Evocación del documental Esa es la vida Octavio, del actor y realizador Patricio Wood, merecedor del Premio del Círculo de Cultura de la Upec en la edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano
Por. / Isidro Fardales y Sahily Tabares
Fotos. / Yasset Llerena
Múltiples emociones suscitan figuras prominentes del cine cubano y el género documental. Este se nutre de la materia prima socio-documental e histórica; o sea, es una película armada con material tomado de la realidad. Por su configuración estética, responde a voluntades expresivas, no se limita a las funciones informativa, publicitaria o didáctica.
Ocurre así al evocar el documental Esa es la vida Octavio, realizado por el primer actor Patricio Wood. La obra obtuvo el Premio del Círculo de Cultura de la Unión de Periodistas de Cuba, en la pasada edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Ningún recurso suple el valioso testimonio de un creador inspirado en la vida y la obra del cineasta Octavio Cortázar. Por esto, periodistas, artistas, técnicos y públicos, acudieron a la sede de la Upec para apreciar vivencias poco conocidas.
Provocadora fue la primera interrogante dirigida a Patricio: ¿Es posible rememorar detalles del proceso creativo hasta definir la concreción del proyecto?
Según contó: “La idea de hacer un documental dedicado a la trascendencia del cineasta Octavio Cortázar pudo surgir como un brote natural del afecto. A los 14 años se presentó ante mí el desconocido que me condujo a construir un personaje en su película El brigadista. Ese empeño nos unió definitivamente en una experiencia humana que atesoro por siempre.
“También la idea pudo tener su génesis durante la merienda compartida en un cayo donde firmamos el filme Guardafronteras. Cuando le pregunté sobre su vida, su juventud, su familia, Octavio se levantó y me dejó verle una nueva estatura, al responder dándome la espalda: ¿Para qué quieres saber eso, Patricio?
“Su pasado me lo dejó vedado en el Vedado, y así transcurrió la amistad”.
Apenas una breve pausa bastó para reiniciar el camino de vuelta.
“No fue hasta después de su muerte, en el año 2008, que comenzaron a llegarme informaciones sobre Octavio. El cineasta y artista visual Pedro García Espinosa me entregó el video de una entrevista a Cortázar realizada por los periodistas Virgen Gutiérrez y Orlando Castellanos. Esto enriqueció la acumulación de informaciones de todo tipo, incluyendo la música que Sergio Vitier compuso para sus filmes.
“Por mi parte, sumé diálogos con familiares y creadores fundadores del Icaic.
“El guion resultó ser un docudrama largometraje; recibí la propuesta del veterano Santiago Llapur para producirlo. El proyecto fue aprobado para su realización en la segunda convocatoria del Fondo de Fomento del Cine Cubano. Es una oportunidad profesional abarcadora; pues en el inicio impulsó la convocatoria de audiovisuales y dibujos animados Icaic. También sumó al canal Cubavisión como coproductor”.
Apenas se detuvo en el recuento. Hizo referencia a la grabación del documental en el año 2021.
“Estábamos en plena pandemia de la covid y nuestro país reportaba 10 000 casos diarios. Por lo que el premio al esfuerzo de todos los participantes y la remodelación de las ideas iniciales fue apasionante.
“El arte tiene dos enemigos intrínsecos: mucha información o poca información. Sentí que mi propuesta adolecía del primero y en este sentido ocupó tiempo decantar.
“Corregimos los encuadres para enfocarnos en la faceta profesional del protagonista y así sortear determinados escollos, entre ellos, la poca calidad de los archivos. En beneficio de la puesta influyó el actor Carlos Alberto Méndez, quien interpretó a Octavio joven.
“Más allá de una posible estética, prevalece en el documental el íntimo deseo de negar la desaparición física de Octavio Cortázar hasta pretenderlo tan cercano como un codirector. También pensamos en un destinatario al que le resulte útil conocer la hechura de una nueva cinematografía y a sus realizadores. Entre ellos, él expresa una singularidad ejemplar”.
Wood agradeció la mirada inevitablemente periodística del jurado.
“Pues supone buscar la pregunta, y esa es una alta gracia del cine. Un documental es hijo de la entrevista donde el verbo apenas descansa. Ese género tiene gran preponderancia en la obra de Octavio y en nuestra historia; ese recurso alcanzó ribetes escénicos renovadores para el nuevo cine que se quería y se podía hacer en Cuba.
“Me sorprendió la magistral integración de tan disímiles procedencias logradas por el editor Armando Alba y el sonidista Camilo Ferrara. Logramos poner de acuerdo a un tipo de jurado que no es fácil poner de acuerdo, y lo digo desde el afecto que me inspiran.
“Octavio y yo queremos dedicar este premio a la memoria del cineasta y amigo Enrique Pineda Barnet, primer alfabetizador en Cuba, pues concedió su última entrevista para este documental”.
Otro disfrute compartido lideró en el encuentro tras la exhibición de Esa es la vida Octavio. Los testimonios de prestigiosas figuras: Raúl Rodríguez, director de fotografía, y de los directores Manuel Herrera, Manuel Pérez Paredes y Pineda Barnet trajeron al presente la sensibilidad artística y los valores de un creador galardonado con premios nacionales e internacionales.
Dejó sólidas huellas en la docencia y fundó la Casa Productora de documentales Hurón Azul de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Su obra es testigo parlante revivida por el actor Patricio Wood. Ambos evidencian la fe de dos artistas raigales.