Foto./ Ricardo Gómez.
Foto./ Ricardo Gómez.

Frutos, hijos del sudor

Un joven espirituano de la zona de La Larga hizo parir una pequeña área de tierra en solo cinco meses y opta por más

Por: Ricardo Gómez


Maikel Rodríguez Rodríguez es un muchacho alto, fuerte, parco al hablar. Piensa cada palabra, como acostumbra de forma precavida la gente de campo, porque saben el poder que puede tener una frase. Está seguro que la mejor forma de decir, es hacer, como enseñó el Apóstol.

Este joven intentó, en varios sitios de la provincia de Santi Spíritus durante cinco años, que le asignaran un pedazo de tierra en usufructo, pero se le hizo difícil. Eso no lo supe por él.

Una amiga me dijo: “Quiero que conozcas a un muchacho que en solo cinco meses desmontó un marabuzal y está logrando cosechas tremendas”.

Luego otras personas me revelaron los avatares de ese campesino de la zona de La Larga, en el municipio de Taguasco, para que le asignaran una de esas áreas perdidas en marabú. Aún hoy, no estoy seguro de que esté a su nombre.

La tierra en La Larga es envidiable, tiene un color negruzco, es densa, fértil y, cuando llueve, se pega cariñosamente a la suela de las botas.

Comenzaba la primavera de este año 2023, cuando Maikel empezó a desbrozar esa planta “maldita” que dicen llegó a Cuba hace siglos, traída por los españoles para ornamentar. Al marabú es difícil “entrarle” y la mayoría de las veces es casi imposible hacerlo a puro machete. Las espinas te destrozan la ropa y se llevan también algunos pedazos de carne en los rasguños.

“Si me dan más tierra, la cojo”, dice Maikel Rodríguez./ Ricardo Gómez.

Las fronteras del área donde trabaja, aún están marcadas por el aroma que la rodea, mas, en el centro, encuentras un oasis sembrado de yuca, arroz, malanga, boniato… y tiene también un pedacito limpio para cultivar cebolla, cuya semilla conserva de manera meticulosa.

¿Cómo lograste todo esto en tan poco tiempo?, indagamos. La respuesta fue lacónica:

–Mucho sacrificio y trabajo. Si me dan más tierras, las cojo. Hay que producir. 

Lo que nunca me dijo Maikel, sin embargo supimos, es que también tuvo que erogar casi todos sus ahorros, porque la tierra demanda recursos y en estos tiempos difíciles “se ponen jíbaros”.

Es complejo acceder al petróleo, a fertilizantes, pesticidas, casi imposible lograr que los equipos pesados con esteras desmonten el marabú, porque pertenecen a otros organismos, y es complicado desviarlos hacia lo que todos sabemos es ahora la primera trinchera: la obtención de alimentos.

Las limitaciones económicas del país son las mismas desde el cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí, los que no son los mismos son las mujeres y hombres que hacen parir los surcos.

Pongo un ejemplo, desde hace dos o tres años la delegación del Ministerio de la Agricultura en Taguasco, aunque distribuye el combustible de manera equitativa entre todos los campesinos y productores estatales, siempre potencia un poco más a aquellos que son de avanzada, a los que más aportan al Estado y al consumo social.

Este es uno de los secretos de los logros en ese municipio espirituano, donde cumplen con los compromisos de cosecha y realizan todos los sábados ferias con precios muy por debajo de los que existen en cualquier lugar del país, comercializando directamente al pueblo renglones de primera calidad, incluidos viandas, hortalizas, frutas, granos, carne de carnero y cerdo.

Con Maikel conversamos bajo un añejo ateje, cerca de su casa.

–¿Qué consejo le das a jóvenes como tú que quieren echar raíces en el campo?, indagamos.

–Hay que esforzarse, nunca decir que no. Hay que trabajar fuerte. El sacrificio te lo da todo. Sabemos que por la situación del país los recursos son muy escasos, pero sí se puede. Poco a poco todo se logra, si tienes voluntad.

–¿Cuáles son las limitaciones que pueden tener hoy los usufructuarios que reciban áreas en estos tiempos, en el sentido de que le faciliten la labor, de poder disponer de condiciones mínimas hasta que ellos mismos puedan auto sustentarse?, ¿Cómo el Estado puede apoyar para que haya más alimentos en la mesa del cubano?

–Lo más importante son los insumos. A mí me han ayudado con la asignación de petróleo. Sé que el abono ya está en el almacén para cuando empecemos a plantar tabaco muy pronto.

“Lo otro lo tiene que ‘guapear’ uno; usar fertilizantes orgánicos, aprovechar bien el abono y cuando siembres un cultivo como el tabaco, luego de cosecharlo, en la misma área echas las semillas de maíz.

“Si ‘montas’ un platanal, entre los surcos puedes sembrar frijoles, de manera intercalada. Así utilizas al máximo el terreno y le das mejor uso a los insumos, que son escasos”.

Maikel Rodríguez es un joven culto, lo dicen sus frases, la limpieza en la articulación y también sus preguntas, algunas de las cuales fueron difíciles de responder.

Tiene 45 años y es padre un niño de 11, que sale corriendo cuando él lo envía a algún lugar; otro pequeñito de cuatro y una jovencita de 19 años.

–¿La familia te ayuda?

–Sí, sobre todo mi papá, que está un poco mayor ya, pero aun así, cuando tengo que salir a resolver algún problema, él se queda con los trabajadores, por aquello de que “el ojo del amo engorda al caballo”.

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