Por escaso margen, el oficialismo uruguayo ganó su defendida opción del NO a la derogación de 135 de los 476 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC). El proyecto estrella del Ejecutivo de Luis Lacalle Pou obtuvo 22.556 votos –51,15 por ciento– más que el SÍ –48,82– en el reciente referéndum, que reflejó una vez más la división política en dos claras tendencias.
Con la participación del 85 por ciento de los convocados, los votos en blanco se contabilizaron junto a la opción negativa, lo cual, lógicamente, amplió en 28.747 papeletas más la diferencia a favor de mantener vigente la ley, promulgada en 2020. Uno de los factores señalados por expertos como causantes de los resultados fueron los escasos 90 días que el oficialismo dio al Legislativo para analizar los casi 500 artículos de la LUC, a la cual se le señaló que contenía en esos 135 apartados un proyecto de restauración conservadora y orientación neoliberal.
En medio de los debates, partidos como el Frente Amplio solicitaron mayor tiempo para examinar con sectores sociales y la población el articulado de la norma, pero el Gobierno se opuso a ampliar la consulta, con el pretexto de la Covid-19, y forzó su pronta aprobación. Otro de los aspectos clave fue el involucramiento directo del presidente, Luis Lacalle Pou, en la campaña por el NO. Tres días antes del referendo, habló a la nación, defendió la LUC e instó a la ciudadanía a no votar a favor de la derogación.
El mandatario resaltó las supuestas mejoras logradas por la LUC y negó que la ley no tuviese la suficiente discusión parlamentaria. Todo ello en total contraste con lo que defienden los promotores del SI.
Sobre la contienda previa al referéndum, el expresidente José Pepe Mujica, al hacer uso de su derecho al voto, subrayó que “es la primera vez que un presidente se mete en una campaña electoral. La población elige gobiernos, no presidentes, no monarcas. Somos democracias de partidos, de fuerzas colectivas; tendemos a simbolizar las cosas alrededor de una figura, pero no hay magos en esta historia”, observó.
Mientras que el Gobierno asevera que sigue siendo respaldado por la mayoría, lo cierto es que intentó convertir la elección en un plebiscito sobre sí mismo y, principalmente, sobre la mediática figura presidencial, encapsulando el referendo en una confrontación con los sindicatos y el Frente Amplio.
Desde la oposición se destaca la paridad de fuerzas y advierten de que, más allá de pronunciarse a favor o en contra de la reforma, la campaña puso sobre la mesa, con claridad, que “los uruguayos demostramos que la mitad estamos de este lado. ¿Qué gobernante no escucharía una mitad con atención, con sensibilidad?»; así lo aseguró Fernando Pereira, presidente del Frente Amplio, poco después de conocidos los resultados. Pero no hay peor sordo…