La ciénaga del tesoro

La ciénaga del tesoro
El Pantanal. Humedal más grande del mundo. Se dice que su extensión es mayor que 29 estados de Estados Unidos y al menos nueve países europeos (Foto: WWF).

Durante décadas se ha asociado a zonas pantanosas o cenagosas con sitios insalubres, hospederos incluso de las más raras criaturas salidas de la mitología y la ficción. Esa visión llegó a limitar el estudio y conocimiento humano de estos sitios y, por ende, de sus beneficios y funciones. Muchos fueron drenados o transformados forzosamente para utilizarse en  la  agricultura, la  ganadería y otras actividades económicas.

Una conferencia intergubernamental, celebrada el 2 de febrero de 1971, en la ciudad iraní de Ramsar, logró cambiar esa percepción y propició el desarrollo de una conciencia mundial acerca de la imperiosa necesidad de preservar esas áreas, denominadas humedales.

Fue allí donde surgió la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, que luego adoptó el nombre de Convención de Ramsar. Es hasta hoy el único de los modernos convenios medioambientales que se centra en un ecosistema específico. Aunque en sus inicios estaba orientado sobre todo a la conservación y uso racional en relación con las aves acuáticas, actualmente reconoce la importancia de los ecosistemas de humedales, fundamentales en la conservación global y el uso sostenible de la biodiversidad.

El tratado entró en vigor el 21 de diciembre de 1975 y no fue hasta 26 años después de su firma que se celebró por primera vez el Día Mundial de los Humedales, un 2 de febrero de 1997.

¿Qué son los humedales?

Los humedales son extensiones de tierra sumergidas de forma permanente en agua dulce o salada, de ahí que pantanos, turberas, marismas, arrecifes de coral, manglares, deltas, lagos y ríos, entre otros sistemas acuíferos, pertenecen a dicha categoría. En tanto, embalses, salinas o estanques integran los denominados humedales artificiales.

Estos ecosistemas híbridos son vitales para la supervivencia humana. Según el propio sitio Ramsar: “son unos de los entornos más productivos del mundo y cunas de diversidad biológica, así como fuentes de agua primaria de las que innumerables especies de animales y plantas dependen para subsistir”.

Distribuidos a lo largo de todos los continentes, excepto en la Antártida, los humedales ofrecen recarga de aguas subterráneas, contribuyen a la mitigación del cambio climático y dotan de alimentos, agua potable y refugio a personas y animales.

La ciénaga del tesoro
Ciénaga de Zapata. Mayor y mejor conservado humedal del Caribe Insular. (Foto: Destino Cuba).

José Manuel Guzmán Menéndez, el coordinador de proyectos de la Agencia de Medio Ambiente del Citma, señala que esos sistemas naturales o construidos por el hombre “brindan servicios esenciales como la filtración, la recarga y el abastecimiento de agua con parámetros de calidad que posibilitan su empleo en la agricultura, la vida diaria y actividades industriales. Además, constituyen una fuente muy importante de diversidad biológica, pues acogen a varias especies de consumo y que tributan de igual forma a la estabilidad del entorno”.

El Pantanal es el humedal más grande del mundo; su superficie se extiende a lo largo de Bolivia, Brasil y Paraguay. También llamado «reino del agua», constituye una enorme reserva de agua dulce fundamental para la estabilización del clima y la conservación del suelo.

Un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (reconocido por las siglas WWF), reporta que El Pantanal alberga la mayor concentración de cocodrilos del mundo (unos 10 millones de caimanes); cuenta con una de las densidades más altas de jaguares (el felino más grande de América) y refugia a la especie de loro de mayor tamaño, el guacamayo azul o jacinto.

Esta exótica diversidad hace que millones de turistas le visiten anualmente, pero atrae también a forajidos que con actividades  de caza y pesca impactan en el desequilibrio del ecosistema.

La preocupación en torno a la degradación vertiginosa de los humedales y su conversión para otros usos persiste. Se estima que en los últimos 35 años han desaparecido más del 50 por ciento de los existentes en todo el mundo. Es por ello que cada 2 de febrero se promueve la conservación y uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales, como contribución al logro de un desarrollo sostenible. No obstante, el manejo de los humedales constituye un reto global que se enfrenta cada día del año. Así lo reconocen los 172 países contratantes que integran actualmente la Convención de Ramsar. Cuba es uno de ellos desde el año 2001.

La mayor de las Antillas cuenta con seis sitios Ramsar, incluidos en la lista de Humedales de Importancia Internacional. De acuerdo con Guzmán Menéndez, en el país se ha dedicado mucho tiempo al estudio del funcionamiento y los beneficios de esas zonas para su conservación y mejor aprovechamiento en equilibrio entre personas, plantas y animales.

Sitios Ramsar en Cuba

  1. Ciénaga de Zapata. Declarada Sitio Ramsar en 2001 y Reserva de la Biosfera de la Unesco en el año 2000. Se considera el mayor y mejor conservado humedal del Caribe Insular. En sus más de 4 000 kilómetros cuadrados de extensión convergen cientos de especies de aves migratorias y especies autóctonas.
  2. Ciénaga de Lanier y el Sur de la Isla de la Juventud. Segundo mayor humedal de agua dulce de Cuba, después de la Ciénaga de Zapata. En el sitio persisten huellas de culturas precolombinas y habitan tres especies amenazadas: la tortuga verde, la caguama y el cocodrilo americano.
  3. Humedal Delta del Cauto. El más extenso, complejo y mejor conservado sistema deltaico de Cuba y uno de los más importantes del Caribe. Es además el segundo humedal en extensión del país y el tercero de América Latina. Atesora uno de los ecosistemas de manglares mejor conservado de la isla.
  4. Humedal Río Máximo-Camagüey. Es el mayor sitio de anidación de flamencos de todo el Caribe y las Antillas, y refugio de otras aves migratorias de América del Norte, Central y del Sur.
  5. Gran Humedal del Norte de Ciego de Ávila. Se extiende por cinco de los 10 municipios de la provincia. Comprende dos represas costeras únicas: las lagunas de la Leche y la Redonda, e incluye áreas protegidas como la reserva ecológica centro-oeste de Cayo Coco y los refugios de fauna El Venero y la Loma de Cunagua.
  6. Reserva Buenavista. Situada entre las provincias de Villa Clara y Sancti Spíritus. Declarada sitio Ramsar en 2002 y Reserva de la Biosfera de la Unesco en 2001. Contiene el área protegida Parque Nacional Caguanes, los refugios de fauna Las Loras y Cayo Santa María y la reserva ecológica Cayo Francés.

Preservar y restaurar

Restaurar, conservar, usar sus recursos de manera racional, implementar un turismo sostenible, plantar árboles son tareas en las que podemos implicarnos todos a partir de una mayor sensibilización con los valores de los humedales y los beneficios que aportan a los ecosistemas.

Desde Cuba se acometen diversas acciones e impulsan proyectos como Manglar Vivo, auspiciado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. La iniciativa busca reducir las inundaciones costeras a través de un sistema de restauración de la primera línea de costa y de los bosques, y humedales costeros en las provincias de Artemisa y Mayabeque, mediante el crecimiento del ecosistema de manglar y otros de bosques de ciénaga. El proyecto permitió además a las personas sensibilizarse y capacitarse sobre la manera más efectiva de preservarlos para incrementar la calidad de vida.

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El Humedal Delta del Cauto atesora uno de los ecosistemas de manglares mejor conservado de Cuba. (Foto: Radio Bayamo)

También el Proyecto Mi Costa, impulsado por la Agencia de Medio Ambiente, busca rehabilitar ecosistemas costeros como los bosques de manglares y de ciénaga, y los hierbazales. “El programa se suma a otras iniciativas del sistema de las Naciones Unidas en Cuba que, en alianza con instituciones nacionales, apoyan el plan de Estado Tarea Vida y potencian la lucha contra el cambio climático como una de las prioridades de la cooperación internacional en el país”, reporta la Asociación Cubana de Naciones Unidas (Acnu).

La educación ambiental, capacitación e información, y el trabajo comunitario suman valía a estos proyectos que desde Cuba impulsan la preservación y restauración de los tesoros que esconden nuestros humedales.

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