Viernes de descanso

La carretera nos indica el camino, o varios de ellos, y elegimos hacia donde queremos ir. Siempre disponemos de esa opción, aunque a veces parezca que no. ¿Alguna semejanza con la realidad? Precisamente, se trata de ella.

Cuando nos alejamos de nuestra zona de confort extrañamos varias cosas. Unas se sustituyen rápido, otras, las más importantes, no son opciones de cambio.

La vuelta hacia la provincia de Granma para el sexto, o tal vez séptimo juego de ser necesario, en la continuación de la gran final de la I Liga Élite del Béisbol Cubano, llevó a este periodista nuevamente a la siempre hermosa Bayamo y, en su lugar, a un sitio aún más lejano como es el municipio de Bartolomé Masó, donde nos quedamos a descansar después de cada partido. Desde allá reportamos lo acontecido en el inicio del cruce, a pesar de las dificultades con la Internet, la distancia entre esa región montañosa y el Mártires de Barbados, y algún que otro desacierto logístico.

Pero los problemas se opacaron con las buenas atenciones, el paisaje y, al menos en mi caso, con el simple hecho de conocer un sitio donde no había estado antes, a pesar de que esa región de la Isla la conozco casi completa.

Hacia allá voy otra vez, mientras escribo en carretera, y pienso en la experiencia, que usualmente es como un cuentagotas, mas en estos parajes brota cual manantial de conocimientos y, en gran medida, es por la cercanía con los implicados en el evento: peloteros, entrenadores, managers, árbitros, periodistas, protagonistas todos de la acción, con los cuales un minuto de compañía, porque el tiempo casi siempre apremia, puede bastar para asimilar, aprender algo nuevo.

Varios colegas de otros medios se bajaron del tren en Mayabeque, cuando Agricultores dispuso en ese quinto partido de Portuarios y además de detenerse en seco la fiesta que ya estaba montada para los aficionados a la espera de aquella hipotética victoria de los locales, anunciada con mucha seguridad por Michael González en conferencia de prensa una jornada antes de la paliza que vendría después, de 19 carreras por cinco; los que seguimos en la rueda tuvimos que volver a hacer las maletas para retornar a la suroriental provincia, una travesía que no baja de las 12 horas. Pero es que así de sorpresivo es el beisbol. Y eso le convierte en un deporte donde, además de hermoso, presagiar puede llevarnos al abismo, sobre todo a los que trabajamos en esto, pues casi siempre los aficionados esperan leer, escuchar o ver de que lado están los pronósticos según los especialistas.

Portuarios llegó sin la etiqueta de favorito, incluso para clasificar a la postemporada. Se la puso ante Centrales en la semifinal y, cuando tenían contra las cuerdas a Agricultores, no pocos pensaron y corearon a ritmo de conga en las gradas del Nelson Fernández: «Esto se acaba aquí». Aquella ha sido la mejor afición de todo el campeonato. Tal vez merecían mejor suerte en ese quinto partido. 

Otra cosa bien diferente piensa Carlos Martí y sus discípulos, con un trabuco ofensivo que acabó la etapa regular ostentando los mejores números madero en mano y, efectivamente, lo recordaron el pasado jueves, cuando se soltaron a batear. La unión de Las Tunas y Granma se presagiaba letal desde antes del inicio del certamen. Y así ha sido.

En tanto, Portuarios ha demostrado que está hecho para venir de atrás, remontar, no ser el favorito, ganar fuera de casa, factores que tal vez han fluido a favor de la tropa que reúne a Industriales y Mayabeque, con el empuje especial de su director técnico, un hombre de un temperamento similar al de un guerrillero, como es Michael González.

Ojalá en lo poco que resta el picheo consiga maniatar a la ofensiva. La mayoría de los juegos, si bien han sido peleados, excepto el último, han contado con carrerajes demasiado extensos. Ello nos aleja del béisbol de calidad que anhelamos ver a estas alturas del campeonato, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un concentrado de los mejores peloteros que tenemos en el país.

Esperemos entonces que, al igual que en la carretera, nuestra pelota, declarada Patrimonio Cultural de la Nación, coja por el camino correcto para elevar su nivel en el futuro cercano. Mientras tanto, yo elegí no perderme la definición de la I Liga Élite y desde la Yutong en medio de la autopista, escribo estas líneas y sueño con poder ver alzar el título al campeón, que hará historia en el debut de esta lid, la cual deberá también limar asperezas o, en términos urbanos, elegir el mejor camino de cara a venideras contiendas.

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