Violencia, narcotráfico y una segunda vuelta electoral

Ecuador atraviesa una profunda crisis estatal y del sistema político en su conjunto, cuyo reflejo más preocupante es la creciente penetración del narcotráfico


Con la victoria en primera vuelta de la candidata Luisa González y la remontada de su movimiento, Revolución Ciudadana, en las votaciones parlamentarias del pasado 20 de agosto, Ecuador puede que haya resuelto una etapa, pero está muy lejos de solucionar los graves problemas que afronta desde el gobierno del traidorcillo Lenín Moreno.

Luisa González y Daniel Noboa se enfrentarán a la segunda vuelta para la presidencia de Ecuador. / france24.com

La principal crisis que atraviesa el país es la incertidumbre; el Estado, dirigido aún por Guillermo Lasso, ya perdió totalmente todo el monopolio de la seguridad, y el narcotráfico se coloca en el centro de la vida nacional.

El país se convirtió en los últimos años en una tierra de “oportunidades” para el tráfico de estupefacientes, con carteles importantes de sitios tan lejanos como México y Albania, que unen fuerzas con pandillas y bandas de las cárceles locales.

Todo ello desató esa ola de violencia sin precedentes en la historia reciente del país. La intimidación vinculada a las drogas comenzó a aumentar en torno a 2018, a medida que los grupos delictivos competían por mejores posiciones en el negocio.

Al principio, la violencia se limitaba en especial a las cárceles, donde la población aumentó tras el endurecimiento de las penas relacionadas con las drogas y el mayor uso de la prisión preventiva.

Con el tiempo, el gobierno perdió también el control de su sistema penitenciario, las instituciones de este son escenarios de terribles escenas y hoy ya son bases de operaciones para el narcotráfico.

Desde los puertos ecuatorianos se transporta la droga escondida en suelos reconstruidos, en cajas de bananas, en palés de madera y cacao, antes de aterrizar finalmente en fiestas de ciudades universitarias estadounidenses y clubes de ciudades europeas.

De las calles a la vida política

El asesinato a tiros en medio de un acto proselitista del candidato presidencial Fernando Villavicencio a escasos días de la contienda electoral del 20 de agosto trastocó todo lo planificado hasta ese momento y la campaña tomó una deriva diferente.

Los temores llegaron a un punto en que los aspirantes al Palacio de Carondelet comenzaron a usar chalecos antibalas, incluso para sus apariciones en televisión.

El segundo contrincante para el balotaje del 15 de octubre, Daniel Noboa Azín, apareció pocas horas después del crimen contra Villavicencio con la mencionada protección y así se presentó en el centro de votación el día de la contienda.

De la misma manera, Christian Zurita, el periodista que asumió el rol de candidato por el partido Construye tras el asesinato de su colega, abandonará el país por motivos de seguridad.

“Yo no espero eso para mi vida. Tengo que tomarme un tiempo para mí”, declaró el excandidato vestido con su chaleco antibalas y usando casco; además, dispone de un equipo de seguridad para sus actividades diarias.

Repetición del voto a distancia

Y en medio de todo el caos, también el voto a distancia enfrentó múltiples problemas durante la primera vuelta. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ya anunció que lo repetirá, pero únicamente para la Asamblea Nacional.

De las 123 854 personas inscritas en la plataforma para nominar desde el extranjero, solo 51 643 lograron registrar su decisión. Es decir, menos de la mitad.

Ahora están en juego seis escaños para representantes al Parlamento por las circunscripciones del exterior, repartidos en tres para Revolución Ciudadana e igual número para Construye.

El 26 de agosto, el organismo aprobó el diseño de la papeleta para la segunda vuelta, con tres niveles de seguridad para evitar falsificaciones.

Lo cierto es que, más allá de cualquier análisis electoral, Ecuador atraviesa una profunda crisis estatal y del sistema político en su conjunto.

A esos trances se unen las ya añejas divisiones entre correístas y anticorreístas, y entre el progresismo y los sectores indígenas. Todos esos conflictos impiden construir un frente común capaz de oponerse al bloque dominante actual e intentar llevar al país a aquella Década Ganada.

No se avecina un panorama diferente hasta el comienzo de la campaña formal para la segunda vuelta, la cual se inicia el 24 de septiembre y durará hasta el 12 de octubre, ni para después del balotaje.

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Un comentario

  1. Cuando la democracia no logra solucionar los problemas de delincuencia común, el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción, la ciudadanía pide a gritos un gobierno autoritario, civil o militar. Está dispuesta a restringir SUS derechos y garantías a cambio de vivir en paz.

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