El intrincado reto de contar en escena

Uno de los más sobresalientes dramaturgos contemporáneos españoles, Juan Mayorga, regresó a la escena antillana para dialogar sobre conflictos universales


La obra de Juan Mayorga, uno de los más notables dramaturgos contemporáneos de las últimas décadas, volvió a cautivar en nuestro archipiélago. Su impronta en los escenarios cubanos data de hace apenas un lustro cuando las compañías El Túnel y Argos Teatro se unieron en el montaje Cartas de amor a Stalin, dirigida entonces por el también dramaturgo cubano Abel González Melo.

Mirtha Lilia Pedro y Miguel Fonseca evidenciaron excepcional versatilidad al encarnar los roles de El guardián. / Cortesía Teatro del Silencio.

En estos días, el colectivo Teatro del Silencio, liderado por Rubén Sicilia, impresionó a los seguidores del arte de las tablas en la mayor de las Antillas con una nueva propuesta, en el capitalino Café del Centro Cultural Bertolt Brecht.

Se trata de la puesta en escena Teatro en minutos, título versionado a partir del volumen Teatro para minutos (2014), de este español prolífico y sagaz, en el cual se compilan 45 textos teatrales breves, concebidos desde 1989 hasta 2014.

Cuatro historias fueron las elegidas para dar cuerpo y vida a los controversiales y singularísimos personajes mayorguinos, en “una suerte de viñetas teatrales que nos dan una mirada sugestiva sobre la vida de hoy”, según ha escrito en el programa de mano el propio Sicilia.  

Al igual que en sus piezas más extensas, la selección en cuestión reflexiona sobre la violencia, las bajas pasiones y los diversos males que desuelan a la modernidad. Conmueven por la fuerza de la imaginación, la palabra y los silencios; develan pluralidad de lecturas y niveles de significación.

Un hondo sentido filosófico carga esta puesta en escena, rasgo característico en la literatura dramática del autor ibero; en tanto procura un juego osado con los públicos, a partir de lo que pudiera ser calificado como un original y avezado ejercicio para actores.

“El teatro hace la vida humana visible, nos da a ver de qué está hecha. Es un mirador a la existencia […]. Puede suspender al espectador ante preguntas para las que el filósofo todavía no ha encontrado respuestas”, declaró Mayorga en su discurso de ingreso a la Real Academia de Doctores de España.  

Desde el principio, quien observa Teatro en minutos desde las lunetas, se deja aprehender por los matices de hilaridad, la ironía, la complicidad y hasta la irreverencia que subyacen en El guardián, Sentido de calle, Cartas de Sarajevo y El buen vecino, los textos escogidos para esta saga a la que se espera se unan otras obras contenidas en el mismo libro del peninsular, según destacó el director de la agrupación.

Juan Mayorga es uno de los más influentes dramaturgos ibéricos, elogiado por sus obras de larga y corta extensión, muchas de ellas traducidas a cerca de una treintena de idiomas, y distinguida con varios laureles como los premios Max al mejor autor (2006, 2008, 2009), el Valle-Inclán (2009), el Nacional de las Letras Teresa de Ávila (2016), entre otros.   

Minimalista por esencia, este montaje resulta sugerente y evidencia más aciertos que desaciertos. Sobresalen la funcionalidad de los diseños de iluminación y escenografía, así como la ingeniosa concepción escénica que convierten cada función en un espectáculo único y diferente.

La armonía entre los silencios y la palabra en Cartas de Sarajevo, interpretado por Amaury González y Juan Suri, se alzan como potente recurso simbólico. / Cortesía Teatro del Silencio.

No obstante, cabe señalar desequilibrios en los puntos de clímax y en especial, desenlace del relato en su visión integral, dados precisamente por el recurso de elegir al azar a alguien del auditorio para conectar una historia con otra dentro de la trama. Aun cuando lo más valioso e interesante de esta creativa solución escénica se convierta en complejo y esforzado ejercicio que explota y exhibe las cualidades interpretativas de los actores, no debe ser lo fortuito el único pretexto que paute el ritmo, el éxito e incluso, incline la báscula hacia un fracaso inminente.

Descuellan los desempeños actorales de Miguel Fonseca al encarnar varios roles diferentes en un breve lapso de tiempo; igualmente, los de Mirtha Lilia Pedro, Amaury González y Juan Suri, quienes se mantuvieron a la altura de tan audaz expresión del arte y oficio del actor.

Teatro en minutos se alza como una propuesta reveladora para el espectador avezado, o por lo menos acostumbrado a un teatro ilustrado. Pone en la mira y también, en la balanza de valores, ideas y emociones, preocupaciones de la contemporaneidad que, por razones de diversa índole, subsisten en zonas oscuras y veladas de la vida cotidiana.

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