Universidad-Empresa, nexos necesarios

La formación integral de los estudiantes de la Facultad de Educación en Ciencias Técnicas, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, depende en gran medida del vínculo con distintas entidades para desarrollar sus habilidades prácticas


Bien sabemos que el desarrollo del país no sería posible sin el aporte de las universidades. Desde las aulas se forma el capital humano, indispensable luego en cada empresa y he allí donde se incentiva la innovación como método para elevar los resultados económicos a los que se aspira. ¿Qué sucede entonces al dar reverso a la moneda? ¿Necesitan los centros universitarios a esas entidades?

Esa relación es, desde hace tiempo, un binomio indisoluble que se nutre en ambos sentidos. A un lado de la balanza, la universidad se beneficia con la puesta en práctica del conocimiento científico y la formación de profesionales más integrales y capacitados; en tanto, al otro extremo, cada empresa podrá tener la oportunidad de aplicar soluciones desde la ciencia a varias de sus necesidades.

Afianzar los nexos universidad-empresa constituye, no obstante, un gran desafío para el país. Estudiantes y docentes coinciden en la necesidad de mejorar la atención a los escolares y que más instituciones se abran a la academia. La implementación de una nueva estrategia económica y social, y del sistema de gestión de gobierno basado en ciencia e innovación, han creado un escenario favorable para el fortalecimiento de este vínculo, muy conveniente, por ejemplo, cuando de carreras con perfiles técnicos se trata.

La Facultad de Educación en Ciencias Técnicas, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona (UCP), se encarga de la formación de maestros para los centros politécnicos de la capital.

En ella se integran las licenciaturas en Mecánica, Mecanización, Construcción, Eléctrica, Agropecuaria, Química Industrial, Educación Laboral, Informática y Economía, todas con un perfil pedagógico.

Para la formación de estos profesionales es indispensable el vínculo con distintas empresas y para ello la facultad establece convenios de colaboración con los cuales se favorecen ambas instituciones.

Adys Rodríguez Roche, vicedecana docente, asevera que para la formación de los estudiantes de la facultad es indispensable el vínculo con distintas empresas.

En este sentido la vicedecana docente, Adys Rodríguez Roche, afirma que como resultado de estos acuerdos ha sido posible el intercambio de medios y recursos que garantizan la formación de los estudiantes y que permiten reparar distintos equipos, instrumentos y accesorios, mientras que las empresas forman allí a sus especialistas en los distintos niveles, desde licenciaturas hasta maestrías, posgrados, cursos de superación, entrenamientos y doctorados.

“Establecemos convenios a través de las necesidades que requieren cada uno de los centros. En los últimos años una de las entidades que fundamentalmente ha trabajado con nosotros es la Empresa de Servicios de Seguridad Integral, SEISA. Carreras como Economía, Mecánica y sobre todo Informática y Química Industrial –esta última implicada en la elaboración de extintores– son de las más imbricadas en esta relación. Actualmente, gracias a la colaboración de los trabajadores de dicha empresa, en nuestra facultad se construyen y habilitan aulas especializadas para impartir diferentes materias”, explica.

La facultad de Educación en Ciencias Técnicas responde a los centros politécnicos de la capital, en los cuales se forman técnicos de nivel medio superior y obreros calificados que responden a las distintas empresas de producción y servicio en el país. De ahí que sea una necesidad que desde la academia estos estudiantes cuenten con los medios reales, recursos y condiciones.

En los tornos del Taller de Maquinado los estudiantes aprenden a desarrollar piezas mediante la regulación por el arranque de viruta.

“Desde la universidad nosotros tenemos el personal capacitado, preparado didáctica, pedagógica y psicológicamente para lo que es la formación docente, pero en las empresas es donde está la tecnología, el desarrollo, los instrumentos, los equipos que hoy se requieren, entonces en ese vínculo nosotros podemos llevar a la enseñanza, con una metodología adecuada, los pasos que se requieren para que un técnico realice o elabore bien tanto sus piezas como una producción o servicio”, asevera Roche.

Este centro universitario, que tiene como particularidad y fortaleza el doble perfil (pedagógico y técnico) se relaciona con más de 20 empresas y algunos ministerios.

“En estos momentos tenemos vínculo por ejemplo con la empresa Varona, Antillana de Acero, la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas, el Ministerio de Industrias y de Energía y Minas, y la Empresa de Refrigeración y Calderas. Esta última ha aportado pinturas, herramientas e insumos como limas, cinceles, seguetas y pelos de seguetas, con los cuales trabajan los estudiantes en nuestros talleres”, confirma el máster en Ciencias Jesús Pérez González.

