Un país en llamas

Todo Ecuador esperaba la definición del proyecto del nuevo presidente, Daniel Noboa, para atajar la violencia cuando le estalló en las manos una bomba cargada de delincuencia, crimen organizado, narcotráfico y corrupción


Con solo 50 días de llegado al Palacio de Carondelet, el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, tuvo que declarar la existencia de un conflicto armado interno, lo que implica el despliegue inmediato y la intervención de las fuerzas de seguridad contra el crimen organizado.

En poco más de un mes, el joven mandatario apenas pudo tratar el prometido asunto de la violencia e intentar poner orden al gran caos que vive un país donde reinan niveles históricos de inseguridad, con 40 homicidios por cada 100 000 personas.

Las bandas delincuenciales asaltaron en Guayaquil la cadena TC Televisión durante una transmisión en vivo y todo el país presenció por poco más de media hora el secuestro de periodistas y técnicos que rogaban por sus vidas. / lavanguardia.com

Toda la nación estaba a la espera de que se concretase el proyecto de Noboa para atajar la violencia y que el Estado tomase el control de las cárceles, donde hay 31 mil 300 presos. Aunque esa fue parte de las estrategias de seguridad que los últimos tres gobiernos han prometido sin éxito.

En medio de todo ese proceso, en horas de la tarde del 9 de enero, un grupo de hombres encapuchados y armados irrumpió en la sede de la cadena ecuatoriana TC Televisión y retuvieron a periodistas y técnicos en medio de gritos y disparos.

Durante una media hora los ciudadanos pudieron ver en vivo el secuestro de todos los trabajadores, a quienes amenazaron y obligaron, incluso, a pedirle a la Policía que se retire de los alrededores del edificio para evitar que sus captores acabaran con sus vidas. Unas dos horas después, los agentes entraron en la sede del canal, rescataron a los rehenes y detuvieron a 13 personas.

Mientras tenía lugar el asalto, otros escenarios de caos se encendían durante esa jornada en la universidad de Guayaquil, en las calles, y obligaron a evacuar los comercios en el centro de la ciudad.

Los causantes son los miembros de las bandas que se disputan el negocio del narcotráfico en el país y que en los últimos días tomaron de facto el control de al menos seis cárceles, en respuesta al estado de excepción declarado por el presidente Noboa tras la reciente fuga de un centro penitenciario de Fito, el líder de uno de esos grupos.

Conocida la noticia de la huida, el mandatario dio instrucciones claras y precisas a los mandos militares y policiales para que intervengan en el control de las cárceles, elevó el nivel de alerta y declaró el estado de guerra.

Mientras, el miedo es evidente entre la población, que no entiende cómo Ecuador pasó de ser una nación segura a constituir el epicentro del narcotráfico y la criminalidad en Latinoamérica.

Pasillo para armas y drogas

El trasfondo de la violencia está en la proliferación de decenas de bandas criminales vinculadas directamente con cárteles en México y Colombia, que reciben armamento de EE.UU. Solamente cinco de las 24 provincias de Ecuador están libres de estos grupos, calificados por Noboa como terroristas y objetivo para las fuerzas militares del país.

En Quito, Guayaquil y Durán hay al menos seis organizaciones, de las 22 que operan en todos los puntos de la geografía nacional, de acuerdo con un estudio del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado.

Si desde territorio estadounidense llega al país sudamericano todo tipo de armamento, en un recorrido inverso Ecuador es el “pasillo” a través del continente para que cargamentos de drogas lleguen a Estados Unidos. De acuerdo con las propias autoridades militares del país en cuestión, muchas de las armas incautadas durante los días de fuertes encontronazos cuentan con las insignias de las Fuerzas Armadas de Perú. Lo cual asegura el contrabando de armamento desde esa nación u otras cercanas.

Al respecto, la presidenta Dina Boluarte aseguró que sus autoridades de inteligencia analizarían de inmediato todo lo confiscado y declaró en emergencia la parte fronteriza entre los dos Estados.  

Al mejor estilo Bukele

Desde el inicio de campaña, Noboa tomó extractos de la política de su colega salvadoreño, Nayib Bukele, en la criticada pero efectiva lucha de este contra la delincuencia y el crimen organizado en el país centroamericano. Incluso prometió construir cárceles barcazas flotantes para mantener alejados a los cabecillas de las bandas, y la construcción de dos centros penitenciarios similares a los levantados por la administración de su homólogo, donde permanece guardada buena parte de la delincuencia salvadoreña.

Pero el estallido carcelario llegó antes que cualquier solución, porque, tal como escribió el propio Bukele en la red social X poco después de desatarse los hechos en Ecuador, acabar con la violencia “no es soplar y hacer botellas”. Primero se necesita romper el nexo directo que hay entre las prisiones y la violencia en las calles.

Desde dentro los cabecillas de las bandas criminales dirigen y ordenan sicariatos, atentados, extorsiones y mueven la logística para el tráfico de drogas, a veces bajo la protección de funcionarios del propio Estado.

Al respecto, el expresidente Rafael Correa desestimó culpar a Daniel Noboa por los sucesos y aseguró la responsabilidad de sus antecesores, Lenín Moreno y Guillermo Lasso, a quienes acusó de permitir la infiltración de las mafias del crimen organizado incluso dentro del Estado.

En ese sentido, mostró su pleno respaldo a la política de seguridad del novel mandatario y hasta le recomendó reemplazar con personal civil o policías retirados a los miles de agentes del orden que absurdamente ocupan hoy puestos burocráticos y enviarlos a la calle.

Ola de fugas

A pesar de las medidas de seguridad, el delincuente más peligroso de Ecuador, Adolfo Macías, alias Fito, se fugó de la cárcel Regional de Guayaquil, con cuatro integrantes de su círculo de seguridad. / elespectador.com

La cadena de atentados en ocho ciudades ocurrió horas después de que Fabricio Colón Pico, miembro de la banda narcocriminal Los Lobos, se fugara la madrugada del martes de la cárcel de Riobamba, en la provincia de Chimborazo, en el centro del país.

Llevaba apenas cuatro días en este centro, acusado por la fiscal general del Estado, Diana Salazar, de tener un plan para asesinarla durante la audiencia de vinculación de ocho personas en el caso Metástasis, que investiga los nexos del narcotráfico con la política.

Antes, José Adolfo Macías, alias Fito, el criminal más peligroso de Ecuador, huyó de la cárcel Regional de Guayaquil con otras cuatro personas, parte de su círculo de seguridad.

Las autoridades del SNAI, entidad a cargo del control de las cárceles, se dieron cuenta por un operativo de control de armas y objetos prohibidos que realizaron la Policía y las Fuerzas Armadas la mañana del domingo, al encontrar la celda de Fito, decorada con su imagen, vacía.

Esta escalada violenta era una bomba de tiempo que estalló en las manos del joven empresario de 35 años que tomó el poder el pasado 23 de noviembre prometiendo trabajar para levantar la economía y erradicar la violencia.

Para dar un impulso a su plan anticrimen, el presidente expresó la semana pasada su intención de convocar un referéndum para que los votantes legitimen la imposición de medidas de seguridad más estrictas.

Para muchos analistas, las intenciones y propuestas de Noboa son un importante detonante de la respuesta de las bandas.

Comparte en redes sociales:

Un comentario

  1. Noboa el nuevo Presidente de Ecuador, joven, por tanto no teme militarizar al país ye imponer el estado de sitio. Está en su derecho de evitar la desintegración de su país. El lema es «Por la razón o la Fuerza». Mientras tenga el apoyo de las FFAA, nada que temer.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos