Poca “Élite”

Sin demasiado lujo cerró la primera etapa del torneo invernal de pelota


Los pregones retumbaban en medio del silencio. ¡Maní tostado, chicharrón de viento! Los batazos no levantaron mayores exclamaciones, ni tampoco los ponches. Solo dispersos aplausos. Jugaban Industriales y Santiago en el Estadio Latinoamericano. Era el clásico de la pelota cubana, un domingo en la tarde, pero no había congas, ni mascotas, ni casi público. ¿Será que regresé en la máquina del tiempo a la época de la pandemia?

El clásico de la pelota cubana cerró sin brillo la etapa regular. / Boris Luis Cabrera

¿Por qué la II Liga Élite del Béisbol Cubano no atrajo a los aficionados? Sería una de las preguntas más urgentes. A ellos se debe este “espectáculo”. Pero hay muchas, algunas quizás retóricas, tras la conclusión de los 40 juegos de la fase clasificatoria.

Los problemas han sido diversos y la mayoría, o indirectamente todos, giran en torno al tema presupuesto. Transportación, hospedaje, alimentación de atletas y personal vinculado… nada nuevo. Varios son del criterio –yo no lo comparto– de que era preferible no haber realizado la lid, a pesar de lo que sabemos significa mantener “calientes” a los peloteros.

Sin embargo, el torneo de invierno no arrojó más que hielo al corazón de algunos protagonistas, que estoy bastante seguro, jugaron sin deseos, o eso dieron a entender, si tenemos en cuenta, por ejemplo, las repetidas indisciplinas por los mismos hombres, que derivaron en sanciones y ya sabemos que en nuestro béisbol esos hechos no se traducen en multas, sino en días suspendidos, o sea, descanso.

Hechos de este tipo, sumados a la decadente calidad desde lo deportivo, a lo cual nos referiremos más adelante, enfriaron también a los aficionados, y esto si es indiscutible, pues trasciende la especulación. Fue casi inexistente la presencia de fanáticos en los estadios, incluso durante las penúltimas subseries, a pesar de no haber sido trasmitidas por la televisión nacional.

Con la excepción del Julio Antonio Mella, en Las Tunas, que casi todas las noches contabilizó concurrencias notables desde que comenzó el certamen y sobre todo la última semana, cuando los Leñadores se jugaban el boleto a la postemporada ante Santi Spíritus, el resto de los recintos permanecieron semivacíos.

Hasta el clásico de la pelota cubana, que valió para la conclusión de la etapa regular y definía el sitio de los azules en la tabla de posiciones, por ende, su rival en los cruces, arrojó asistencias extremadamente bajas los cuatro días en el Latinoamericano.

Una instalación que alberga capacidad para cerca de 55 000 espectadores, no llegó ni una sola vez a 500. Y eso que coincidió con el fin de semana y los días festivos. Viernes: 332, sábado: 227, domingo: 437, y lunes 25 de diciembre, feriado: 261, según las cifras del parte que emite periódicamente la Comisión Nacional.

Nada que ver con la semifinal de la Serie Nacional 62, cuando apenas unos meses atrás Industriales se impuso ante Santiago y avanzó a la discusión del título. En esa ocasión se cubrieron hasta algunos sectores de la llamada grada del sol, detrás de los jardines.

Claro, es cierto que la postemporada es otra historia, y esta subserie de la II Liga Élite no determinaba demasiado –los Leones tenían boleto para los play off y las Avispas estaban eliminadas– pero habría que cuestionarse también si la rivalidad entre orientales y capitalinos no bastaría para generar un buen espectáculo. Es un fenómeno social que se cuela hasta en la gente que no suele seguir la pelota. Entonces, ¿por qué no aprovechar eso?

No se trata solo de lo que ocurre en el terreno, sino en los alrededores. Los seguidores del béisbol, como la mayoría de los cubanos, prefieren quedarse en casa en vez de “cazar” una guagua, o pagar altos precios para mordisquear un pan de dudosa calidad, si es que quedan, en algún pasillo semioscuro del Coloso del Cerro, o sus calles aledañas. He tenido la oportunidad de visitar otras provincias en campañas recientes, como Granma o Las Tunas, y comprobé que, con menos materia prima, armaron una fiesta.

Así y todo, no es suficiente. Tal vez, la idea de patrocinios de empresas –privadas o no– para con los equipos y el campeonato en sí, abundada en anteriores materiales publicados en nuestra revista, y tan habituales en comentarios por cualquier esquina o barrio cubano, debido a su naturaleza en diversos parajes del mundo cuando de eventos deportivos se trata, pudiera cubrir las carencias que en términos generales sufrimos quienes seguimos la pelota, desde aficionados hasta atletas, pasando por árbitros, prensa, directivos… en definitiva, amantes todos de nuestro pasatiempo nacional, declarado Patrimonio Cultural de la Nación.

A lo mejor, con un auspicio, que pudiera no ser tan elevado, podríamos llamarle con razón de causa “Liga”, y también “Élite”. Además, subir los salarios y atraer atletas radicados en el extranjero.

Cuando queremos lo hacemos bien, como en el V Clásico Mundial, salvando la distancia, evento donde confluyeron profesionales, incluidos ligamayoristas, y terminamos en el cuarto lugar. A mi juicio, la mejor actuación de un equipo cubano en el año.

Si se pule el renglón económico, podríamos disfrutar de buen béisbol también en torneos domésticos.

Al Latino solo entraron 437 aficionados el domingo en la tarde, y fue la cifra más alta entre los cuatro días en los que se jugó el clásico. / Giovanni Martínez

Estadísticas para el olvido

La fase inicial dejó mucho que desear en cuanto a números. Muestra de su cuestionable calidad.

Entre todos los lanzadores de los seis equipos no bajaron de 4.00 en cuanto a promedio de carreras limpias (4.47), excepto Matanzas: 3.42.

La defensa fue desastrosa. Hubo juegos en los cuales se contabilizaron más de 10 errores. Santiago sacó la peor parte, con average colectivo de 954 (71 pifias), en una media nada brillante: 966. En otras palabras, se registraron 308 errores entre todas las escuadras.

En fin, los play off –no sé si tan esperados– deben iniciar entre los días 4 y 6 de enero. Se precisará con más detalle el próximo miércoles, en una conferencia de prensa donde también los cuatro directores de los equipos clasificados, Matanzas, Artemisa, Industriales y Las Tunas, por ese orden, seleccionarán dos nuevos refuerzos de las nóminas de los conjuntos eliminados, Santi Spíritus y Santiago.

Recordemos que se enfrentarán primero contra cuarto y segundo ante tercero, en pareos de siete juegos a ganar cuatro, comenzando siempre por la sede de los mejor ubicados en la clasificación. O sea, que la postemporada arrancará en el Victoria de Girón y el 26 de Julio.

Veremos que nos depara el cierre de la II Liga Élite. Ojalá se llenen los estadios. De todos modos, la alarma sigue sonando. Organizar un torneo selectivo con los máximos exponentes de nuestro patio, en el cual se supone que todos los choques o subseries deben ser relevantes, para que acabe convirtiéndose en un fantasma generador de críticas y bretes en redes sociales, no tiene ningún sentido. El poco dinero que hay debería aprovecharse mejor, o multiplicarse en un proyecto ambicioso que rescate al deporte que amamos de este limbo interminable. ¡Y que la algarabía eclipse los pregones!

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