Sin obstáculos al emprendimiento

En los últimos días, las intervenciones de la Sala 4 del Palacio de Convenciones de La Habana, escenario del Congreso Universidad 2022, han girado en torno a los renglones estratégicos para el desarrollo económico y sostenible del país.

Las fuentes renovables de energía, la industria alimentaria y, por supuesto, la agricultura y sus 63 medidas con propósito dinamizador, se colocaron entre los tópicos más debatidos y abordados por los ponentes, viceministros, directivos y participantes.

En este contexto, es de suponer que un proyecto dirigido al fomento de la soberanía alimentaria, al aprovechamiento de los desechos y la producción circular, transite con buen paso y viento a favor, sin embargo, la realidad es otra.

El profesor titular de la Universidad de Cienfuegos, Enrique Arturo Padrón, escuchó detenidamente cada presentación y al final, sin miramientos, comentó: “la política está muy bien enfocada y todo, pero en la base es donde están las trabas”.

Las experiencias de este ingeniero y doctor en ciencias lo hacen afirmar que del total de iniciativas e ideas que pueden surgir para mejorar y crecer, muchas naufragan en el mar del burocratismo y los obstáculos.

En Palmira, el proyecto de la Finca Escuela Productiva Alineada con la Agenda 2030 aún flota por la persistencia y paciencia de este investigador.

“La concepción es emplear las fuentes renovables de energía (fotovoltaica y eólica) para los sistemas de riego del organopónico y el área de cultivo de plátanos, que los residuos y sobrantes de estas producciones sean alimento para las 100 cabras de la nave próxima. Estas, a su vez, producirán leche y queso, cuyo subproducto puede alimentar también a los cerdos. Los excrementos de los animales generarán biogás para tres casas cercanas y los desechos se emplearán como abono para los cultivos mencionados inicialmente”, explica el profesor.

Este tipo de práctica agroecológica, bastante extendida en el mundo, está orientada a aprovechar cada recurso y dinamizar las capacidades locales con el empleo de la economía circular.

Otros valores agregados del proyecto serían los sistemas de riego eficientes, la creación de una unidad docente para la trasmisión de las buenas prácticas, experiencias y conocimientos, así como el aporte a la comunidad con las ventas y los servicios.

De ahí que la iniciativa ganara la atención del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), agencia que ofreció fondos en divisa para la ejecución, bajo el amparo del programa sombrilla IWECO Cuba, dedicado al manejo integrado del agua, los suelos, y los ecosistemas de los estados insulares.

La única condición era constituirse como proyecto de desarrollo local para la asignación del financiamiento. Y ahí empezaron las fuertes marejadas.

Las trabas al crecimiento territorial

Según refiere el ingeniero, el reconocimiento como proyecto de desarrollo local por parte del municipio está supeditado a una evaluación de factibilidad económica realizada por una entidad certificada.

“En nuestro caso de la Universidad de Cienfuegos, profesores de las facultades de economía y mecánica realizaron ese estudio; sin embargo, las autoridades explicaron que el centro de educación superior no estaba acreditado para ofrecer ese avalúo.

“Mi pregunta es: ¿cómo nuestro centro no va a estar facultado para hacerlo, cuando son nuestros profesores los que preparan a esos profesionales que hoy están en las empresas de certificación económica?”, reflexiona el profesor.

A esta preocupación añade los altos precios cobrados por ese servicio, muy difícil de pagar si antes no existe un financiamiento aprobado para el proyecto de desarrollo local.

La Finca y el profesor lograron sortear el primer temporal, pero pronto llegaron más. “Otra de las exigencias a la hora de constituirse como proyecto de desarrollo local es el llamado Anexo 5, solicitud de microlocalización.

“Este documento es un sinnúmero de preguntas realizadas por diferentes organismos como Agricultura, Recursos Hidráulicos, Salud Pública, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y otros no tan afines como las Fuerzas Armadas, el Ministerio del Interior, el de Cultura…”.

Si bien mucha de la información requerida es de vital importancia para el control de los residuos o el manejo del agua, buena parte de los datos no puede ser aportada entre tanto no se aprueben el proyecto y el financiamiento para los equipos.

Pero Enrique, nuevamente, logró estabilizar el barco. Ahora solo quedaba importar el equipamiento que, con financiamiento aprobado, se suponía fácil. Pero una vez más se equivocó. Esta acción también requería una evaluación de factibilidad del empleo de los equipos a traer…

En estas condiciones, uno se puede preguntar quién le pone el cascabel al gato, o más bien cómo un proyecto tan vital naufraga meses y meses sin poderse concretar.

Enrique insistió e insiste, y todo parece indicar que al final se podrá lograr; pero, ¿cuántas ideas o cuántos líderes de proyectos perecen ante el embate del burocratismo?

El viceprimer ministro y ministro de Economía y Planificación, Alejando Gil Fernández, expresaba en la Mesa Redonda del pasado jueves que necesitamos empresarios que no se detengan ante un obstáculo, ante un NO de alguien que no quiere salir de su zona de confort.

Si bien los líderes perseverantes son una necesidad para un país en crecimiento, en constante cambio e innovación, más imperioso aún es un entorno facilitador y una tramitología expedita que permitan estimular la creación, no hundirla en un mar de burocracia.

Si desde las instituciones no se diseña un flujo único y continuo de las diligencias y se garantiza el apoyo y acompañamiento a los proyectos, muchas producciones quedarán varadas mar adentro, sin llegar verdaderamente a los hogares cubanos.

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