La visita de Xi Jinping ha generado en el mundo más simpatías que rechazo, a pesar de que Moscú esté sancionado por Occidente

Una encuesta llevada a cabo en 2022 por la Universidad de Cambridge, Reino Unido, constató que el 66 por ciento de la población planetaria tiene una percepción positiva de Rusia y el 70 por ciento de China.

No en vano el canciller de la India, Jaishankar, afirma que “Europa tiene que superar la mentalidad según la cual los problemas suyos son los problemas del mundo, pero los problemas de Europa no son los de todo el mundo”. Y es que la humanidad tiene memoria: Primero, en relación con la Unión Soviética cuando esta nación ayudó a lo que se ha dado en llamar Tercer Mundo y después con la Rusia de Vladimir Putin, quien ha tendido su mano a la parte del orbe más desfavorecida. Igual ha pasado con la China de Mao Zedong, y ahora con la de Xi Jinping. Por eso con la última visita de este a Moscú, lejos de recibir comentarios ofensivos en gran parte de la prensa internacional, el acercamiento entre ambos colosos ha recogido grandes loas.

De los puntos de la agenda bilateral más elogiados se encuentra el holgado balance de sus relaciones, sustentadas en un comercio bilateral en alza, que en 2023 podría alcanzar los 200 000 millones de dólares. También ha sido visto como muy positiva la cuestión energética. Para el analista Xulio Ríos se trata de “una verdadera columna vertebral de sus intercambios comerciales en el horizonte de 2030”. Asimismo, a esta lista de cosas positivas, analizadas por los dos presidentes, se sumó la decisión de dar un mayor uso a las respectivas monedas nacionales en sus intercambios bilaterales y en la famosa Ruta de la Seda. Además, el mayor uso de las respectivas monedas nacionales o el desarrollo de la Ruta Marítima del Norte apuntalan orientaciones estratégicas de alcance global, lo cual no ha pasado inadvertido para la opinión pública internacional, algo que ya se veía venir desde el pasado año, señala Ríos.

Nueva Era

La visita del presidente chino, Xi Jinping, a Moscú -del 20 al 22 de marzo- y los diálogos con su homólogo ruso, Vladimir Putin, condujeron a refrendar acuerdos favorables a cada una de las partes y lo que es más importante: no están dirigidos contra terceros países, afirmó Moscú. Se emitió la Declaración Conjunta sobre la Profundización de la Asociación Integral y la Cooperación Estratégica Entrando en una Nueva Era y la Declaración Conjunta sobre el Plan de Desarrollo para Áreas Clave de la Economía Ruso-China hasta 2030.

En sus declaraciones a la prensa tras las conversaciones oficiales, Putin y Xi confirmaron que cada Estado posee sus propias características históricas, culturales y nacionales, y que tiene el derecho a elegir su propio camino de desarrollo. El mandatario ruso insistió en que Moscú y Beijing se oponen a que un Estado imponga a otro sus valores, trace líneas ideológicas, crea una falsa narrativa sobre la supuesta oposición entre democracias y autocracias, y utilice la democracia y la libertad como pretextos e instrumentos políticos para ejercer presión sobre otros.

El Kremlin reafirmó el compromiso con el principio de “una sola China”, al reconocer que Taiwán es parte integrante de la nación asiática, al tiempo de declarar que “se opone a la independencia de la isla en cualquiera de sus formas”. Mientras, China presentó su disposición a la búsqueda de una solución al conflicto ruso-ucraniano y los interlocutores coincidieron en la necesidad del diálogo como principal vía hacia la paz. Abogaron por el cumplimiento de los objetivos y los principios de la Carta de la ONU, así como por el respeto al derecho internacional.

Xi Jiping recordó que en febrero publicaron su posición sobre una solución política a la crisis de Ucrania, basada en una postura objetiva e imparcial, y en la cual promueven activamente la reconciliación y la restauración de las negociaciones. “Nuestra posición se basa en la esencia misma del problema y la verdad. Siempre estamos por la paz y el diálogo, estamos firmemente en el lado correcto de la historia”, enfatizó Xi.

La opinión pública mundial en general encontró que entre Moscú y Beijing hay concordancia de ideas, entendimiento en la comunicación y confianza mutua, lo cual demuestra que las relaciones bilaterales alcanzaron un nivel sin precedentes, y van por más.

CRÉDITO PORTADA

Se abre entre China y Rusia una nueva era. Vladimir Putin y Xi Jinping así lo validaron. / realinstitutoelcano.org