Los desatinos de Milei

El presidente argentino arrasa con todo lo que le huela a pueblo y democracia, mientras abraza con efusión a la casta política más retrógrada de todo el planeta 


Los descabellados y maquiavélicos planes para la Argentina que ha ideado y puesto en práctica tienen ya nuevos episodios. Justo esta semana, y cumpliendo con una de sus promesas electorales, prohibió el uso del lenguaje inclusivo y cualquier referencia a la perspectiva de género en los documentos de la administración pública.

“No se va poder usar la letra e, la arroba, la x, y (hay que) evitar la innecesaria inclusión del femenino en todos los documentos de la administración pública”, precisó el portavoz presidencial, Manuel Adorn, al explicar los detalles de la decisión. Según añadió, las perspectivas de género se usan también como “negocio de la política”. La decisión está en línea con el rechazo del presidente ultraderechista a políticas de igualdad que él considera parte del “adoctrinamiento” del “marxismo cultural” y que pretende batallar.

Horas antes del anuncio oficial, el Ministerio de Defensa igualmente prohibió por decreto el uso del morfema e en reemplazo de las letras n y o en las comunicaciones de la dependencia, de las Fuerzas Armadas y de los organismos descentralizados.

El texto, publicado en el Boletín Oficial, indica que se impondrá el uso correcto del idioma castellano, porque cualquier desviación o desnaturalización de la lengua puede inducir a interpretar erróneamente lo que se desee disponer u ordenar. Para el presidente argentino, enfrentado al movimiento feminista, la ideología de género y el lenguaje inclusivo solo destruyen los valores de la sociedad.

Milei lloró y rezó en el Muro de los Lamentos mientras sus anfitriones bombardeaban y mataban de hambre a los habitantes de la Franja de Gaza. / lanacion.com.ar

Por si no le bastara, durante las últimas jornadas sacó de la televisión pública el programa de las Madres de la Plaza de Mayo, un espacio de memoria histórica que desde hace 16 años estaba en las pantallas todos los sábados.

El ultraliberal asumió el poder con ganas de recortar todo lo que pueda del Estado, incluso la historia. En la campaña negó que la última dictadura militar argentina (1976-1983) dejara 30 000 desaparecidos;  para él fueron solo 8 753, por lo que se le acusa de blanquear la dictadura.

Durante la contienda electoral lo vimos también proferir insultos de todo tipo a las políticas de género y, tras llegar a la Casa Rosada, encendió su motosierra y eliminó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Poco después su partido, La Libertad Avanza, presentó en el Congreso un proyecto de ley para penalizar el aborto en Argentina, donde es legal desde 2020, después de una larguísima lucha social.

Sigue así Milei las líneas de sus máximos inspiradores, los líderes de la ultraderecha global, el expresidente estadounidense Donald Trump o el principal del partido ultra español Vox, Santiago Abascal. Incluso colma de elogios al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. En América Latina, el “loco de la motosierra” pretende liderar una cruzada contra los valores más progresistas.

Con Trump ya tuvo un efusivo encuentro. Al margen de una reunión de dirigentes derechistas celebrada en Washington hace apenas unos días, el exaltado mandatario sudamericano lo encontró en los pasillos y le gritó “¡Presidente!” y lo atrajo hacia si en un cariñoso abrazo antes de fotografiarse con este.

En un video que dejó plasmado el momento, el exjefe de la Casa Blanca le dice a Milei en inglés “Hagamos grande a Argentina otra vez” y el sudamericano grita entonces en español su famosa frase: “¡Viva la libertad, carajo!”. No olvidemos que su admiración por el magnate inmobiliario de ideas retrógradas y degradantes fue proclamada durante toda su campaña electoral, y dejó siempre muy claro que todo lo que hacía era “inspirado en Trump”.

Se le pudo ver en varias ocasiones luciendo –como a sus partidarios– gorras con la leyenda “Hagamos grande a Argentina otra vez”, en un guiño al movimiento “Make America Great Again” (Hagamos grande a Estados Unidos otra vez).

En otro mensaje para patentizar su alianza con las hordas más reaccionarias y asesinas en términos políticos que pululan en esta humanidad, el ultraderechista se fue a “Israel” y allá se reunió con Netanyahu y, en lugar de hablar de paz, respaldó las políticas agresivas sionistas y atestiguó que trasladará la embajada argentina a Jerusalén, decisión que el mundo árabe tomó como una provocación. Además, rezó y lloró en el Muro de los Lamentos, mientras sus anfitriones bombardeaban y mataban de hambre a dos millones de palestinos de la Franja de Gaza.

Milei acapara titulares diariamente por cualquiera de sus actos; ninguno para bien, valga aclarar. Y los argentinos ya se lo sienten, incluso los que apostaron por él, según la más reciente encuesta de Opinaia, una de las consultoras más reconocidas del país y la que primero y mejor alertó sobre el fenómeno Milei.

La encuestadora encaró el tema con una pregunta básica: «¿Volverías a votar a Javier Milei?». De los 56 puntos que obtuvo en el balotaje que lo llevó al poder, el libertario hoy retiene 40. Un 11 por ciento de sus votantes no sabe si volvería a elegirlo y cinco aseguran que no cometerían la misma locura. Este último grupo de «desencantados», si bien es bajo, se duplicó respecto a las mediciones anteriores.

La consultora hizo la misma pregunta ya cuatro veces desde que Milei asumió la presidencia. Una en diciembre, dos en enero y la última en febrero. Los que no volverían a votar al libertario evolucionaron de dos a cinco por ciento. El por ciento de los que sí lo volverían se redujo de 43 a 40 y los indecisos oscilaron entre 11 y 12 por ciento. Veremos cómo sigue esta película sudamericana de terror …  

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