Mucho más que dictar una sentencia

Ser objetivos, transparentes, consecuentes con la ley, no riñe con la capacidad de obrar y sentir como pueblo


Afirmar que el país necesita incrementar o consolidar de forma progresiva la cultura jurídica entre la población, tal vez no pase de ser una de esas tantas verdades de Perogrullo que a diario emitimos o escuchamos.

Es obvio que luego de un año muy intenso –quizás sin precedente– en cuanto a aprobación de nuevas leyes por parte del Parlamento cubano, se impone la necesidad del conocimiento y dominio de ellas, como base para poder implementarlas mejor y hacer que se cumplan como corresponde.

“Después de una etapa intensa, con varias leyes aprobadas y en vigor, 2023 es muy importante para el sistema de Tribunales”, afirma Humberto David.

Es precisamente ese uno de los retos, no solo para juristas, en este 2023, cuando instituciones como las del Sistema de Tribunales arriban a su aniversario 50. De ellos, por cierto, yo diría que se conoce poco… o que se debiera conocer más.

Pienso que, lamentablemente, muchos han visto siempre al Tribunal solo como el órgano “fuerte, inflexible, que dicta sentencia y ya todo acabó”.

Nexos de trabajo con directivos, jueces y demás personal de esa institución en Ciego de Ávila y vivencias también desde otras provincias como Las Tunas o Sancti Spíritus, me permiten, sin embargo, asegurar que tribunal adentro hay sensibilidades, ternura y un latido de pueblo que mucha gente desconoce.

Más del 80 por ciento de la plantilla son mujeres.

Pienso, por ejemplo, en la pasión con que, en amena conversación con colegas de la prensa, Humberto González Figueroa, presidente del Tribunal Provincial Popular de Ciego de Ávila, refirió la novedad que, en virtud de nuevas leyes, significa que ahora la víctima del delito pueda participar desde inicio del proceso mismo, en aras de la defensa de sus derechos, o que hoy existan alternativas no precisamente penales para que, según las características o particularidades del caso, lleguen excepcionalmente al Tribunal jóvenes cuya edad oscila entre 16 y 18 años… por solo mencionar dos ejemplos.

Testigo he sido acerca del nivel de detalle con que se organiza todo para que la vista oral comience a su hora, el día indicado, y no pierdan su precioso tiempo personas que muchas veces viajan desde lejos, en medio de agudas dificultades con el transporte.

No por casualidad, en 2022 la provincia aseguró el 92 por ciento de los actos judiciales en la primera ocasión.

Futuros técnicos medios en Derecho realizan su práctica en el Tribunal.

Es bueno se conozca cómo, con igual propósito, se emplean las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación para agilizar trámites o procedimientos, en beneficio de la población, de la transparencia y de la calidad de los procesos.

Probablemente mucha gente ignore que semana tras semana, adolescentes que se forman como técnicos de nivel medio en Derecho llegan al Tribunal, son recibidos por jueces y especialistas, preguntan, escuchan, tocan con la mano y con los ojos lo mismo que el profe les impartió en clases…

Cada joven graduado en Derecho es una inyección de frescura y de continuidad para el sistema en toda Cuba.

No menos interesante resulta la experiencia que abre puertas a las nuevas generaciones, sobre todo, para en aulas y otros espacios similares incrementar el conocimiento de niños, adolescentes y jóvenes en torno a asuntos jurídicos e ir cimentando, poco a poco, la cultura que en ese terreno necesita el país.

En territorios como el avileño funciona un proyecto con jóvenes que cursan la licenciatura en Derecho y hay que ver cuánto beneficia, tanto a esos estudiantes (que por lo general devienen brazo derecho de los profesores en el entorno docente) como para el Tribunal.

Baste saber que, de siete egresados universitarios recientemente e incorporados al sistema en Ciego de Ávila, cinco proceden del mencionado proyecto.

Si en programas de radio y televisión o secciones de la prensa escrita comparecen jueces y especialistas para dar información, explicar, razonar y responder preguntas es porque no hay objeción en interactuar con la población.

Acerca de todo ello se razona en momentos de balance anual o en contactos sistemáticos para puntualización del trabajo, no para autocomplacerse o “darse brillo” sino para examinar con objetividad lo hecho y proyectar mejor lo que falta por hacer.

Si en su propósito de impartir justicia el Tribunal exige o pretende que impere lo correcto, es lógico entonces que tal concepto comience por casa. Quienes por alguna razón han tenido o tienen vínculo con esas instituciones, saben que para ello se obra… aunque no todo el mundo lo conozca.

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