Foto./ Jorge Luis Sánchez Rivera.
Foto./ Jorge Luis Sánchez Rivera.

Confesiones del niño Senén

Senén Casas Pantaleón solo tiene ocho años, pero conoce de las injusticias y asesinatos a pequeños palestinos de su edad, por el régimen de Israel. Eso lo motivó a asistir a la Tribuna Antiimperialista José Martí con símbolos que representan la resistencia del hermano pueblo árabe


Senén Casas Pantaleón solo tiene ocho años, pero su familia y en la escuela le explican las injusticias y asesinatos a pequeños palestinos de su edad, por el régimen de Israel.

Eso lo motivó esta mañana 1º de Mayo a asistir a la Tribuna Antiimperialista José Martí con símbolos que representan la resistencia del hermano pueblo árabe y su banderita cubana, esa que se comprometió a defender siempre.

Senén nunca dejó de mover esa bandera, apoyado en los hombros de su padre.

Algo sorprendido quedé cuando el pequeño explicó: «Yo creo que sé por qué estamos aquí, frente a la embajada de Estados Unidos en Cuba, porque el gobierno norteamericano intenta mostrar al mundo que manda ayuda médica a la zona de Gaza, pero lo que llegan son bombas para que Israel siga masacrando”.

Cuando la paz la exigen los niños. / Ricardo Gómez.

Senén se acomoda la Kufiya que le rodea la cabeza y el cuello, ese símbolo de la resistencia palestina y vuelve a la carga con un lenguaje sencillo, claro y diáfano que sólo es capaz de salir del intelecto de un niño: “Me di cuenta de algo muy interesante; ¿por qué no dejan a Rusia participar en los Juegos Olímpicos, si sólo defiende que no rodeen sus tierras; sin embargo, se lo permiten a Israel con el genocidio que está haciendo?

Como si fuéramos amigos de toda la vida, el niño habló de sus hermanas jimagüas que estudian gratuitamente en la Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin, en la capital. Confesó que su mamá ya no labora en una cadena hotelera, donde antes estaba, pero que ella y su papá les enseñaron que hay que entregarse al trabajo duro y diario… Allí fue cuando el padre, ese hombre fornido que mantuvo siempre a Senén en sus hombros, interrumpió el diálogo, quizás para aclarar asuntos o evitar otro don que tienen esos enanos mágicos, que es revelar confesiones ocultas en el corazón.

Toda la mañana estuvo Senén en los hombros de su padre. / Ricardo Gómez.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos