La nana de las encuestas

BOHEMIA sondeó el juicio de los cubanos sobre el año 2022, así como las expectativas para el siguiente y sus mañas para hacerlo próspero

Talía Suárez, Liudmila Peña | Marieta Cabrera | Liset García, Delia Reyes, Nailey Vecino | Laura Serguera, Caridad Carro | Dariel Pradas | Pastor Batista | Mario Bermello


¿Fue 2022 un año bueno o malo? Todos coinciden en que fue un tiempo difícil, pero la diversidad de subjetividades pudiera hacer un caleidoscopio los enfoques.

Fue duro en lo económico, sin duda. Sobre todo, porque al enquistamiento del bloqueo norteamericano contra Cuba –ya inmersa en un doloroso proceso de ordenamiento monetario, cambiario, financiero y de su estructura empresarial– se le sumaron los efectos provocados por diversas crisis derivadas del conflicto en Ucrania y las medidas coercitivas adoptadas contra Rusia, entre otras causas.

En ese contexto, afortunadamente, el nuevo escenario ocurría cuando el país conseguía inmunizar a su población contra el coronavirus SARS-CoV-2, gracias a un puñado de vacunas propias, y daba por terminada la cuarentena impuesta por la pandemia de covid-19.

No obstante, la felicidad rara vez es endémica. “El dengue ha sido un gran reto en 2022”, comenta a BOHEMIA la doctora en Ciencias María Guadalupe Guzmán Tirado, jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK). “Hemos tenido un elevado número de casos, con los cuatro virus de dengue circulando”, apunta la experta en esta enfermedad.

La alegría por retomar la normalidad se vio ensombrecida por las explosiones del Hotel Saratoga y de la Base de Supertanqueros de Matanzas, con muy dolorosas pérdidas de vidas humanas y materiales.

En este período continuaron modernizándose las legislaciones jurídicas, a tenor con lo preceptuado por la Constitución aprobada en 2019. Así, fueron aprobadas y puestas en vigor varias leyes que respaldan los derechos con mayores garantías para la ciudadanía. Para el doctor en Derecho Juan Mendoza Díaz, profesor de Derecho Procesal la Universidad de La Habana y presidente de la Sociedad de Derecho Procesal de la Unión de Juristas de Cuba, la aprobación del Código de las Familias mediante referendo popular, el pasado 26 de septiembre, constituye un hito jurídico con el que se ha abierto un amplio abanico de derechos.

Sin embargo, la institución familiar probablemente fue la más dañada en esta etapa: por las dificultades que impuso la escasez de bienes y servicios básicos, antes generalmente garantizados; y también porque muchos núcleos se vieron desmembrados tras la partida al exterior de algún integrante en busca de mejoras.

Así llegó el tiempo de sacar cuentas, despedir el año amargo y tejer las expectativas personales para 2023, tomando muchas veces un atajo en las tradiciones para poder inclinar la balanza a favor de una nueva vida. Con ese espíritu de júbilo y nostalgia que albergan las fiestas de diciembre, las familias intentarán seguir el curso de las costumbres. Muchas celebrarán con cenas no tradicionales, mientras otras sollozarán al mirar la silla vacía de los ausentes.

¿Un año para olvidar?

A fin de identificar los criterios de un grupo de la población adulta sobre qué fue para los cubanos el año 2022, así como sus expectativas para 2023, BOHEMIA también echó mano a una de sus tradiciones profesionales: la aplicación de una encuesta nacional para obtener un estudio descriptivo, si bien no se puede generalizar los resultados a toda la población, por tratarse de una muestra no probabilística.

Con tales bríos, durante el mes de noviembre se estudiaron personas de 15 y más años (76 por ciento ubicado entre los 20 y 49 años), de varios géneros (mujeres: 53.6 por ciento; hombres: el 44.6; otros: 1.8) y de cualquier provincia (57.2 por ciento de La Habana).

Para seleccionarlas, se utilizó el muestreo no probabilístico con la finalidad de llegar a grupos difícilmente accesibles por su ubicación o sin medios institucionales para su identificación.

Fue así que se obtuvo un total de 222 participantes para quienes se diseñó un confidencial formulario digital de 10 preguntas: tres demográficas (sexo, edad y provincia de residencia), dos para obtener criterios sobre el año que culmina, dos sobre las herramientas o los mecanismos psicosociales o espirituales de los encuestados para revertir adversidades y tres sobre las expectativas para el año próximo.

La información, obtenida y procesada de forma automatizada, permitió un acercamiento a las causas y comprensión de fenómenos que hoy se viven en la sociedad cubana. Según los encuestados, 2022 no fue un año como para recordar con agrado. Un 83.8 por ciento lo calificó de malo o muy malo, lo cual es lógico debido al impacto de factores económicos y sociales negativos en el período. Solo 4.5 por ciento tuvo la percepción de que esos 12 meses resultaron buenos o muy buenos, mientras que 11.7 por ciento lo recordará como un año regular, ni muy muy, ni tan tan.

Las causas más aquejadas fueron las carencias económicas que, sumadas a la inflación, engloban casi la mitad de los aspectos negativos expuestos; de ahí que se identifique la problemática económica como la más aguda en 2022. Le siguen los apagones y –en menor medida– la escasez de medicamentos y alimentos, que guardan una estrecha relación con lo anterior.

Otros aspectos negativos, citados frecuentemente, no consiguieron desplazar en prioridad a los ya mencionados, así fueran las discrepancias políticas y la mala gestión (colas, corrupción, desidia). Tampoco los problemas de transporte, de asistencia social y del sistema de salud. Menos percibidos como causas negativas fueron los motivos personales y el éxodo hacia el exterior, el incremento de delitos y los accidentes, y fenómenos meteorológicos que ha enfrentado el país durante el período.

