La mejor de todas las historias

Auna velocidad difícildeprecisar se multiplican por el mundo cámaras, micrófonos, en escenarios diferentes. Lo “real” depende de cómo la comunicación massmediática lo construye o reconstruye, pues en el mismo terreno coinciden audiovisuales transmediales y dispositivos productores de nuevos saberes.

En el estatus institucional, la TV reproduce múltiples sentidos, reflexiona sobre conflictos aceptados o rechazados por los destinatarios, quienes en opinión del semiólogo Umberto Eco, nunca reciben un mensaje único, sino muchos. Por esto es imprescindible considerar las perspectivas lingüística y visual de cada persona, que trascienden las objetivaciones del ideario, también son fuentes creativas inagotables.

Durante el verano la serie Bolívar (Multivisión, de lunes a viernes, 2:00 p.m.) recrea la historia de vida del Libertador, con un enfoque humanista, verosímil, que abre el universo cognoscitivo, el cual se nutre de las ciencias sociales, la psicología, el entorno geográfico de la América Nuestra, la cultura, las tradiciones, la riqueza oral, los documentos escritos.

Sin didactismo ni panfletos edificantes, el sujeto protagonista del relato habla, duda, disfruta el amor, enfrenta envidias, rencores, incomprensiones; de ningún modo es perfecto, pero tiene bien definido el camino: defiende la unidad, las causas justas, el derecho a la libertad plena de hombres y mujeres.

No obstante los aciertos dramatúrgicos de la narración, el valor estético de la puesta, el orgánico desempeño demostrado por actores y actrices al interiorizar sus personajes, al parecer no se ha previsto la posibilidad de retransmitirla en otro horario. De hacerlo, los públicos agradecerán interpretar un espectáculo dramático inspirado en la Historia.

Develar características de este ser humano excepcional que comparte sinsabores, melancolías, sueños, cautiva al espectador interesado en conocer “de cerca”, la dimensión altruista de próceres devenidos referentes en todas las épocas.

A propósito de una Feria del Libro en La Habana, los escritores Paco Ignacio Taibo y Daniel Chavarría comentaron a BOHEMIA: “Los héroes, las figuras legendarias son de carne y hueso, así deben ser llevadas a la literatura, al audiovisual, es lo que se llama crear con autenticidad, verdad artística, de lo contrario pierden credibilidad”.

Los escritores Paco Ignacio Taibo y Daniel Chavarría han compartido la idea de crear con autenticidad y verdad artística. / Leyva Benítez

La televisión, en cuanto servicio, facilita, transmite códigos, democratiza el acceso al conocimiento. El acelerado desarrollo científico impone hoy una rápida asimilación de contenidos que realizadores de varios países llevan a la ficción para mover el pensamiento de las audiencias.

El avance tecnológico no se limita a las sustituciones de equipamientos por algunos más sofisticados, los cuales requieren ser pensados en términos de lenguajes novedosos.

La confrontación de pareceres forma parte del trabajo intelectual, estimula el desarrollo personal y la espiritualidad durante etapas de la existencia.

Trasladar auténticas vidas ficcionales a la pantalla exige, además de pericia autoral, comprometer al equipo en función del concepto matricial de la obra. Analizar escenas, capítulos, planos, bocadillos, gestos, demanda disciplina, dominio de las especialidades, saber decir sin preámbulos retóricos, mediante narraciones sugerentes.

En esencia debe imponerse el empeño por descubrir los resortes ocultos del comportamiento humano, aunque las circunstancias sean adversas: escasos presupuestos y recursos materiales.

Entretener sin concesiones a la banalidad, lograr la mejor de todas las historias, debe liderar durante el proceso creativo al estructurar tramas, fábulas, moralejas, metáforas, en provecho de las relaciones afectivas y de sentirnos menos solos en un mundo tan convulso.

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