¿Sin miedo al cambio?

El triunfo del ultraderechista Javier Milei aboca a la nación a un escenario no conocido


Nadie se lo cree. Me atrevería a asegurar que ni el propio 56 por ciento del electorado argentino que lo votó imagina realmente lo que puede llevar a la Casa Rosada un tipo armado con una motosierra y con la cabeza llena de ideas desvariadas, demenciales, incluso más allá de la política. Javier Milei será el mandatario argentino a partir del 10 de diciembre, cuando Alberto Fernández le entregue la banda presidencial.

¿Cuál será a partir de entonces la suerte de ese país y de la región con esta figura de la más extrema ultraderecha, un economista que aboga por la libre portación de armas de fuego, el fin de los planes sociales, la libre venta de órganos y que cuestiona los consensos sobre derechos humanos alcanzados tras la dictadura?

A Milei se le cataloga como un político outsider, término que refiere la tendencia de los votantes a elegir candidatos que no forman parte del establishment o de la clase política, o que nunca antes ocuparon un cargo público. Estos aspirantes suelen realizar campañas al margen de la estructura tradicional de los partidos, utilizando tácticas poco convencionales como las redes sociales o la organización de base.

Con su estilo polémico, una imagen agresiva, lejos de protocolo y de cualquier actitud lógica, Milei logró ganar una base de seguidores jóvenes que lo elogian por su voluntad de cuestionar el statu quo mantenido de manera casi ininterrumpida durante dos décadas de kirchnerismo. Las alarmas sobre el futuro de su gobierno están encendidas y su perfil ha sido comparado con el fenómeno Donald Trump y Jair Bolsonaro. Pero sobrepasa las expectativas.

El nuevo presidente logró ganar una base de seguidores jóvenes gracias al cuestionamiento statu quo. / bbc.com

Con un verbo agresivo y poco respetuoso en la mayoría de las ocasiones, enarbola la libertad como estandarte. En sus criticadas declaraciones públicas enfrentó, incluso, al papa Francisco y anunció como primeras medidas la privatización de la petrolera YPF, la empresa de energía Enarsa y los medios de prensa públicos. “Todo lo que pueda estar en manos del sector privado, va a estar en manos del sector privado” fue una de sus promesas de campaña.

Las polémicas con el sumo pontífice llegaron al punto de nombrarlo de la manera más irrespetuosa posible, aunque después suavizó y aseguró que lo recibiría con honores de jefe de Estado si visitaba el país.

Cuando el nombre del electo presidente apenas aparecía en la lista de posibles candidatos, el máximo representante de la Iglesia católica lo caló y llamó a los argentinos a no dejarse llevar por la “novedad del cambio” y comparó al ultraderechista con Adolfo Hitler.

Javier Milei se muestra alineado con Estados Unidos e “Israel” principalmente. / bbc.com

Milei se muestra alineado con Estados Unidos, “Israel” y el “mundo libre”. En varios momentos de la campaña prometió romper con Brasil y China, los dos principales socios comerciales de Argentina. También señaló que el Mercosur “está atascado” y rechazó el ingreso de su país en el grupo Brics.

Posibles consecuencias

Argentina votó por el cambio sin tener en cuenta las posibles consecuencias negativas. Antes de la segunda vuelta del pasado 19 de noviembre, varias encuestadoras preguntaron a sus seguidores sobre los puntos más controvertidos del programa del líder de La Libertad Avanza y la respuesta más común fue la esperanza de que sus medidas extremas se queden solo en anuncios. “Realmente no hará eso”, creyeron muchos.

El nuevo presidente habló de abolir el Banco Central y muchos ministerios, incluidos los de Educación, Salud, Trabajo y Ciencia, además de la decisión de dolarizar el país. Medidas en verdad difíciles de aplicar, pues para eso necesita mayoría en el Parlamento, que su alianza de partidos no tiene, en principio. El apoyo de Mauricio Macri, presidente del país entre 2015 y 2019, decisivo para la victoria, no le garantiza el sostén necesario para los proyectos legislativos.

La peor controversia

En un país bastante polarizado, donde reina la discordia en asuntos políticos, el repudio a la dictadura militar es uno de los consensos sociales alcanzados y nunca discutidos por ningún gobernante, independientemente de los colores partidarios. En las últimas semanas, la protección de los derechos humanos y los debates sobre los efectos de la dictadura están en tela de juicio, tras los comentarios negacionistas de quien será la nueva vicepresidenta, Victoria Villarruel.

Esta mujer de 48 años, hija de militares y también futura presidenta del Senado, defiende a los uniformados que tomaron el poder en los años 60 del siglo pasado y generaron la etapa más oscura en el país sudamericano, con desapariciones forzadas de 30 000 personas, robos de bebés, torturas, asesinatos y violaciones, entre otros crímenes. Una de sus últimas propuestas fue transformar la Escuela de Mecánica de la Armada (ex ESMA) en un colegio para reemplazar al actual museo donde se recuerda uno de los centros clandestinos y de tortura más importantes de la dictadura militar de 1976. Villarruel propone la libre tenencia de armas y también marcó la agenda en temas como el debate por el aborto.

Ante esa realidad, están en vilo los juicios abiertos a represores de la dictadura, las sentencias de los torturadores que ya están tras las rejas y revivirá todo el apoyo civil a la cúpula castrense que se oculta. “Nunca Más” es la frase que se perpetuó por décadas como lema para no permitir que la parte más oscura de la historia moderna sea olvidada y repetida. Ahora los argentinos deben volver a defenderla.

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Un comentario

  1. Milei es un economista anarcocapitalista. Ha sido profesor de Macro y Micro economía en varias Universidades argentinas y Profesor invitado en varias Universidades extranjeras. Personaje excentrico y mediático, aboga por minimizar al Estado. Argentina, durante 100 años de 110 (1913 a 2023) ha tenido déficit fiscal. Es decir el gobierno de turno ha gastado más de lo que puede generar. Así de simple. Lo que pretente Milei, es revertir el gasto fiscal. En otras palabras NO gastar más de que el país puede producir. Decretó despolitizar el Banco Central, que los sindicatos (trabajadores) administren las empresas estatales; si hay pérdidas NO habrá salvataje estatal. Si quiebran, se privatizarán y tercero: NO más inversión pública pq sencillamente NO HAY PLATA. Toda obra pública se licitará a privados. Veremos.

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