Aunque en menor medida, los problemas del transporte también inciden en la gestión diaria de los cubanos y cubanas. / Yasset Llerena Alfonso

Desde luego, la encuesta reveló la percepción de aspectos positivos, aunque solo 34 personas las manifestaron. Predominan la labor de la ciencia cubana frente a la covid-19, los logros personales (profesional, salud, familia), la aprobación del Código de las Familias, el incremento de ofertas de empleo y la posibilidad de resolver carencias emigrando a otros países.

Resalta, entre los comentarios positivos, los nuevos proyectos para enfrentar lo negativo adecuadamente. “No he perdido las esperanzas”, expresó uno de los encuestados.

Gris con pespuntes negros

El diputado Enrique Alemán, líder del proyecto sociocultural Cabildo Quisicuaba para el mejoramiento de la vida en el barrio de Los Sitios, en el municipio Centro Habana, con toda su fe religiosa confía en que 2023 será un año próspero, de dicha, de abundantes bendiciones y alcance de todos los sueños individuales.

Mas, apenas 27.5 por ciento de los encuestados por el equipo de investigadores de BOHEMIA comparte el optimismo del también doctor en Medicina y antropólogo social, y cree que será igual (11.7 por ciento) o mejor (15.8) a 2022. Por el contrario, más de la mitad apuesta a que vendrá peor y casi un quinto de la muestra no arriesgó ningún pronóstico.

Es decir, 65.31 por ciento de los entrevistados por el sondeo reflejó algún grado de escepticismo con respecto a las posibilidades de levantar cabeza del país durante los próximos 365 días, respecto al escenario negativo de 2022.

En las aspiraciones para 2023, ocupa 33.3 por ciento el criterio de que mediante estrategias individuales en el exterior pudieran solucionarse parte de las problemáticas (sumados “salir del país”, 30.6 por ciento; y “viajar sin emigrar”, 2.7). En todo caso, 23.9 por ciento indicó, entre las aspiraciones, “mejorar las condiciones de vida”; mientras 13.5 por ciento se inclinó por la familia (armonía, unidad, disfrute, reencontrarse, poder ayudar).

Del canto en la ducha al rompezaragüey

Salga el sol por donde salga, los cubanos buscarán revertir las adversidades con algún “truco”, aunque las maneras parezcan paradójicas. Si algunos anotan en su agenda abandonar el país o viajar sin emigrar para revender cosas compradas en el exterior, otros activan el pensamiento positivo para luchar por subsistir. Unos se concentran y piensan en los más importantes, mientras otros piden consejos a amigos y, los de más allá, se resisten y ruegan a Dios o a los santos.

Mecanismos muy particulares no faltan: hay quien pide dinero a personas en el extranjero y hay quien cierra los ojos durante 10 segundos para pensar en lo que hubiese podido hacer y de las cosas malas o acciones no tan buenas que tomó. Y siempre está acudir al espiritismo, la cartomancia, la brujería…

Para mejorar y cumplir sus deseos, las personas echan su suerte a recursos sociales, psicológicos o espirituales. Según reveló la encuesta, como fórmulas sociales los cubanos se apoyan en su red fundamental, conformada por la familia y luego los amigos.

También se aferran a la vida, ayudan a todo el que puedan e intentan mantenerse ocupados. En vez de pensar mucho en lo que les falta, tratan de ser felices con lo que tienen. Como admitiera un encuestado: “lloro en la ducha cuando nadie en casa me ve y salgo luego con una sonrisa lo más creíble posible para seguir echándole ganas a esta realidad que vivimos”.

Igualmente, se organizan y cultivan alianzas para la ayuda mutua, comparten con personas queridas o ante todo aportan desde su trabajo a que el país sea mejor. Los seguidores de las herramientas psicológicas se buscan proyectos de vida que contribuyan a su crecimiento personal o realzan su autoconfianza antes de crear mayores expectativas que las posibles.

Para evitar el estrés, hay quien prefiere la autopsicoterapia y pensar en la mejor forma de resolver los problemas, principalmente el de la comida y el bienestar, asunto para el que priorizan el poco ingreso. “Sin salud nada se puede hacer”, reveló un entrevistado.

Si la cosa anda mal, muchos procuran no mortificarse tanto, “pues siempre encuentro alguna solución”. O acuden al humor y la reflexión. No pocos se han jurado “no coger lucha con nada ni con nadie”. En la dimensión espiritual, algunos intentan hallar fuerza para enfrentar las adversidades que se puedan presentar; otros van a la iglesia a celebrar la Navidad y el Año Nuevo, consultan la letra del año o constantemente oran desde la casa a la Virgen de la Caridad del Cobre.

Hay quien dijo recurrir a su madre, “que tiene la experiencia y fe en los años y cree en la Revolución y en Fidel”, y hay quien pide a todo lo que exista salir de esta crisis. Si de fórmulas peculiares se trata, un participante en la encuesta propuso meter las manos en una palangana con agua y gajos de abrecamino, rompezaragüey y vencedor para que sea el poder de la naturaleza quien nos ayude el próximo año.

Todos esos métodos solo serán efectivos si logran llevar consigo el espolvoreo que desde su puño hiciera el doctor Enrique Alemán: “Este país amado, que apuesta por un año mejor luego de tantas dificultades cotidianas vividas, necesita que todos soñemos en grande”.


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