Muerte cruzada tras múltiples heridas

Ya con la soga al cuello, el presidente Guillermo Lasso disolvió la Asamblea Nacional y convocó a nuevas elecciones generales. Ahora el futuro ecuatoriano es más que incierto


Muerte cruzada. Una terminología poco común en cuestiones legislativas y políticas por este lado del mundo. En la última semana la frase se convirtió en recurrente y fue una apuesta desesperada del gobierno del presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, por evitar todo escrutinio público cuando estaba a las puertas de un juicio político, acusado de delitos contra la administración pública.

Invocó Lasso, por primera vez, la causal número 3 del Artículo 148 de la actual Constitución, el de la grave crisis política y conmoción interna. Las otras dos activarían el Artículo en caso de que la Asamblea Nacional se arrogue funciones que no le corresponden o algo obstruya el plan nacional de desarrollo. La Muerte cruzada le permite al Presidente deshacerse del Legislativo, y obliga a realizar comicios en un plazo máximo de 90 días, ya fijados para el 20 de agosto próximo, por el Consejo Supremo Electoral.

Mientras eso ocurre, Lasso gobernará mediante decreto, bajo supervisión de la Corte Constitucional.

Debilitado y con una popularidad de apenas 20 por ciento, el banquero tantas veces candidato y ahora jefe de Estado descartó presentarse a las venideras elecciones, pero tiene tres meses para gobernar a golpe de decretos. Esa “posibilidad” se traduce en aprobar todas las iniciativas que se le antojen y que antes no pudo incrementar por el contrapeso legislativo. Ahora las lleva a vías de hecho e implementa sin mirar gustos ni perjuicios. Lo hago y punto….

Tal es el caso del Decreto Ejecutivo 741. Con su estocada de muerte al Parlamento también lució su primer decretazo de reforma tributaria y dio a conocer el 742, sobre la “Ley Orgánica para el Fortalecimiento de la Economía Familiar”, con el cual toca fibras sensibles, pues reduce cargas impositivas a familias vulnerables y augura una escalada social para la gente y el país, con más populismo que otra cosa.

Su intención es aprovechar bien el tiempo, que ya comenzó a correr veloz, para congraciarse con segmentos populares que renueven la apuesta política que pretenda apadrinar, máxime cuando hay gente que puede no quererlo, pero querer menos al correísmo, y en un voto castigo hacia la izquierda termina la misma derecha de siempre sacando ganancias

Lasso está rompiendo la Constitución

Lo que parece no recordar Lasso es que ese apartado que invocó surgió en la Constitución de 2008, la que modificó Rafael Correa. Por tanto, algo debe agradecerle al correísmo al fin y al cabo.

Al tratar sobre el tema de la Muerte cruzada, la Constitución y Lasso, el exmandatario desmenuzó el actuar del banquero y en especial su argumento de “grave crisis política y conmoción interna” para invocar el artículo 148 de la Constitución.

Conmoción interna es una situación que no existe actualmente en el país sudamericano. El propio Lasso lo reconoció cuando explicó con total naturalidad a una periodista de CNN que “el país está en calma, no hay ningún problema ni inconvenientes en las calles, todo está tranquilo. Lo que hubo fue un conflicto entre un grupo de asambleístas opositores y el gobierno nacional”.

Por tanto, cabe preguntarse: ¿está debidamente argumentada desde lo constitucional esta medida? ¿Es apegada a la ley, como dice el Presidente, o es ilegal y golpista, como le espeta la oposición? ¿No sabe Lasso que las confrontaciones ejecutivo-legislativo se suceden de manera habitual y los congresos no se disuelven por ello?

Al respecto Correa consideró que el adinerado magnate “está rompiendo la Constitución”; sin embargo, señaló como aspecto positivo de la medida la convocatoria a nuevas elecciones legislativas y presidenciales. El exmandatario la consideró una válvula de escape para la grave crisis en el país y se mostró confiado en que la actual administración perdería esos venideros comicios.

“Lasso es un gran fraude democrático, llegó repleto de mentiras a la presidencia e incumplió todas sus ofertas electorales, demostró gran ineptitud, escándalos de corrupción por doquier, violencia inaudita”, enfatizó Correa.

