Paraguay no cambia de color

El Partido Colorado se ciñe el poder hace más de siete décadas. Nuevamente obtuvo la victoria y, además, domina más de 50 por ciento de la bancas de diputados y senadores, un aumento considerable con respecto al último lustro


Paraguay eligió la continuidad y ratificó con amplitud el apoyo a su nuevo presidente, el economista Santiago Peña. Con más holgura de la prevista, el pueblo le dio a los Colorados 42,74 por ciento de los votos, un respaldo previsible y bien alejado del 27,49 por ciento para Efraín Alegre y su concertación opositora.

El tercer lugar fue para el polémico Paraguayo Cubas. Aunque solo alcanzó 22,92 por ciento, las cifras resaltaron como la gran sorpresa de las elecciones nacionales.

Con sus diatribas a la clase dirigente, una retórica  incendiaria, fuerte discurso anticorrupción y mano dura, Payo Cubas no demoró en azuzar a sus seguidores a salir a protestar por un supuesto fraude en el sufragio.

El partidario de una especie de reforma agraria y de las plantaciones de cannabis —“Marihuana de primera”, fue uno de sus slogans— acumuló un caudal de votos tan inesperado como arrasador en los últimos días de campaña. 

Cubas puso en duda un proceso por primera vez usado en el país, el de las máquinas de voto electrónico, sistema que se estrenó de forma experimental en 2020, con las elecciones del Consejo de la Magistratura.

«Esto no da más, nos robaron las elecciones», declaró a la Radio Ñandutí, y reclamó conocer todas las actas de votación.

Cubas, de ideología antisistema y fundador, en 2018, del Partido Cruzada Nacional (PCN), no se dio cuenta del amplio margen que separa sus votos del de los alcanzados por los Colorados.

Lo único que consiguió fue que sus partidarios se tiraran a las calles y la policía los reprimiera de manera violenta. ¿El saldo? Más de 200 detenidos y varias investigaciones sobre violencia policial, evidenciada en las redes sociales.

Seguidores del controversial Paraguayo Cubas salieron a las calles a protestar azuzados por su líder. / DW.

El delfín de Cartes

Al frente del país estará Santiago Peña, quien dirigirá a la sombra de un controvertido expresidente. En 2017, el mandatario de entonces, Horacio Cartes (2013-2018), coronó a su ministro de Hacienda como su heredero en el histórico Partido Colorado.

Era el propio Santiago Peña, un economista de 44 años, que integró en 2009 el equipo del Fondo Monetario Internacional en Washington, donde dirigió el vínculo del organismo con África.

Posteriormente fue parte del Banco Central del Paraguay, primero en el área de Investigación Económica y luego, como director hasta 2015, cuando empieza a jugar en la política nacional, como parte del opositor Partido Liberal. Dos años después pasó a integrar las filas de los colorados, aupado por Horacio Cartes, quien lo convirtió en una de las caras visibles de la principal fuerza política del país.

Para unos, Peña es el «protegido» de Cartes. Para otros, es quien resguardará al exmandatario de las acusaciones que desde Estados Unidos pesan sobre él.

Muy agradecido le está su delfín, según se mostró en el especial mensaje que le dedicó en su discurso de celebración luego de conocerse los resultados. «Tu aporte, presidente, no se paga sino con la moneda del respeto y la admiración. Gracias por esta victoria colorada», dijo.

La situación de su principal aliado no es sencilla. La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos definió a Cartes a mediados del año pasado como «significativamente corrupto».

Según un comunicado del Departamento de Estado, Cartes incurrió en actos de corrupción antes, durante y después de su mandato. Su carrera política se basó y continúa dependiendo de medios corruptos para el éxito.

Bajo esa égida vivirá Paraguay los próximos cinco años…

Tras su victoria, el nuevo presidente recibió felicitaciones desde casi todas las naciones del continente latinoamericano y fuera de nuestras fronteras.

Peña agradeció públicamente las congratulaciones del mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, y dijo que trabajará para fortalecer las relaciones entre ambos países.

Un Congreso también colorado

El Parlamento renovó en esta ocasión a 45 bancas de senadores y 80 de diputados. El oficialismo se quedó con 23 de los escaños de la Cámara Alta, un gran salto con respecto a los 17 asientos actuales.

La Alianza Senadores por la Patria (liberales) será la segunda fuerza, con 12 asambleístas, un sitial menos que en el actual período.

La fuerza del controversial Payo Cubas hace su debut con cinco bancas. Entre ellas, figura la de Rafael “Mbururú” Esquivel, quien no pudo hacer campaña porque está preso por presunto abuso sexual de una niña de 13 años. Aun así, recibió 46 mil votos de los mismos que tomaron las calles para rechazar los resultados…

Por su parte, el Frente Guasú fue uno de los grandes derrotados en el Senado: perdió seis plazas y quedará con una.

Para la Cámara de Diputados, de las 80 bancas, la Asociación Nacional Republicana (ANR, nombre oficial del coloradismo) contará con 47 parlamentarios. Cuatro asientos más con respecto a la conformación actual, luego de importantes triunfos en Asunción y otros departamentos en disputa.

La hegemonía del coloradismo también se plasmó en la votación por las gobernaciones, donde hay un dominio casi total.

En las elecciones de 2018, la ANR logró imponerse en 13 departamentos, pero ahora ganó 15 de las 17 jurisdicciones.

Esta ventaja en ambas Cámaras significa un escenario político muy favorable para el programa legislativo de Santiago Peña. Y es que todo sigue igual en un país regido históricamente por los colorados, con la sola excepción del intervalo de Fernando Lugo (2008-2012), destituido en juicio político exprés por los tradicionales en la primera oportunidad que les dieron.

La ANR es el segundo partido de América Latina con más tiempo en el poder, sólo superado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México durante 77 años.

En uno de los pocos países de América Latina sin segunda vuelta electoral, donde los presidentes no pueden ser reelegidos, el ingreso de Peña, el próximo 15 de agosto, no será significativo. La dupla con Pedro Alliana como vicepresidente propone solo un “toque moderno” a más de siete décadas de gobierno colorado.


CRÉDITO PORTADA

El presidente electo, Santiago Peña. / Infobae.

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Un comentario

  1. No me extraña lo sucedido en el Paraguay. Curiosamente la oposición fue dividida con el 57% de los votos. Luchas intestinas impidieron su triunfo. Impresiona cómo opera el egoísmo humano. Prefieren perder a compartir el poder. El Patrtido Colorado, si desea perpetuarse en el poder, deberá dejar de ser un partido con altas tasas de corrupción. Caso contrario, perderá las próximas elecciones, en 5 años más. La oposición deberá entender que si desea llegar al poder, deberá compartirlo.

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