Foto. / Leyva Benítez
Foto. / Leyva Benítez

“La música se nutre del intelecto”

Memoria y valoraciones del maestro Guido López-Gavilán sobre la música contemporánea, su incidencia en la formación del gusto y de la espiritualidad de los públicos, sin límites de edades


Verlo en el escenario, dispuesto, vital, cálido, motiva evocar los múltiples desempeños creativos de este virtuoso. De ningún modo necesita la ejecución en la actitud comunicativa. Con el gesto hacia los músicos trasciende el ademán del buen gusto, manifiesta educación, seguridad y elegancia, demuestra la valía del artista instruido.

El maestro Guido López Gavilán, compositor, pedagogo y director de orquesta, disfruta al cultivar saberes, búsquedas, hallazgos. Defendió su tesis de Doctorado en Ciencias sobre Arte en el ISA con el tema La Dirección Orquestal Sinfónica y su expresión en Cuba. Con este contenido abarca el período comprendido entre 1922, fecha de fundación de la primera orquesta sinfónica, y el año 2022, al cumplirse el primer siglo de ese acontecimiento. También estudió los principales hitos de la profesión y los fundamentos propios de la disciplina.

Ese acervo orientado hacia la investigación le rinde frutos al frente de la Orquesta de Cámara Música Eterna y le propicia robustecer lo aprehendido durante diferentes momentos de la existencia.

Como presidente de la edición 35 del Festival Internacional de Música Contemporánea de La Habana, organizado por la Uneac, apreció, de manera especial, “el sentido de sonoridades y ritmos que constantemente abren los caminos del progreso de una importante esfera artística en el quehacer de nuestro país”.

En su opinión, el diseño del programa inclusivo de talleres, conciertos, sesiones teóricas, clases magistrales, estrenos de piezas, diálogos fructíferos entre creadores jóvenes y consagrados, demostró la necesidad de conocernos y reconocernos en repertorios fundamentales y quehaceres de notables personalidades.

Elogia la permanencia del Festival en el interés de artistas y públicos.

De ningún modo olvida el valor de tradiciones que renuevan la contemporaneidad. Hace énfasis en los aportes de compositores emblemáticos devenidos referentes en la academia: María Matilde Alea, Félix Guerrero, Juan Piñera, Roberto Valera, Electo Silva, Alfredo Diez Nieto, Héctor Angulo, Beatriz Corona.

Le satisface destacar el magisterio de jóvenes talentosos. Nombra a Pepe Gavilondo, Jorge Amado y otros que cursan estudios, y fueron activos participantes en el festival.

Evidencia su emoción al comentar sobre la entrega del Premio Internacional Harold Gramatges al compositor y director sinfónico argentino Eduardo Kusnir.

“Empezó a hacer música electroacústica en Cuba y es uno de los grandes maestros con obras vigentes en este género. Hombre culto, sensible, integra elementos teatrales y combinaciones instrumentales acústicas protagonizadas por el humor y el absurdo”, comenta.

Suele ocurrir que, tras la clausura de eventos y festivales, estos apenas tienen seguimiento y presencia en las instituciones y los medios de comunicación.

Unas, otros, deben activar la continuidad necesaria desde una perspectiva artística mediante estrategias bien pensadas en provecho de procedimientos novedosos y fuerzas aglutinantes de la teoría y la práctica. Al maestro López-Gavilán le preocupa que los públicos, en su mayoría, apenas conocen la diversidad de géneros, estilos, tendencias y quehaceres de la vanguardia.

Hoy la información se acelera hasta límites insospechados y las acciones deben responder a ese ritmo vertiginoso.

“La cultura es rica, amplia, infinita. Queda mucho por descubrir, caminos por transitar. Más que formar ejecutantes de cada instrumento urge seguir formando músicos.

“A los noveles debemos darles libertad en función de la creatividad personal. Esta solo se consigue a partir del estudio, el aprendizaje y la superación constante. Ninguno de estos aspectos puede quedar a la zaga”, precisa.

Comentamos que todas las personas tienen derecho al entretenimiento, a recibir un legado de normas y valores de conducta, educar el oído, formar su gusto.

Guido asiente, enseguida destaca la importancia de las casas discográficas.

“Hay que estimular las jerarquías artísticas, ponderar el impacto sociocultural del fonograma en términos de sacar a la luz la memoria musical y traer al presente las actualizaciones en desarrollo transformador”:

Apenas hace una pausa y agrega: “La música se nutre del intelecto. Este necesita lenguajes y símbolos que impresionan por su significación. Estimulemos la espiritualidad, la legimitidad de los buenos proyectos, la comprensión de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos”

Justamente, en esa ruta crítica se inscribe la música contemporánea. Hay que seguir mirando hacia adelante para ver y escuchar el legado capital de nuestro patrimonio. Es amplísimo, espléndido, portador de cubanía y belleza, cautiva sin envejecer.

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