Mi serie favorita

Valoraciones sobre una expresión audiovisual que cautiva a creadores y públicos en Cuba y allende los mares


Aunque lo intentemos es imposible definir cuántas maneras existen de “ver” el mundo mediante las ficciones audiovisuales. Cada una abre ventanas diferentes para penetrar en las vidas de los otros. Intimidades, alegrías, frustraciones, miedos, dicen mucho sobre las existencias ajenas, quizás, también, obligan a reconocer los sentimientos, los conflictos propios agazapados en máscaras y en una idea punzante: “eso no me ocurre a mí”.

Al momento de elegir un género dramático para pasarla bien y no sufrir pocas personas seleccionan la tragedia. Pero cuando se trata de buscar la forma expresiva que más cautiva, las series son las vencedoras.

Durante el verano, la TV cubana las privilegia. Llegan de más de un país o continente. Temporadas y temporadas se suceden y vuelven a verse personajes conocidos, secretos revelados en algún momento y hasta alguna sorpresa, pues el que era bueno, de pronto, ya no lo es tanto. Ocurre, sí, como en la vida real.

A veces, los adictos al canal Multivisión repiten el sábado lo que degustaron entre semana: Chicago Fire, Hermanas hasta la muerte, From, El sastre, y tantas otras. Ningún detalle puede escapar cuando se trata de enfrentarnos al espejo, aunque no queramos vernos.

En el mundo, realizadores experimentados, incluso cineastas, prefieren escribir y dirigir series. Son conscientes de que no son cine, tampoco televisión, sino una experiencia audiovisual transversal que pone en práctica saberes y referencias para producir nuevas vivencias de lo popular.

Cuba no es una excepción. Aunque, por suerte, algunos creadores siguen fieles a las telenovelas.

Al talentoso guionista y realizador Rudy Mora le interesa incursionar en series que le permiten expresar el realismo, lo verosímil, al abordar temas contemporáneos. Foto./ Leyva Benítez

De ningún modo podía faltar en nuestro análisis el nombre de Rudy Mora, talentoso artista del audiovisual. Según nos ha comentado, le interesan más las series para desarrollar temas contemporáneos desde el realismo y la defensa de un elemento esencial: lo verosímil, lo creíble. Un ejemplo reciente de su producción fue la serie Primer grado. En ella se preguntó: ¿cómo los jóvenes cubanos viven su vida dentro y fuera de las redes sociales? ¿Cuántos conflictos pueden provocarse en la habitual interacción entre ellos?

Ciertamente, indagar, bucear en profundidad, son más que demandas, urgencias, las cuales pasan de voz en voz a través de personas de diferentes sexos y edades.

Nunca lo olvidemos: para ser reconocidos necesitamos contar nuestros relatos, no existen identidades sin narraciones, y estas “hablan” sobre lo que somos. Lo asumen realizadores de diferentes países, desde diversas estéticas y puntos de vista.

No es menos cierto que las series aconsejan, advierten, educan, previenen lo inesperado… En fin, todo puede ocurrir, pero sin abandonar el precepto fundamental de entretener, de lo contrario, el programa no funciona, pierde su razón de ser.

Ahora mismo, en el panorama mediático se está produciendo una revolución sin precedentes en la visualidad, lo cual constituye otro desafío para los equipos creativos al pensar y diseñar contenidos y lenguajes audiovisuales. En la medida que estos muevan estados de opinión, y análisis de la realidad social, realzarán la condición de espectáculo cultural y artístico que debe distinguir cada puesta en pantalla.

Por supuesto, esto no se logra de la noche a la mañana, es un proceso largo, complejo, exige intercambios de ideas, dialogar, dialogar y dialogar, lo cual influirá en la calidad y en la innovación al recrear narrativas ficcionales.

Insisto en un principio esencial: pensar el entretenimiento desde la cultura audiovisual beneficia los procesos cognoscitivos y de información, y la complacencia de las audiencias a quienes se deben los creadores y sus obras. La relación artista-puesta-públicos es necesaria, imprescindible, dada su utilidad para nutrir el acto reflexivo y la educación del pensamiento en tanto experiencias estéticas transformadoras del ser humano.

Y quién no ha sentido el golpe inesperado de la pregunta: ¿Cuál es mi serie favorita? No siempre aparece el razonamiento inmediato, certero, inteligente, el que esperamos escuchar. Puede ocurrir que reflexionemos y reflexionemos sin decidirnos.

La elección depende del gusto, el cual no se transmite por ósmosis. Mi serie favorita puede ser esa que adelanta ideas antes de la llegada del conocimiento social o alguna señal que socialice lo que parece muy difícil, pero no lo es. En fin, necesito el disfrute de la artisticidad en la puesta, seguir pensando. ¿Y usted?

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