Diálogo con el joven agricultor Maikel García Monaga, con importantes aportes de viandas, hortalizas y tabaco al Estado, en el municipio espirituano de Taguasco
Por: Ricardo R. Gómez Rodríguez
¿Habrá sido una señal divina?, lo cierto es que cuando empezamos a hablar de asuntos del campo, los gallos de la zona de La Larga, en Sancti Spíritus, comenzaron a cantar; y alto que lo hicieron.
Era temprano aquel miércoles, pero no tanto. Ya Maikel García Monaga había desandado los surcos. Él no me lo dijo, sino su camisa sudada y las botas adornadas por ese fango “cariñoso”, que se prende del calzado cuando acaba de pasar la lluvia.
Tiene 39 años, es corpulento, de andar cadencioso, y cuando conversa alarga un poco las frases como pensando lo que viene. Ya lo he dicho, a los hombres de campo, nunca les gusta hablar de más.
En el municipio de Taguasco, Maikel tiene dos caballerías de tierra y en esta época cosecha bastante boniato; plantó varias hectáreas de plátano burro y preparó más tierras para yuca y plátano macho, de la variedad denomina FHIA 04, que “es muy buena”, dijo, “y falta que le hace al pueblo”.
En sus terrenos van asomando las espigas de los bulbos de la recién plantada cebolla morada y otros cultivos de la campaña de invierno, porque −según explica− “hay que aprovecharla. Es la que garantiza los grandes rendimientos. Las plagas amenazan menos y también son menores los daños de la naturaleza y las lluvias”.
Son pocos los guajiros como él, que el año último entregó más de 20 toneladas de cebolla al Estado. Su cosecha llegó a varios municipios de la provincia y a otros territorios del país.
Con los altos precios actuales de ese vegetal, cualquiera se hubiera enriquecido. Maikel no.
Mas, ese no fue su único aporte. Entregó 150 quintales de tabaco, cultivo que merece atenciones especiales y mucho esmero.
También aportó calabaza y coles a la Empresa de Acopio, y a las ferias agropecuarias que hacen todos los sábados en el municipio, adonde acude la gente sabiendo que los precios son bastante bajos, en comparación con otras ofertas.
Alguien me comentó que son frecuentes las donaciones que hace García Monaga a los hogares de ancianos y de embarazadas en la localidad.
Para la contienda de frío que comienza, prevé sembrar papa, si entra la semilla al país y desde hace rato empezó a romper tierra “para lo que venga”, afirma.
Maikel tiene una niña de 12 años, Evelin. “Ella está estudiando, pero ayuda bastante a la mamá en la casa −señala y agrega−: “ahí se ponen las dos a limpiar o a cocinar, cuando la madre llega del trabajo. Siempre hay algo que hacer. También guapean conmigo las dos en la finca”.
–¿De qué manera crees que se puede ayudar más a los campesinos para que dispongan de recursos suficientes y aporten mayor cantidad de alimentos al pueblo?, ¿por qué están tan caros los vegetales y sobre todo los granos?, ¿en qué consideras que pueden ayudar más el Estado, gobierno, las instituciones y la población?
–Yo pienso que si las Micro Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) pueden importar los productos que son tan necesarios, el Estado también pudiera hacerlo y garantizar un poco más de recursos a los campesinos. Pudieran ponernos una tienda y vender a mejores precios que los particulares.
–¿De qué renglones hablas?
–De las gomas para tractores, herbicidas, fungicidas, fertilizantes. El abono está golpeando mucho en los bajos rendimientos, porque la tierra se va cansando y cuando pasa el tiempo ya no da más.
“Ahora se usan mucho las casas de cultivos y en ellas puedes aplicar abonos orgánicos, pero cuando pasas a cultivar extensiones grandes de terreno, la materia orgánica no te alcanza, es muy difícil.
“Nosotros podemos comprar todas esas cosas, siempre que estén a nuestro alcance”. Así afirma este agricultor que vive de una manera modesta y te mira de frente cuando dialoga.
Las manos de Maikel García, en horarios de trabajo, son una mezcla del aceite del tractor y esa tierra oscura que también adorna sus botas. Él no fue el único que opinó acerca de la importancia de viabilizar la llegada de surtidos vitales al campo. Varios de los entrevistados se preguntan si sería favorable acudir a los nuevos actores de la economía para que agilicen importaciones, ante las trabas del bloqueo económico y comercial de Estados Unidos, para que las empresas estatales cubanas accedan a neumáticos, herbicidas, abonos y otros surtidos.
Mientras conversamos, los gallos nunca dejaron de cantar, aunque la mañana avanzaba… Maikel dice que es normal, cuando los días son algo oscuros ante la amenaza de lluvia, pero mis abuelos me enseñaron que el canto del gallo es preludio de conquistas, venturas y bonanza.