El cine que nos une

Desde siglos pasados, las preocupaciones sociales, éticas y políticas, e infinitos dilemas en los laberintos de la existencia, nutren la interdiscursividad artística.

En el panorama mediático, los relatos ficcionales generan impactos en la construcción de imaginarios y la opinión pública. Narrativas concebidas para las representaciones en las pantallas se multiplican en la sociedad interconectada, forman parte de la cultura compartida por comunidades.

Las nuevas prácticas de uso del medio audiovisual y la digitalización motivan cambios acelerados en las audiencias, mediante la dinámica de las redes sociales estas dejan de ser pasivas para convertirse en productoras-difusoras o productoras-consumidoras de puestas diversas, sin límites de formatos, géneros, estéticas.

Conflictos, razonamientos, dudas, interrogantes, pasiones, coinciden en nuestra vida. Rara vez, unos, otras, bastan al ser humano, complejo de por sí, para tomar decisiones. Las narrativas con beneficio social anclan en la cotidianidad e inspiran a guionistas y realizadores, al llevar a las fábulas un sinfín de problemáticas.

El cine que llega a los hogares cubanos mediante la TV no está ajeno a dicho universo. Indagar sobre “lo nuevo” en las producciones de otros países remite a miradas plurales que pueden promover energías liberadoras desde la condición artística, la cual abre horizontes, emancipa de lastres antiguos, incluso en ese proceso tal vez surge más de una pregunta: ¿cómo puedo ser una mejor persona?, ¿es posible conquistar la felicidad a pesar de las carencias materiales?

En una oportunidad la creadora de las artes visuales, poeta y narradora Ileana Mulet comentó a BOHEMIA: “Ofrecer el corazón en lo que escribimos o recibimos del cine y la televisión siempre influirá de manera positiva en los destinatarios ansiosos por aprehender todo lo bueno del acontecer diario”.

La destacada artista Ileana Mulet promueve la vitalidad de los sentimientos en sus obras. / cubasi.cu

Tampoco olvidemos, por ejemplo, los planteamientos del maestro Cesare Zavattini, quien desde el neorrealismo destacó el carácter analítico de la narración; según su punto de vista, la forma de relatar está implícita en los hechos que narra. Este análisis se correspondió con el movimiento que dio origen a un nuevo cine en América Latina, el cual muestra temáticas inéditas y formas más baratas de producir.

Es preciso socializar el séptimo arte de todas partes del mundo. La diversidad facilita la riqueza expresiva que contribuye a la apertura personal y nutre las puestas fílmicas con subjetividades atractivas, encuadres, ritmos que propician mecanismos de interacciones emocionales, participativas.

Una buena película nos habla de los otros y de nosotros mismos. El antiguo canon griego todavía sigue vigente, demuestra que el logro de la perfección se expresa mediante la unidad de las partes; para todo guionista trabajar con una premisa coherente garantiza tal integridad y la unidad de acción en función del punto de vista de partida de la historia.

Ciertamente el canal Multivisión en sus espacios “mira” en varias direcciones, sin embargo, podría incorporar mayor cantidad de clásicos de todos los tiempos. En ocasiones la TV olvida que media entre la elaboración del conocimiento de la realidad y la valoración de los sujetos de esa realidad, reafirma la dimensión antropológica de la cultura, que es un ente híbrido, heterogéneo, donde confluyen repertorios cultos, populares, masivos. Incrementar el cine que nos une es un objetivo por considerar. Las puestas en escena no son solo producciones de sentido, sino de sensaciones que alcanzan su clímax en relatos estructurados para seducir, de lo contrario se pierde la conexión con las mayorías.

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