy pronto comparado con el resto del mundo”. Hungría lo hizo en 1961; luego Checoslovaquia; Bulgaria les siguió siete años más tarde, en 1968. Otros, en cambio, se retrasaron. En Rumanía, la última persona encarcelada por este delito fue liberada en 1998, casi diez años después de la caída de Ceausescu. En 2001 las leyes al respecto se relajaron, en un intento de ganar la membresía de la naciente Unión Europea.

Para que podamos entender mejor estos datos, debemos conocer que en España, un país occidental que por mucho tiempo estuvo bajo la dictadura de Franco, la despenalización no llegó sino hasta 1978; en Portugal, en 1983. En el lado contrario tenemos a países como Luxemburgo o Bélgica, quienes la declararon en 1794 y 1795, respectivamente.

De acuerdo con las encuestas, en la actualidad la ciudadanía del este y el oeste de Europa tienen criterios muy divergentes con respecto a la comunidad LGBT,. La mayoría de los preguntados en los países occidentales apoyaron el matrimonio igualitario, mientras en casi todos los orientales la oposición fue la norma -con excepción de la República Checa-. Estos datos fueron sacados de una investigación llevada a cabo por el Centro Pew de Estados Unidos.

“La grieta se abre más si miramos más lejos de occidente”, contó Jacob Poushter, director asociado del Centro Pew. “La noción de que la homosexualidad debería ser aceptada socialmente llega a cifras tan altas como el 89 por ciento en Alemania o el 92 por ciento en Holanda, pero a medida que nos adentramos en lo que antiguamente se llamó el Telón de Acero, esos números empiezan a caer considerablemente”.

Para Evelyne Paradis, una de las principales representantes de ILGA a nivel regional, es muy notorio el parón que han tenido los derechos LGBT y la igualdad no solo en Europa del Este, sino en todo el Continente. “En algunas naciones hay una regresión importante, y algunos derechos que hasta ahora dábamos por sentado, están empezando a ser desafiados”.

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3 comentarios

  1. Siempre es igual si tienes una opinión en contra de lo que pasa con los famosos derechos de la famosa Comunidad LGTB eres silenciado acusado de retrógrado y hasta de misógino .

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