Honduras: el comienzo de una nueva era

Xiomara Castro de Zelaya prometió la refundación de un “Estado socialista y democrático”. (BBCMundo)
Castro de Zelaya prometió la refundación de un “Estado socialista y democrático”. (BBCMundo)

Por Yailé Balloqui Bonzón

Con el mítico “Hasta la victoria siempre” culminó Xiomara Castro de Zelaya su discurso de investidura en Honduras, un país con tendencia al conservadurismo y que vivió casi 13 años atrás la amarga experiencia de que las huestes de derecha, auspiciadas por foráneos que reniegan de la democracia y el progresismo, sacaran abruptamente del poder un gobierno que estuvo encabezado por el esposo de la hoy primera mujer al frente de esa nación centroamericana.

Fue el 28 de junio de 2009, en horas de la madrugada, cuando el entonces presidente constitucional, Manuel Zelaya, resultó secuestrado de su residencia por militares y expulsado a Costa Rica, con lo que se concretó un golpe de Estado en su contra. ¿Su delito? Mostrar sus tendencias progresistas; adherirse a la iniciativa Petrocaribe, a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP); y patentizar su apoyo a Cuba, Venezuela y al entonces presidente de Bolivia Evo Morales. Asimismo, propuso una consulta no vinculante para preguntarle a la población si aceptaba que en las elecciones de noviembre de 2009 se cuestionara además sobre una Asamblea Nacional Constituyente. Esto, el detonante para “condenarlo”.

Desde entonces Honduras vivió sin democracia, se instalaron el saqueo, los fraudes, y continuó siendo el tránsito protegido de la droga que viaja desde el sur del continente hasta Estados Unidos. La nación estuvo divida social y políticamente, cargó además con los problemas generados por la covid-19, los desastres naturales y las consecuentes crisis que ello ha generado alrededor del mundo.

Hoy esa realidad podría tener una tendencia al cambio. Xiomara Castro pretende enfrentar todos esos desafíos. En su trascendental discurso de investidura compartió una agenda de más de 20 puntos con las principales prioridades de su gobierno. La primera mujer que toma las riendas de la nación centroamericana en los 200 años de historia como república ganó las elecciones del pasado 28 de noviembre con el 51.12 por ciento de los votos para su Partido Libertad y Refundación (Libre) y otras fuerzas políticas que la apoyaron. Obtuvo una victoria única, tanto por el elevadísimo número de sufragios como por la masiva participación –alrededor del 80 por ciento del padrón electoral– en una contienda donde las grandes mayorías salieron a votar por el cambio.

No pocos desafíos

Pero lo cierto es que Xiomara Castro no tiene un camino fácil por delante, si se toma en cuenta, sobre todo, una división en el Congreso que terminó en riña entre legisladores afines a la actual presidenta. La división provocó que el órgano juramentara dos juntas directivas paralelas, lideradas por sendas fracciones del Libre. Días antes de la toma de posesión, una parte de su propio partido decidió separarse de la posición oficial y nombraron a un presidente paralelo del Congreso que no era el que previamente habían acordado con la presidenta.

La pobreza extrema ha sido una constante en esa nación y en los últimos años se ha incrementado notablemente. En su discurso de investidura, Castro de Zelaya explicó que la deuda externa creció en 700 por ciento, la pobreza se incrementó en 74. “Honduras ha sido hundido estos últimos 12 años y lo recibo en bancarrota. Una catástrofe económica y social que no tiene parangón en la historia del país”, aseguró en su discurso de investidura, al tiempo que prometió la refundación del “Estado socialista y democrático”. La mandataria, de 62 años, reveló también su propósito de rescatar la economía nacional sobre la base de la transparencia, la eficiencia de la producción y un sistema de justicia social que garantice una distribución de la riqueza y un ingreso nacional que favorezca a las mayorías.

Datos de la ONG Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh) cifran que 71 por ciento de los casi 10 millones de habitantes viven en la pobreza, casi la mitad de ellos en pobreza extrema. Se agudizaron en los últimos 12 años el desempleo, la exclusión social, la corrupción y la impunidad, aspectos que ya eran parte de los problemas estructurales que Honduras ha padecido por décadas. Sobre los dos últimos, la flamante estadista prometió que una de sus tareas será combatirlos, para lo cual, acotó, pedirá ayuda a Naciones Unidas.

No han sido pocos los detractores que le auguran un gobierno “bajo la sombra de su esposo”, pero otros también reconocen su total autonomía durante la campaña electoral, si bien él seguirá siendo una voz dentro del partido, ella ha demostrado también su capacidad de liderazgo, que se tradujo en las urnas.

Sin duda, un grave problema es el constante flujo migratorio de los ciudadanos hondureños hacia México y Estados Unidos, lo que hace más que patente la búsqueda de la justicia que promete Xiomara. Las reivindicaciones de las luchas sociales de las mujeres y de los pueblos indígenas devinieron uno de los motores de su campaña. Para reafirmar su posición en favor de la igualdad de género, su programa de gobierno se basó en la consigna “Vivir las mujeres en un país libre de violencia”.

Visión hacia el mundo

Vicepresidente Valdés con Xiomara Castro, presidenta de Honduras
Cuba y Honduras ratificaron el interés de continuar profundizando las relaciones bilaterales. (Estudios Revolución)

Unos de los “delitos” que no perdonaron a Manuel Zelaya fueron sus estrechas relaciones con los gobiernos progresistas de América Latina en aquel momento. Por eso, hoy otro de los desafíos de la esposa del expresidente es retomar el espacio dentro de la democracia latinoamericana. Para ello ya restableció relaciones diplomáticas con Venezuela, nación de la que se había distanciado el Ejecutivo encabezado por Juan Orlando Hernández. En una misiva enviada por el mandatario Nicolás Maduro a la presidenta, el bolivariano le asegura que “ha empezado una nueva era para el pueblo de Honduras, luego de 12 años de gobiernos autoritarios y corruptos”.

Igualmente, se continúan estrechando los vínculos y simpatías con partidos similares del continente, y Cuba no es una excepción. El vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa lideró la delegación a la ceremonia de investidura y patentizó que, con este triunfo, se abren nuevas perspectivas para fortalecer los nexos históricos y de solidaridad entre ambos países.

Para las izquierdas latinoamericanas, Honduras representa un nuevo avance en la democracia participativa y, a no dudarlo, sus nuevas circunstancias políticas conllevarán nuevas batallas desestabilizadoras por parte de esos poderosos entes económicos y gubernamentales que persisten en ver a América Latina como su patio trasero.

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