No todo fue perfecto en el Campeonato Panamericano de La Habana; sin embargo, se obtuvieron logros
Bajó el telón del evento más importante de tenis de mesa celebrado en Cuba: el VI Campeonato Panamericano. Hay motivos para la alegría, aunque quizás se esperaba un poquitico más, solo un poquitico, en nuestros resultados. Otros aspectos tampoco resultaron perfectos. Bueno, hasta el sol tiene manchas.
Pudimos disfrutar a 102 jugadores de 18 naciones, la mayoría de los más encumbrados en este deporte a este nivel, en porfía dominada de manera global por las estadounidenses (en el femenino) y los brasileños (en el masculino), clasificados para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Los dos hechos más destacables para los de casa fueron la medalla de bronce en el doble mixto (por los olímpicos Daniela Fonseca y Moisés Campos); y la clasificación del equipo masculino para el Campeonato Mundial de 2024, en Busan, Corea del Sur, gracias a Moisés, Andy Pereira, Adrián Pérez y Eday Gómez.
Un hecho muy importante, y mirando todo más allá del futuro de este deporte, es que hubo una cantidad de público superior a la que se pudo calcular, teniendo en cuenta la lejanía de Expocuba: unas 300 o 400 personas en varios de los momentos más interesantes.
Bárbaro Oliva, el entusiasta e incansable comisionado nacional y presidente de la Federación Cubana de este deporte, ofreció unas valoraciones objetivas y críticas para los lectores de BOHEMIA.
“La competencia empezó con algunos fallos desde el punto de vista organizativo. NO porque no hubiéramos tratado de tenerlo todo lo mejor posible. Lo digo por el fallo en el tema de la electricidad el lunes 11. Pero después se restableció, funcionó el área de calentamiento y logramos que fuera un éxito”.
Luego del fallo eléctrico, que impidió jugar durante una jornada, se tuvo un buen escenario, en una competencia que organizamos, en buena medida, con el propósito de mejorar o buscar puestos en el ranking, ahorrándonos, de paso, el presupuesto de tener que viajar al exterior.
La Federación Cubana fue reconocida para seguir organizando eventos de primera importancia.
“El masculino estuvo a un alto nivel, con Adrián Pérez ganándole al boricua Brian Afanador, quien llegó como el número noventa y cuatro del mundo. Hay que reconocer que fue el que mejor jugó en este torneo de la selección cubana, sin dejar de hacerlo con los medallistas de bronce. Pero Adrián ganó ese partido y después tuvo otro muy bueno”.
Y Oliva siguió con su análisis crítico:
“Es muy meritorio el desempeño de Cuba, una medalla de bronce en el mixto y clasificar el equipo masculino al mundial. No lo logró el femenino porque hicieron un sistema que no nos gustó: los últimos tres lugares los daba el ranking, no se discutieron en la mesa, algo que planteamos estamos en desacuerdo”. Entonces dio un remate más: “Yo creo que sí que es muy bueno y atractivo seguir haciendo eventos en Cuba”.