Jesús es profesor auxiliar del Taller de Ajuste, uno de los cinco por los que pasan los estudiantes de la escuela a lo largo de los cuatro años de su formación para desarrollar en ellos habilidades prácticas necesarias para el ejercicio de sus profesiones.

“El Taller de Ajuste brinda servicio a cuatro carreras de la facultad: Educación Laboral, Mecánica, Mecanización y Eléctrica. Contamos con un total de 22 puestos de ajuste, donde se desarrollan diferentes operaciones, incluidas de medición, trazado, corte de metales, limado, taladrado, barrenado y escareado, además de algunos elementos de la parte de avellanado. Aquí ejercitan también el doblado y enderezado, remachado y tallado de rosca a mano, con macho de roscar o de herraje. Todo el trazado se hace por piezas tipo chapas. En ese sentido aprovechamos la misma recortería que desechan las empresas para utilizarla en los artículos que realizan aquí los estudiantes”, agrega.

Algunas de las piezas elaboradas por los estudiantes en el Taller de Ajuste durante el primer año de la carrera.

Al decir de Jesús, garantizar una fuerte preparación de estos educandos es indispensable si se tiene en cuenta que existe un gran déficit de profesores de talleres en las escuelas de oficio y los institutos politécnicos a los que por lo general asisten una vez egresan de la facultad.

“Por eso nuestros estudiantes se vinculan a los diferentes talleres desde el primer año, ya sea el de Ajuste, el de Maquinado, Soldadura, Refrigeración, y Montaje y Reparación. Próximamente debemos montar también uno de Climatización que beneficiará, en particular, a la carrera Mecánica. Cuando no tenemos las condiciones para realizar determinado proceso nos trasladamos hacia otras instituciones, es el caso de la soldadura que realizamos en el Politécnico Amistad cubano-soviética, y algunas técnicas de maquinado que impartimos en la empresa PRECAM”, reafirma.

Como comentaba Jesús, el Taller de Maquinado es otro con los que cuenta esta facultad de la UCP. En él los estudiantes desarrollan habilidades prácticas sobre la elaboración de metales. Justo en ese pequeño local ubicado al interior de la escuela encontramos a Raidel Cruz, quien estudio en la carrera de Mecánica, graduado con honores y actualmente se desempeña como profesor.

“Fui estudiante de la carrera durante los 5 años en el plan de estudio D. Actualmente imparto varias asignaturas; una de ellas es Taller de Maquinado, donde los estudiantes vienen y desarrollan habilidades prácticas en las diferentes máquinas y herramientas que tenemos (tornos de tres modelos, taladro de mesa y columna, fresadora universal, electroesmeriladora o amoladora de banco y segueta mecánica). Aquí le enseñamos diferentes técnicas que pueden utilizar para reparar máquinas, herramientas o piezas”, refiere.

El tránsito reciente por esas mismas aulas y talleres le permiten a Raidel asegurar la importancia del vínculo con entidades laborales y empresas para perfeccionar la formación de quienes hoy reciben sus conocimientos.

Además de artículos industriales, de los talleres salen útiles para el hogar.

Asevera que “durante la carrera los alumnos desarrollan prácticas en diferentes centros de la capital, insertándose directamente en sus procesos productivos. Allí no solo perfeccionan lo aprendido en la academia, sino que ayudan con sus temas de investigación a resolver problemas que presentan esas entidades laborales”.

“Nuestros estudiantes –agrega–, han creado incluso planes de capacitación para los obreros en talleres, así como programas de diseño de algunas piezas que las empresas necesitan o materiales docentes que son luego utilizados en las empresas para cursos de superación”.

Por su parte, Arsenio Andrés Pérez Hurtado, máster en Ciencias de la Educación, profesor auxiliar y coordinador de la carrera de Licenciatura en Educación Mecánica, agrega que en coordinación previa con las empresas con las que tienen establecidos convenios de trabajos se han desarrollado, además, acoplamientos para las mangueras de los extintores, instrumentos de trabajo o destinados al hogar y reparaciones de grupos electrógenos, entre otras muchas acciones.

“Desde la malla curricular de la carrera tenemos incluido el período de prácticas laborales. De ahí salen muchos trabajos investigativos de nuestros estudiantes. De hecho, recientemente hemos tenido estudiantes ganadores del Fórum de Ciencia y Técnica, así como de eventos nacionales de Ciencias Pedagógicas”, comenta.

Son ellos ejemplos de los buenos frutos del binomio universidad-empresa y de sus beneficios, en ambos sentidos. En base a ello una institución como la Facultad de Educación en Ciencias Técnicas actualiza sus planes y programas de estudio y apuesta por lograr la mejor calidad posible en la formación de quienes serán protagonistas de la enseñanza técnica profesional en Cuba.

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