Segunda sacudida sísmica electoral en Guatemala

La orden de la Corte Constitucional de un nuevo escrutinio de actas y la suspensión de los resultados electorales provocaron un terremoto social en Guatemala, sin que se vislumbre un final hasta el momento


Los resultados de la primera vuelta presidencial, celebrada el pasado 25 de junio, fueron una sorpresa para Guatemala y para quienes tienen enraizados intereses políticos en esa nación centroamericana.

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Un candidato al que ninguna encuesta auguraba el ascenso se disparó al segundo lugar, con un discurso anticorrupción en un país que suscita críticas por su represión a jueces independientes y por el encarcelamiento de periodistas.

Seguidores del candidato Bernardo Arévalo piden el respeto a los resultados frente a la Corte Constitucional. / bbc.com

Bernardo Arévalo, líder de una fuerza política progresista, Semilla, surgida después de las movilizaciones anticorrupción de 2016, y a quien ubicaban en un octavo lugar en la carrera presidencial, es visto por muchos ahora como el posible ganador de una segunda vuelta, por encima de su única rival, la exprimera dama Sandra Torres, y promete castigar la corrupción del gobierno saliente.

Ese resultado generó tal terremoto político, que nueve partidos sin ninguna posibilidad en los comicios se movilizaran para tratar de contrarrestar el golpe y acudieran a las cortes. La Sala Constitucional se hizo eco del reclamo, decidió suspender la oficialización de los resultados electorales y ordenó depurarlos.

Una semana después continúan revisando acta por acta y no se vislumbra un final. La situación generó choques y disturbios y logró “preocupar” a Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA), los que, por cierto, patentizaron que sus observadores no vieron ninguna irregularidad durante la jornada comicial.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, subrayó la importancia que Washington atribuye a este tema y se refirió al derecho constitucional del pueblo guatemalteco a elegir a sus líderes a través de elecciones libres y justas. “Las acciones que buscan interferir con el resultado electoral violan el espíritu de la constitución de Guatemala y amenazan la legitimidad de su proceso democrático», afirmó.

Entretanto, la misión de la OEA criticó la «extrema judicialización» del proceso electoral y recordó que las elecciones deben ganarse en las urnas y no impugnando resultados legítimos representativos de la voluntad ciudadana.

Alimentar una narrativa de fraude sin el sustento probatorio menoscaba la voluntad popular y la institucionalidad democrática, dijo la entidad.

Se disparan las alertas

Mientras la tensión aumenta cada hora que pasa, la polarización también crece. La decisión de la Sala Constitucional fue fuertemente criticada por exjueces y exfiscales que luchan contra la corrupción en el país centroamericano.

Periodistas y medios de comunicación, así como políticos críticos del actual régimen, también alertan de las consecuencias de esta revisión, en un país donde la población solo demostró en las urnas su hartazgo frente a los poderes tradicionales y a un sistema político que no logra mejorar las condiciones de vida de una población con elevadísimos niveles de pobreza, y solo genera liderazgos autoritarios y marcados por la corrupción.

Con el espaldarazo a Semilla y los altísimos índices de abstención y votos nulos –ascendentes a un 40 por ciento entre los dos casos– la población manifestó lo que no puede hacer en las calles, porque existe un alto riesgo de criminalización.

Voces que forman parte de la política tradicional también demostraron su descontento con la decisión de la Corte. Entre ellos, Edmond Mulet, candidato presidencial por el Partido Cabal, se opuso a cualquier intento de modificar el calendario electoral y lo ve como un peligro para la democracia en Guatemala.

A los sectores conservadores que mantienen la fuerte campaña contra Arévalo se les unieron las iglesias evangélicas, con mucho poder e influencia entre sus feligreses.

Los mensajes eclesiásticos van desde incentivar el viejo miedo al comunismo inoculado entre las clases altas hasta la supuesta amenaza de que con Árevalo al frente Guatemala se convertirá en una “Venezuela centroamericana”.

Arévalo pide tranquilidad

Ante la situación, Bernardo Arévalo insiste en mostrarle tranquilidad al pueblo y le pide estar atento, consciente, y respaldar la integridad de las elecciones del 25 de junio pasado. Igualmente, advirtió de no dejarse provocar y actuar con cautela ante estrategias que justifiquen la suspensión de garantías y, a partir de eso, descarrilar el proceso. El diplomático y sociólogo de profesión reveló su tranquilidad y confianza en que no encontrarán ningún elemento para impugnar los resultados.

En esta contienda está en juego la democracia y se viola el orden legal en beneficio de quienes no quieren perder el control de un Estado cultivado durante dos décadas y que temen que Semilla se los arranque, remarcó el candidato.

En tanto la tensión va en crecimiento, muchos sectores críticos temen la reacción que puede generar una anulación de la elección en un país cansado de los desmanes de sus políticos, confabulados hoy en el intento de impedir una segunda vuelta y el ascenso –ahora más seguro– del movimiento Semilla.

Hasta el momento se revisó el 93 por ciento de las actas en 21 departamentos, sin que se descubriera ninguna arbitrariedad ni fraude. El Tribunal Supremo Electoral informó que podría oficializar los resultados la próxima semana.

Mientras, esperemos un escenario donde volvería a tambalearse la débil democracia. Una sacudida como la del 25 de junio, pero aún más fuerte, puede sentirse en el país. Las próximas horas serán concluyentes.

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