Pensarlo todo de nuevo

En el siglo XXI la narrativa audiovisual prevalece como puente de entendimiento, en ella los saberes circulan fuera de la escuela, incluso del hogar donde la familia se reúne para ver la televisión tradicional, comenta sobre propuestas que le interesan o desecha lo poco atractivo. Educar desde la comunicación contribuye a motivar alertas en el ojo crítico, pues personajes e historias pueden causar odios, amor, miedos, al exponer conflictos propios o de personas conocidas. 

No lo olvidemos, otros modos de leer instauran los medios de comunicación en la sociedad contemporánea. Desde el enfoque transdisciplinario, reconocidos investigadores destacan la pluralidad de lenguajes, códigos que construyen un flujo y reflujo informativo, complejizan los procesos de lectura, facilitan cambios de paradigmas en estas prácticas.

A propósito, recuerdo una idea del intelectual Roberto Fernández Retamar: “Fuera de las aulas, considero maestro o maestra a quien es capaz de orientarnos con sus obras, iluminándonos”.

El maestro Roberto Fernández Retamar aportó un valioso legado cultural a la sociedad cubana. / Leyva Benítez

Teniendo en cuenta dichas dinámicas, son oportunos los programas Unos minutos en la vida de… (Cubavisión, miércoles, 3:00 p.m.) y Los de la Unión –sobre la Unión de Escritores y Artistas de Cuba- (Canal Educativo, miércoles, 9:15 p.m.). Mediante entrevistas ambos propician acercamientos a personalidades que contribuyen al enriquecimiento del arte audiovisual. Incluso develan interioridades de métodos creativos, ideas, pensamientos, igualmente limitaciones, las cuales impiden llevar a buen término determinados proyectos.

Debería pensarse en revisar sus horarios, la competencia con telenovelas y series limita las audiencias mayoritarias.

Por otro lado, como la vida, el relato ficcional establece analogías, metáforas desde concepciones temporales variadas dado el no sometimiento a la condición de lo “real”, pero debe responder a signos de verosimilitud o efectos de realidad que de ningún modo es la cotidiana, sino una realidad-obra liderada por la verdad artística ajena al explícito dato sociológico o histórico.

Lograron esa prominencia los Cuentos de los hermanos Grimm (Multivisión, lunes, miércoles, viernes, 12:25 p.m.). La estructura bien pensada desde el punto de vista dramatúrgico, la belleza al concebir el relato, influyen en la valía de un producto grato, accesible e interesante. Sin duda incentiva la búsqueda de textos literarios, otras adaptaciones al cine y la televisión.

El gusto no nace, se forma. Cada ser humano necesita la seducción de espacios que lo hagan pensar en sí mismo, lo ayuden a ver, disfrutar estéticas visuales, las cuales contribuyen a la educación, a la espiritualidad desde edades tempranas.

Una buena historia es una experiencia emocional llena de sentido, cuanto más perfecta es la obra, tanto más ausente de ella están las intenciones evidentes. Lo patentiza Sin Óscar (Canal Educativo,lunes, 10:00 p.m.), al hacer justicia a filmes trascendentes que no recibieron el codiciado reconocimiento; sin embargo, descuellan por su calidad artística. Un ejemplo, entre muchos, es Psicosis, de Alfred Hitchcock. En la película hasta el blanco y negro es un factor narrativo dramático. También lo son los decorados, las características de los personajes, sus estados de ánimo.

A veces no reparamos inmediatamente en la excepcionalidad de una puesta que la hace un suceso extraordinario. Escapan a las primeras miradas la manera de presentar las emociones o la ausencia total de moralismos. Es importante mantener en vilo una actitud de inconformidad, descubrir imprevistos en temas tratados hasta el cansancio; la desmesura de la genialidad, o por lo menos lo original, continúan siendo atractivos en todas las épocas. Sentir desazones que estimulan a pensarlo todo de nuevo nutre el acervo cultural imprescindible de aprender cada día frente a la llamada pequeña pantalla.

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