Si bien en esto del futuro político ecuatoriano el movimiento Revolución Ciudadana es el mejor posicionado, no le alcanza el capital político para ganar por si solos la presidencia del Ecuador. La corriente política liderada por Correa fue la más votada en las elecciones regionales pasadas, cuando ganó nueve de 23 gobernaciones y 50 alcaldías de 200, un resultado muy superior al del resto de los partidos. Esto no es suficiente; necesitaría alianzas, y la segunda fuerza central son los indígenas, a los que no le simpatizan ni el banquero ni los seguidores de Correa y en las pasadas elecciones llamaron al voto nulo.

Comenzó a correr un tiempo de oro para todos los partidos, porque si campañas largas terminan amañadas por golpe de efecto, imaginemos esta que es en modo exprés.

Lasso y Castillo: doble rasero

Salta a nuestras mentes el caso peruano y la decisión idéntica de Pedro Castillo, pero con la sutil diferencia de que en Perú no hay ningún artículo en la Carta Magna que lo ampare y en Ecuador sí. La maniobra de Lasso presenta un obvio paralelismo con el intento del depuesto presidente de disolver el Congreso. Aunque las acciones de uno y otro fueron análogas, las reacciones internas y externas no pudieron ser más distintas.

El maestro rural fue traicionado por las Fuerzas Armadas, encarcelado y rápidamente demonizado por medios de comunicación, organismos internacionales y multitud de gobiernos. En cambio, el millonario político ecuatoriano recibió el espaldarazo militar, diplomático y una cobertura mediática obsecuente.

Específicamente Estados Unidos hace suyo una vez más ese refrán cargado de gran verdad que reza: “no siempre lo legal es justo, ni lo justo es legal”. Es amparada en tal proverbio que la Casa Blanca rechazó en su momento cualquier intento del maestro rural peruano de impedirle al Congreso cumplir su mandato y ahora en Ecuador dice respetar los procesos internos y constitucionales.

Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA) no ha emitido hasta el momento pronunciamiento alguno tras la disolución del Congreso, pero sí días antes exigió “el respeto de los mandatos constitucionales de presidentes elegidos por el voto popular”, en torno al juicio político contra Lasso. Una total burla si recordamos a ese mismo organismo azuzando los golpes de Estado en Bolivia en 2019 y Perú en 2022 y ahora vuelve a inocularnos su más mortífera dosis de hipocresía.

El hecho más real es que tanto Quito como Lima viven una alarmante inestabilidad política propiciada por diseños institucionales fallidos, y esas crisis afectan los derechos sociales y sus perspectivas de desarrollo.

Un espaldarazo a la Muerte cruzada

El recurso decisivo para avalar la legalidad del recurso de Muerte cruzada lo dio la Corte Constitucional. Para ello falló contra seis demandas de organizaciones políticas, sociales, y de exasambleístas, los cuales consideraban ilegítima la medida de Lasso justamente porque no se aplica el argumento utilizado de conmoción interna.

Es obvio que la carta sobre la conmoción interna la sacó Lasso de bajo la manga y es totalmente inconsistente para salirse de lo que él mismo consideró “un macabro plan para ir contra su persona”. Esa misma Corte que avaló la decisión también se tomó su tiempo a la hora de decidir si se llevaba o no al mandatario a juicio y desestimó la mayor cantidad de delitos y evidencias del informe inicial.

Así que se avecinan tiempos de mucha conmoción política para un país con heridas sin sanar por pandemias, desastres naturales, una delincuencia creciente en cárceles y calles y las deudas sociales de antaño, urgencias que ahora siguen posponiéndose.


CRÉDITO PORTADA

Una jugarreta política con la que Guillermo Lasso se quitó de encima un juicio político. / eltelégrafo.com

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Un comentario

  1. El Presidente ecuatoriano hizo uso de un derecho constitucional. Ni más ni menos. Una cosa es que lo que diga el Presidente y otra cosa la realidad nacional. Así lo que diga el Presidente da lo mismo. Hace falta un Presidente Autoritario, joven y civil que no le tiemble la mano al ordenar militarizar al país de manera indefinida y sobre todo INCORRUPTIBLE. En estos momentos NO visualizo ninguno.

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