En la actualidad el llamado “planeta medios” vive conmociones ilimitadas sin precedentes. Todo interesa, las personas quieren conocer, reconocerse, le piden a la TV tradicional que informe, instruya, eduque, entretenga, amplíe el universo cognoscitivo, fortalezca los valores éticos, la espiritualidad, censure las actitudes negativas. De ningún modo puede ser de otra manera, porque los imaginarios colectivos son productos que se ven influidos por la representación mediática.
Cada canal, cada programa, debe mantener su propia identidad, solo así surge lo rico, lo diverso. Urge establecer miradas renovadas en los recursos narrativos, los cuales utilizan textos verbales, visuales, que exigen ser interpretados en tanto contenidos y estéticas.
Durante el verano el documental ha sido protagonista en varias emisiones de la TV cubana; no obstante, es preciso seguir estimulando este género centrado en el abordaje de lo social como característica principal y el despliegue de la creatividad por parte del realizador, dada la potenciación de los niveles de expresión subjetiva que expresan puntos de vista específicos.
El tratamiento de la vida y la muerte en el espacio Documental forense (Multivisión, jueves, 9:34 p.m.) constituye el eje de la acción de los personajes, desplegada según la lógica problema-solución. La apertura capta la atención de los públicos, le siguen refutaciones de objeciones, argumentos a favor o en contra de las opiniones acerca del conflicto tratado. La voz protagonista deviene un útil instrumento esencial al denotar el rico despliegue de la narración.
Otras visiones propone Pantalla documental (Canal Educativo, miércoles, 10:45 p.m.) al asumir un viaje por el mundo que establece cronologías de eventos potencialmente no relacionados. Lograr las oportunas asociaciones entre ellos demanda sagacidad, inteligencia, el olfato del documentalista. Este tiene la posibilidad de atisbar –desde un lugar privilegiado con soportes adecuados para captar los instantes– momentos únicos y, por tanto, irrepetibles, o puede conservar en archivos confesiones que no se volverán a contar.
Artistas cubanos recrean historias de vida de científicos, literatos, actores, actrices. En este sentido la locutora, periodista e investigadora Josefa Bracero destacó a BOHEMIA en una oportunidad: “El ejercicio documental permitió perpetuar en la memoria y el alma de muchas personas testimonios sobre la vedette de Cuba, Rosita Fornés, quien dejó un valioso legado en las artes escénicas y los medios de comunicación audiovisuales”.
Por otro lado, es imposible olvidar la entrañable Televisión Serrana, fundada el 15 de enero de 1993 por el cineasta Daniel Diez, Premio Nacional de TV. Lamentablemente los materiales de dicha productora desaparecieron de la pequeña pantalla, extrañamos disfrutar con sistematicidad esa experiencia comunitaria y participativa.
Archivos, fotos, testigos, investigaciones, dan fe de hechos, circunstancias, motivaciones, en los que el elemento humano, antropológico, cultural, perpetúa relatos indispensables.
Lo que no se conoce, lo que no se visibiliza o escucha, corre el riesgo de quedar en el olvido.
La testificación y su significativa trascendencia expresan la dinámica de universos ricos en experiencias, exploraciones, acercamientos a la existencia.
El propio avance de la sociedad y la complejidad de los equipos permiten concretar formas diversas de compartir, hay que seguir diseñando para las mayorías programas sugerentes donde prevalezcan causas nobles, justas, detalles de sensibilidad.
Todo lo que se cuente debe convencer, es decir, tiene que ser verdadero. Poner en juego las expectativas de espectadores emocionados requiere dominio de la dramaturgia elegida, conocer esencias del proceso creativo que hizo posible seleccionar un tema, determinada problemática o cierto discurso sensorial de honda intimidad. Pensemos en esto.
