Presidente de Guatemala
Foto./ guatemala.gob.gt
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Guatemala y sus expectativas de cambio

Deudas históricas y poderes enquistados en el Estado esperan a Bernardo Arévalo en la presidencia


Tras largos meses de incertidumbre, tensión política, confrontación y polémicas, el líder progresista del Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo, ganador de los comicios presidenciales celebrados en agosto de 2023, asumió finalmente como jefe de Estado de Guatemala, junto con su compañera de fórmula, la científica y socióloga Karin Herrera.

La asunción de Arévalo y Herrera –que estarán al frente del país durante el período 2024-2028– se mantuvo en entredicho hasta el último minuto debido a investigaciones judiciales que abrió el Ministerio Público (MP) guatemalteco contra ambos, su partido político e incluso el proceso electoral que le dio la victoria, al considerar que sus resultados serían nulos.

De hecho, la ceremonia oficial de traspaso de mando se realizó con más de 10 horas de retraso, por vulneración de procedimientos rutinarios del Congreso saliente para también sabotear la investidura.

Fueron uno tras otros los intentos del ahora exoficialismo de descarrilar la toma del poder de Arévalo, actitud que generó condenas de la comunidad internacional y mantuvo al pueblo en las calles durante varias semanas de protestas.

Arévalo, símbolo de la lucha contra la corrupción, ganó las presidenciales de la mano del partido progresista Movimiento Semilla, nacido de las manifestaciones contra la corrupción que se registraron en Guatemala en 2015, y sucede en el poder a Alejandro Giammattei. Este último, en un claro mensaje de rechazo a la nueva dirección, no asistió a la ceremonia de investidura y, en su lugar, envió una representante. 

Los conflictos entre la dupla presidencial electa y la fiscalía comenzaron semanas antes del triunfo en el balotaje.

La jornada marcó varios hitos políticos, pues el académico se convirtió en el candidato más votado de la historia del país centroamericano, con más de 2.4 millones de votos, y es el primer hijo de un expresidente en asumir la presidencia. Su padre, Juan José Arévalo, fue el primer mandatario popularmente electo en Guatemala tras la Revolución de 1944.

Poco después de que las autoridades electorales confirmaran su victoria, con 58 por ciento de los votos, frente al 37 por ciento que obtuvo la conservadora Sandra Torres, el hoy presidente definió la amplia participación de los guatemaltecos en los comicios como un acto de defensa de la democracia, sobre todo en un momento histórico para el país que significó un acto de valentía.

El sociólogo de 65 años consideró que el alud de votos a su favor reflejó que la ciudadanía está harta de la corrupción enquistada en el Estado y anhela cambios reales que transformen la política nacional y abran paso a una verdadera institucionalidad democrática.

Sus propuestas

Este doctor en filosofía y licenciado en sociología dice que con vistas a generar desarrollo para las grandes mayorías en Guatemala lo más importante es atender áreas como la salud, la educación, la infraestructura. Sin embargo, considera que “lo más urgente” es frenar la corrupción, porque de lo contrario las instituciones no harán un buen trabajo.

«Tío Bernie», como lo llaman con cariño sus seguidores, afirma que desde el Ejecutivo impulsará acciones encaminadas a evitar que se mal utilicen los fondos públicos.

El candidato del partido Semilla hizo públicas 10 medidas que serían implementadas para el combate a la corrupción, entre las que se destaca la creación de un “Gabinete Específico Anticorrupción”, encargado de formular propuestas destinadas a reformar leyes y acuerdos a fin de potenciar la transparencia. Las reformas incluirán la “muerte civil” con la cual las personas condenadas por actos de corrupción serán inhabilitadas para ejercer cargos públicos.

Además, la creación de la Comisión de Vigilancia Anticorrupción, que integrarían funcionarios públicos y miembros de la sociedad civil, cuya función será la de recomendar acciones que garanticen el cumplimiento de la ley de acceso a la información, compras o contrataciones.

En materia de seguridad, Arévalo proclama que se requieren de tres acciones puntuales y de manera inmediata: controlar los territorios, con el necesario fortalecimiento de la Policía Nacional Civil y el Ejército; y fiscalizar las cárceles, algo que requiere una reforma integral que permita reducir el hacinamiento y evitar que desde su interior se ordenen extorsiones, homicidios y otros delitos. El tercer eje es el uso de la inteligencia policial con el objetivo prevenir delitos y desbaratar las bandas criminales antes de que se fortalezcan.

El candidato del partido Movimiento Semilla dice que su plan responde a los problemas de Guatemala y prefiere no compararlo con las extremas y polémicas –pero eficientes– medidas contra la delincuencia que implementa en El Salvador su homólogo Nayib Bukele.

El plan de gobierno también incluye las denominadas “10 semillas para recuperar el futuro”, las cuales buscan mejorar todo lo concerniente a temas de educación, salud y cultura; el fortalecimiento de las instituciones con el propósito de mejorar la seguridad social de los guatemaltecos; la lucha contra la desnutrición, así como el apoyo al sector agrícola o programas de respaldo a los emprendedores. 

El desafío del Congreso

Pero, pese a todas las intenciones de mejora, Arévalo deberá enfrentar también el desafío de gobernar con un Congreso de mayoría opositora. Semilla cuenta con apenas 24 escaños en el Parlamento y tendrá que medir fuerzas contra los 27 del bloque conservador Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y los 40 del derechista partido Vamos, fundado por el ahora expresidente Alejandro Giammattei.

El nuevo jefe de Estado recibirá un gobierno y un Estado terriblemente debilitado por la corrupción, que a su parecer «no solo roba el dinero», sino que también «atrofia a las instituciones». Por ello, expresó que uno de sus principales desafíos será también lograr que «las instituciones públicas respondan a las necesidades de la población y recuperar la capacidad ejecutiva».

Otro desafío muy específico lo tendrá en la Fiscalía, que sigue encabezada por Consuelo Porras, figura principal de las múltiples zancadillas contra él y cuya remoción exigieron largamente el Presidente y sus seguidores durante varios meses de protestas en las calles.

Los obstáculos y demoras en la juramentación de este 14 de enero mantuvieron en vilo al país y, por un momento, la población pensó que el Presidente podría no asumir el cargo y volvió a salir a protestar

Y es que los guatemaltecos ven en Arévalo una esperanza de cambio a décadas de marcada corrupción en el Estado. Por ello, su ideología encontró el rechazo de la élite económica y de esos poderes enquistados históricamente en el país.

Los opositores lo calificaron de «comunista» y aseguraron que, de llegar a la presidencia, acabaría por expropiar tierras a los más ricos, algo que jamás dijo.

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