Evocan la noche en que un volador perforó la oscuridad y la primera transmisión inundó el éter
Ciego de Ávila, domingo 3 de febrero de 1924, 8:30 de la noche. Algo, ligeramente distinto, distingue a la calle Independencia. Debe ser el grupo de sillas y taburetes que algunos vecinos han sacado, no para acomodarse a conversar, a respirar el aire fresco o a contemplar la luna (como tantas veces), sino para ser testigos de una novedad que acentúa la curiosidad del vecindario.
De repente, un volador o fuego artificial despega hacia lo alto desde la Gran Farmacia Central. No es el detonante propio de una fiesta popular, tampoco fatídico aviso. En breve saldrá al éter la señal de la primera emisora radial en el territorio.
Sábado 3 de febrero de 2024. Exactamente un siglo después, directivos y trabajadores del sistema radial en toda la provincia, personalidades invitadas que han viajado desde la capital cubana, autoridades del Partido, del Gobierno, población… no tienen que cerrar los ojos para revivir aquel pretérito momento.
Ahí está, como si fuese aquel día, el periodista Luis Marauri Mendoza, ofreciendo bienvenida a la farmacia en nombre de su dueño: el doctor Eduardo Valdés Figueroa, quien, impecablemente vestido de blanco anunciará el nacimiento de la 7BY “para dar a conocer nuestras ofertas y estar al tanto de la vida cultural de esta ciudad que, sin duda, crecerá mucho y en la que siempre se pondrá la mejor música”.
Con fino toque de costumbrismo, historia y cultura, la estampa anterior es apenas una entre las múltiples formas que ha encontrado la radio avileña actual para festejar su centenario, desde la emisora provincial (radio Surco) hasta las cuatro que funcionan a instancia de municipios, a la par de seis corresponsalías.
El suceso, sin embargo, va -y tiene que ir- mucho más allá de lo puramente institucional, laboral, profesional; más allá de los doscientos y tantos hombres y mujeres que hacen radio en toda la geografía avileña, para calar en miles de hogares, por medio de una programación apta para entallar a la medida de las más diversas edades, gustos y preferencias.
Remarca tal sentido de pertenencia la muy bien ganada denominación de Capital de la locución cubana, concedida a Ciego de Ávila desde el año 2003 para honrar una arraigadísima tradición, modelada por voces como las de Fernando Alcorta, Manolo Ortega, Eddy Martin, Orlando Castellanos, Héctor Rodríguez, Alberto Pardo, René del Río, Laritza Ulloa y muchos más.
Por ello, a contrapelo de todo lo que en otras condiciones hubiera podido quedar mucho mejor, a contrapelo de adversidades y escaseces propias del momento actual, el locutor Antonio Nápoles resaltó en declaraciones de prensa la “magnífica concepción y realización” de un programa que dignifica a estos cien años, y afirmó haberse sentido, desde su llegada a Ciego de Ávila, como lo que siempre han sido los radialistas del territorio y del país: una gran familia.
