“Pensar y hacer debe ser una necesidad personal”

Valoraciones y pensamientos del artista Roberto Enrique Méndez Ramírez, galardonado con el Premio Único en el Séptimo Salón de Fotografía del Cuerpo


La creación es, en sí misma, experiencia comunicativa, y la propuesta nunca acontece en algún lugar preservado de la mirada general, sino, precisamente, en el sitio de su recepción, mediante extensiones propositivas del tejido sígnico expuesto durante la circulación social.

El artista Roberto Enrique Méndez Ramírez disfruta recrear su autorreflexión.

Con creces lo patentizan las imágenes del artista Roberto Enrique Méndez Ramírez al recrear la Filosofía de la ansiedad, Premio Único en el séptimo Salón de Fotografía del Cuerpo Herman Puig, que acoge la habanera galería Mariano Rodríguez.

Silencios parlantes hablan en su recreación autorreflexiva. Elige compartir una visualidad plena de inquietudes, alertas, sentimientos íntimos. Da rienda suelta a la conceptualización. Lo inspira el sujeto-objeto del cuerpo, presente en la literatura y en la historia del arte, desde épocas remotas.

Ese juego intenso trasciende infinitas fabulaciones, el creador busca la mayor complicidad posible. Lo consigue con sensibilidad, intuición artística, al estudiar la semiótica, y varios referentes de obligada consulta, entre ellos Caravaggio.

Roberto Enrique cursa el segundo año en el Instituto de Diseño. Aprecia: “El acompañamiento de un claustro integrado por profesores valiosos que aportan saberes, ideas y pensamientos, al unísono, nutren el ser y el quehacer de cada estudiante. La escuela y los maestros ofrecen diferentes ópticas y maneras de componer lo propio en el ámbito real”. También su madrina Ileana Sánchez, artista ilustre, estimula el afán indagatorio en los rumbos elegidos. Sin dilación agrega: “Cuando me interesa algo, lo descubro por mí mismo”.

Otras imágenes expuestas en el Salón de Fotografía del Cuerpo.
Diferentes visualidades coinciden en la exposición.

Al hablar despacio despliega la riqueza interpretativa sin ocultar el sentido de una poética particular.

Le place la trascendencia en su vida de quienes en el hogar estimulan el aprendizaje y la capacidad analítica desde edades tempranas. “Mi padre, Roberto Méndez, es escritor, y mi madre, Yamilet Ramírez, dermatóloga. Siento especial satisfacción por el ver. Concreto este proyecto que, siendo estático, transmite sensaciones, exterioriza lo interno. Necesito dejar constancia de un mensaje fuerte y claro. La provocación al otro anima la relación empática. No privilegio la laceración en el cuerpo, sino la posibilidad de reconocer el dolor mental.

Cada espectador completa el sentido de la propuesta.

“Durante la pandemia el encierro estimuló la supervivencia. Pensar y hacer deben ser una necesidad personal. No mera complacencia”.

Es consciente de la sinergia estrecha entre las palabras y la imagen. De ahí su validación de los títulos del díptico premiado. Ambos elementos se interrelacionan al estructurar un discurso narrativo verosímil y el establecimiento de nexos y puentes comunicativos.

Las funciones de ambas piezas: representativa, simbólica y convencional porque abren caminos hacia el conocimiento. La condición de espejo puesta allí demanda activa participación del espectador. Para él es fundamental la inteligencia lectora que escruta y profundiza. En gran medida invita a penetrar en la psicología del artista. La capacidad de observación y el vuelo imaginativo lo seguirán inquietando.


CRÉDITOS

Fotos. / Yasset Llerena

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos