Foto./ Restaurada por IA.
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Relato de un singular aporte

El internacionalismo de Cuba en Vietnam se dio en muchos frentes. Un profesor de ganadería le cuenta a BOHEMIA sus vivencias


La zozobra lo acompañó en el viaje, que incluyó un largo trayecto La Habana-Moscú-Taskent-Bombay-Rangún-Laos y finalmente Hanói. Entre Cuba y Vietnam median 15 994 kilómetros. Después de cruzar medio mundo, el joven Bienvenido Vasallo Gómez no sabía con certeza a qué se enfrentaría. Solo dijo sí cuando se le propuso, en 1973, integrar el nuevo grupo que ayudaría a los vietnamitas en su programa ganadero, como parte de las solicitudes del gobierno revolucionario asiático hechas a Fidel Castro. (1)

Fidel en Hanói. / Cubadebate.

Debía formar técnicos en inseminación artificial, los cuales a su vez conformarían esa masa de trabajadores que haría del país indochino un lugar próspero, idea fundacional de Ho Chi Minh, quien dio vida, en 1945, a la República Socialista de Vietnam. Transcurridos 28 años, llega este cubano, que no dudó en hacerse internacionalista para contribuir a darle forma a esas aspiraciones.

Testigo de un crimen

Lo que encontró al llegar fue diferente a lo imaginado, pues, aunque sabía de los estragos provocados por la aviación estadounidense, la realidad superó cualquier relato. La primera tarea que acometió fue en la propia capital vietnamita y en nada tenía que ver con su misión, más bien con un empeño de supervivencia: la reparación de los diques de fango que en Hanói contenían el Río Rojo.

Entre las acciones militares del imperialismo estaba bombardearlos, a fin de causar un desastre “natural” en la época de inundaciones. Vasallo y un grupo de cubanos realizaron arduas jornadas de trabajo voluntario, algunas de ellas recogidas en el célebre documental de Santiago Álvarez Hanói, martes 13 y que puso al desnudo las intenciones asesinas de los Estados Unidos. Generaciones de cubanos hemos crecido con ese dramático testimonio visual. Puede decirse entonces que para Vasallo fue su primera “prueba de fuego” en una nación devastada por la guerra, pero con suficiente voluntad para sobreponerse. A 50 años de esa época, en exclusiva para Bohemia, el profesor de ganadería refresca su memoria. (2)

Muchos fueron los escollos; el más inoportuno fue saber que la escuela en la que debía dar sus clases, en Son Boy, a unos 80 kilómetros de Hanói, había sido arrasada por las mismas bombas que deliberadamente destruían los diques. Las autoridades locales aseguraron que en poco tiempo harían una nueva, y cumplieron cabalmente sus palabras. Antes de que eso sucediera, el protagonista de este testimonio se comprometió a ayudar siempre y en lo que hiciera falta, lo cual había demostrado a su llegada.

Diferentes labores

El socialismo en Vietnam ha debido asumir variados retos, y ya a la altura de 1970 había logrado, por ejemplo, crear vastas áreas ganaderas, con vaquerías rústicas aunque bien atendidas. Razón de más para que un enemigo acechante las hiciera blanco suyo en un intento por frenar cualquier desarrollo. Esa rabia los hizo bombardear los establos. Los campesinos y comunistas vietnamitas en cambio no se amilanaron, y, sabedores de que vendría la victoria, decidieron abrir las puertas para evacuar las reses hacia las montañas. Uno supondría que ante semejante escenario el alma se resentiría, pero ocurrió todo lo contrario. Frente a un problema, el pueblo decidía ser más fuerte. Sentimiento de perseverancia “pegajoso” a un Vasallo permanentemente jocoso, que por unas semanas cambió la docencia por el “trabajo de campo”.

A su disposición pusieron un jeep con chofer, un traductor y un cocinero. Visitó diferentes granjas en el norte del país, entre ellas Dong Giao y Bain Trainh, constituidas con el ganado reagrupado. Este colaborador, en una lucidez envidiable, explica que en esa etapa debió realizarles diagnósticos de gestación a las vacas, sopesando si tenían algún trastorno en el sistema reproductor. También asesoró a los técnicos y demás personal de las granjas. Labor muy ardua; sin embargo, batió record personal: en su haber, 1 682 diagnósticos de gestación y patologías reproductivas (enfermedades del aparato reproductor que interfieren en la gestación). El tesón para que las cosas resulten es de esas cualidades que de Vietnam se trajo.

¡Al fin frente al pizarrón!

A 50 años de colaborar en la docencia de la ganadería en Vietnam, Vasallo recuerda con cariño los momentos vividos en la hermana nación. / Omar Gómez Barquín.

Como un tesoro guarda el momento en que finalmente pudo estar frente a un aula, a partir del esfuerzo de sus colegas vietnamitas, quienes con recursos y materiales propios levantaron de nuevo la escuela de ganadería de Son Boy. Los imperios que han intentado dominar a los anamitas pocas veces han entendido cómo han salido derrotados si eran supuestamente invencibles. Una de las grandezas de estos humildes hombres y mujeres radica en su capacidad de previsión. En el caso que nos ocupa, cuando los estadounidenses bombardearon la escuela de Son Boy, su colectivo de inmediato trasladó hacia lugares seguros la base material de estudio, consistente en algunos elementos de laboratorio para procesamiento del semen, vaginas artificiales, microscopio y otros utensilios útiles para adquirir conocimientos. Con todos ellos, nuestro entrevistado pudo apoyar sus clases teóricas.

