El jazz está en sazón, bien condimentado

Durante el homenaje a la maestra Marta Valdés en el espectáculo Mucho más que palabras lideraron el talento y el magisterio de Dayron Ortiz y sus invitados en un concierto memorable


Los valores renovadores del jazz y el filin han influido de manera notable en la historia musical de Cuba con amplia trascendencia internacional. En dicho contexto descuella el nombre de Marta Valdés.

Es la figura más importante de la segunda promoción del movimiento filin, pues a mediados de la década del 70 creó un puente hacia la aparición de la nueva canción en Cuba, donde se distingue por sus aportes en el ámbito poético y de la estética musical. Única, intensa y proverbialmente comunicativa ha dado vida a un repertorio que resplandece en el siglo XXI.

Marta Valdés y Dayron Ortiz al cierre del concierto. Foto: Instituto Cubano de la Música

De esta riqueza fue consciente el guitarrista Dayron Ortiz Jiménez al rendirle homenaje en el espectáculo Mucho más que palabras, a propósito de la edición 38 del Festival Internacional de Jazz en la sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba.

Al asumir los arreglos de páginas memorables de Marta Valdés y la dirección musical de la presentación, Ortiz hizo patente la importancia de la interacción rítmica e improvisatoria entre los componentes de la sección de ritmo en el jazz (batería, bajo, piano) y entre estos y los solistas de otros instrumentos (trompeta, saxofón).

Tras el previo estudio de los boleros y las canciones de la singular maestra, hizo énfasis en el destaque del swing o groove colectivo producido por la tensión dinámica entre patrones relativamente fijos y otras variables dentro del conjunto.

En especial, afloraron las ricas ideas expresadas en frases o pasajes musicales que dicen mucho en el lenguaje jazzístico debido a la guía de la estructura melódico-armónica y rítmica en piezas memorables.

Los instrumentistas Armando Osuna y Jorge Coayo demostraron en los set de percusión que los instrumentos percutivos no son solo acompañantes, incluso pueden cantar con voz propia y hasta constituir un conjunto de voces al desarrollar el discurso polirrítmico.

En gran medida, la filosofía de Marta Valdés emergió desde la pieza En la imaginación a través de la recreación de Mayquel González en la trompeta y también ocurrió en Juego a olvidarme de ti, debido al enfoque del saxofonista Emir Santacruz.

Los procedimientos estilísticos y los matices del jazz contemporáneo estuvieron presentes en la amalgama de intervenciones que aportaron las voces de Annys María Batista y Nurímar Asunción García. Exquisitas, revitalizaron la impronta de una compositora siempre inquietante, dispuesta a otorgarle un sentido lírico a palabras dichas desde el alma tras ser cobijadas por la razón de quedar en la memoria de los públicos.

La pasión contenida de Ernán López-Nussa lideró en un tema poco conocido, Demasiado que pedir, y en Como un río,desgranaron acordes y melodías Rodrigo García, piano, y Annys Batista, voz.

El tributo reafirmó un precepto indispensable: hay que pensar la música. Cada intérprete trabajó desde esta condición. Ciertamente, no bastan el ímpetu, la vocación, hay que conocer los recursos tímbricos y técnico-expresivos en disímiles instrumentos, incluso, lo aportado por la industria fonográfica.

Unos y otros demostraron que el jazz está en sazón, bien condimentado. La valía de Julio César González, bajo eléctrico y de Gabriela Díaz, violín, misceláneas, voz, reafirmaron el convencimiento de que no existen fronteras entre la música culta y la popular. Trajeron al escenario movimiento, libertad, juego, improvisación, en la perenne transmutación de los sonidos, la rítmica y la plástica fluctuante de los tempos.

Emocionó la unidad y la absoluta coherencia de un concierto diseñado con una escritura inteligente, culta, que acudió a lo antiguo, lo moderno, la tradición y la intrínseca del arte musical.

El virtuosismo, la verdad artística de jóvenes y consagrados sinterizaron y, a la vez, le dio alto realce a la obra imperecedera de la querida Marta Valdés, un ícono de la música cubana.

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