Foto./ espanol.almayadeen.net
Foto./ espanol.almayadeen.net

Haití: el derecho de existir

Durante décadas, la pobreza, el caos político y un alto índice de delincuencia caracterizan a la nación caribeña. Ahora, sumida en una espiral de violencia, necesita con urgencia una ayuda real


Haití ya tiene presidente para el Consejo de Transición y primer ministro tras semanas de forcejeo político. Edgard Leblanc Fils será el jefe de Estado, y el exministro de Juventud y Deportes Friz Belizaire, el premier. Ambos dirigirán el gobierno hasta febrero de 2026, si no ocurre uno de los tantos imprevistos y eventos catastróficos que no cesan en esa nación caribeña

Los nombramientos tuvieron lugar cinco días después de la instalación del Consejo y de que el exmandatario Ariel Henry, dimitiera oficialmente del cargo, luego de una intensa presión internacional. Además, ocurre en medio de la más profunda crisis política y de seguridad, al expulsar a miles de ciudadanos fuera de las fronteras.

Pasadas varias semanas de forcejeo y de debate interno, el Consejo Presidencial de Transición (CPT) eligió a su presidente por mayoría simple, y también propuso al primer ministro que debe conducir a Haití a la celebración de las presidenciales en 2026.

El Consejo designó de entre sus siete miembros a Leblanc Fils, figura emblemática de la Organización del Pueblo en Lucha (OPL), excandidato presidencial y expresidente del Senado, pero obvió la vía del voto, como establece la ley haitiana.

«Vamos a tomar decisiones en materia de seguridad para liberar al país de la acción de las pandillas», subrayó Leblanc en sus primeras palabras a la nación.

La mala suerte haitiana

Tras años de agitación política, negligencia institucional y una serie de brutales catástrofes naturales, la mala racha de Haití llegó al clímax el mes pasado, cuando una ola de violencia de bandas sin precedente cerró la capital, Puerto Príncipe, y acabó con la poca institucionalidad que prevalecía.

Aprovechando un viaje a Kenia del entonces presidente Ariel Henry, una coalición de pandillas bautizada como “Vivir Juntos” liberó a miles de los suyos en las cárceles más importantes del país; y atacó el Palacio Nacional, el aeropuerto, sedes gubernamentales, comisarías y el puerto.

Las familias tienen que huir de sus barrios en medio del caos y la destrucción. / resumenlatinoamericano.org

La situación llevó a que casi dos meses después aún impere el caos; el principal puerto marítimo y el aeropuerto de la ciudad están a oscuras. Los ministerios están ocupados por refugiados quienes huyen de los ataques de las bandas. Los cadáveres yacen entre la basura sin recoger en las calles, y en los barrios aún libres del control de las bandas surgieron vigilantes llenos de miedo, que matan y queman a los forasteros sospechosos.

Ese es el escenario de un Haití sumido en el sufrimiento y el terror que los grupos armados sembraron durante mucho tiempo, descrito por la poca prensa aún activa en el territorio.

Los incendios provocados y las violaciones colectivas son las tácticas preferidas de las bandas para someter a la población civil, y Naciones Unidas registró el asesinato de al menos 1 660 personas y el secuestro de 438 (incluidos 21 menores) solo en los primeros 90 días del año.

El pulso de las bandas forzó a que la Comunidad del Caribe (Caricom) y Estados Unidos, buscaran una solución de urgencia, y la apuesta fue la formación del Consejo Presidencial de Transición, cuya consolidación costó más semanas de lo esperado.

Tomando en consideración la solidaridad que las identifica, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, también abogaron por una solución liderada por la propia nación haitiana que abarque un diálogo amplio entre la sociedad civil y los actores políticos.

En su más reciente cumbre, el ente insistió en coordinar mecanismos de cooperación efectiva y de solidaridad para que pueda avanzar en la senda hacia la paz duradera y el desarrollo sostenible, siempre en pleno respeto a su soberanía y en rechazo al esquema de intervencionismo impuesto por intereses imperiales.

Pero Haití necesita más. Urge una tarea conjunta para enfrentar ese drama, un programa real y conjunto de ayuda destinado a su lastimada población y que borre esa mala suerte en la que se ha visto envuelto durante décadas, y tenga bien claro su total derecho de “existir”.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos