Un año extraño (I)

Cuando arranquemos la última hojita del almanaque 2022 y colguemos en la pared el de 2023, nos encontraremos abocados de nuevo a un hecho que ha sucedido una sola vez en la historia deportiva.

Ya lo adelantamos en el sumario: en un mismo año tendremos Juegos Centroamericanos y del Caribe y Juegos Panamericanos, en este caso por los reajustes obligados de la pandemia.

La ocasión anterior fue en 1959, debido a la caída en 1958 del dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez (23 de enero de ese año), más elecciones generales, lo cual motivó se cambiaran para 1959 los Centroamericanos y del Caribe (6 al 18 de enero). Ellos tenían como fecha inicial del 2 al 18 de diciembre de 1958.

Luego vinieron, tal y como estaba previsto, los Juegos Panamericanos de Chicago (27 de agosto al 7 de septiembre).

Ahora los reajustes. Lo primero que obligó el covid-19 fue a pasar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para 2021, manteniendo el mismo nombre. Vamos a recordar otros puntos enseguida.

Lo que ha ocurrido con los Juegos Centroamericanos y del Caribe se parece a una pelota de pin pon (nombre que se le daba al principio al tenis de mesa, y que algunos siguen utilizando).

Se iban a realizar en Ciudad de Panamá en el 2022. Lo primero que sucedió fue que los del Istmo renunciaron a su organización, argumentando que los fondos destinados a ellos se iban a emplear en la lucha contra la pandemia. Después de esa noticia se constató que en definitiva la grave enfermedad no lo habría permitido.

La organización deportiva regional se empeñó en que no perdieran la continuidad. Anunció que iba a hacer todo lo posible. Surgieron como candidatas de fuerza Mayagüez (Puerto Rico) y San Salvador (en definitiva la próxima sede), definido luego de un proceso algo lento. También por la pandemia.

Más cambios

Los nuevos anfitriones, los salvadoreños, informaron el 28 de febrero que los Centroamericanos y del Caribe no serán del 12 al 27 de mayo como estaba previsto, sino de 23 de junio al 8 de julio.

Los Juegos Panamericanos han transitado hasta ahora por aguas más tranquilas: deben ser en Santiago de Chile, del 20 de octubre al 5 de noviembre de 2023.

Tampoco se olvida que ya dos veces Chile renunció a una sede. La primera fue en 1975, la de los séptimos, cuando el golpe de Estado del general Augusto Pinochet. Los salvó Ciudad de México, que ya había acogido los segundos (en1955). La segunda dejación de Chile fue en 1987 (con los décimos). Los montó la ciudad estadounidense de Indianápolis, después de que La Habana parecía tenerlos seguros. Ello originó una gran tensión. Entonces se llegó a un acuerdo: organizaríamos los de 1991.

Unos datos más sobre algunas ciudades aquí mencionadas:

San Salvador ya tuvo la tercera edición (en 1935) y la décimo novena (en 2002), a la que Cuba no envío representantes, según se explicó de forma oficial, por falta de garantías para la seguridad de su delegación.

Panamá organizó la cuarta edición (1938) y la oncena (1970), nombrados de forma extraoficial como “los Juegos de Cuba”, porque nuestra delegación se adueñó de la cima en la tabla de medallas: 98 de oro, 60 más que las de México (segundo lugar), y 63 más a las que alcanzamos cuatro años antes en San Juan 1966.

La urbe puertorriqueña de Mayagüez acogió la vigésimo primera (2010), también sin cubanos, ante la falta de garantías de trato semejante al resto de las delegaciones por el gobierno norteamericano, cuyas leyes rigen aún en ese Estado Libre Asociado.

Nos ha parecido importante recordar hechos más o menos recientes, y otros de la historia, pensando en los nuevos lectores de crónicas deportivas o en aquellos que ya tenían conocimientos de estos puntos y deseaban recordarlos.

Ya se nos agotó el número de renglones que nos habíamos asignado hoy. Quedó mucho en el tintero. ¿Qué pasó en Caracas 1959? ¿Y un poco después en Chicago? Volveremos con más…

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