“Inseminación y procesamiento del semen” es el nombre completo de la asignatura que Vasallo le impartió a un colectivo de 25 alumnos, oriundos de todas las regiones de Vietnam. Junto a él, dos colegas locales de marcada profesionalidad, profesores de Biología de la reproducción y de patología de la reproducción respectivamente. Entre sus recuerdos más entrañables está el del estrecho vínculo que creó con el traductor, un vietnamita egresado de Español en Cuba y que para mayor familiaridad se hacía llamar “Enrique”, quien con suma paciencia le iba desgranando palabras útiles para la docencia y para la vida cotidiana. Tanto es así que a Vasallo, a las puertas de sus 80 años, le siguen siendo cercanas y melodiosas.

Si al partir de La Habana la zozobra reinaba en su cabeza, una vez en Vietnam el joven cubano comprendió que la amistad derriba obstáculos. Gracias al traductor y a su chapurreo del idioma, 23 alumnos aprobaron los exámenes y se convirtieron en técnicos de inseminación sumamente calificados, adiestrados en la práctica inseminando reses vivas de segunda calidad que les compraban a los campesinos. El entrevistado considera que es necesario rendir tributo a dos colaboradores que le antecedieron y que también contribuyeron a tal empeño: Osmani Alfonso y Héctor Castro. Una de las piedras angulares de ese singular aporte fue la creación de los reglamentos técnicos para el funcionamiento de los subcentros de inseminación artificial de todo Vietnam.

Afecto perdurable

Vasallo no podía flaquear, y menos dada la simpatía y laboriosidad con que los vietnamitas llevaban su vida, inmersa en condiciones extremas. Tampoco podía fallar por el amor que le demostraban a Fidel, y a Cuba, de la cual él era una especie de representante. Los lazos que corroboró eran muy fuertes cuando el Comandante en Jefe visitó a Vietnam en ese legendario viaje que ha dado más de una crónica. Vasallo estuvo entre los primeros en darle la bienvenida, nutriendo el amplio grupo de internacionalistas y diplomáticos cubanos que le extendían las manos.

De ese momento ha guardado dos cosas: una anécdota y una foto. La primera remite a la infinita curiosidad de Fidel, quien preguntaba, cual niño, por los asuntos más increíbles. Se interesó por cuántos peces los vietnamitas lograban criar en los cráteres dejados por las bombas yanquis. Dijo que el asunto podía servirnos de referente por si algún día se atrevían a atacarnos. La fotografía de Vasallo y Fidel está ya gastada de tanto lucirla como una de los objetos más importantes que tiene.

Aunque dañada por el tiempo, esta fotografía es un documento esencial sobre el aporte del entrevistado. Sonriente, muy cerca de Fidel. / Foto original, Cortesía del entrevistado.

De la vida diaria

Atrás había dejado a la familia: a sus padres, a su esposa y a dos hijos pequeños; pero durante el año que trascurrió alejado, sus “anfitriones” se encargaron de que la añoranza fuera la menor posible. El testimoniante sonríe mientras evoca las iniciativas vietnamitas para brindarle afecto y relativo confort. Entre las más ocurrentes: ponerle una mesa de pimpón para que fuera “matando el tiempo” y así confraternizar con compañeros y estudiantes. Entre cruces de pelota, de un lado a otro de la red, fue aprendiendo un vocabulario elemental: palabras sueltas que dice en un alarde de intacta retentiva.

Le planificaban excursiones increíbles, que realzaban la grandeza de una nación de 5 000 años de historia. Uno de esos momentos mágicos fue adentrarse en un tupido bosque para ir al encuentro de un árbol milenario, venerado por los vecinos del lugar. Para consumar sin contratiempos esta aventura le dieron un par de botas de gomas como resguardo frente a las centenas de sanguijuelas, habitantes desagradables de la floresta. El Vasallo bromista afirma que pasó la prueba. Lo invitaban a bodas y a velorios, en un despliegue de tradiciones que no ha echado en el olvido. El cubano montaba bicicleta, hábito que todavía conserva; leía en sus ratos nocturnos, después de las 10 de la noche, a la luz de un farol. Tampoco puede desconocer el apoyo del embajador cubano, Raúl Valdés Vivó, quien cada cierto tiempo recibía, en la sede diplomática de la Isla en Hanoi, a los colaboradores cubanos para hablarles del país, sus costumbres, y de las adecuadas normas de comportamientos que debían seguir.

A Bienvenido Vasallo Gómez le fue otorgada en Vietnam la Medalla de la Amistad. / Cortesía del entrevistado.

Insiste en que, a pesar de vivir en una pequeña casa de madera y piso de tierra, los vietnamitas hicieron todo a su alcance para que se sintiera bien; incluso le consiguieron un colchón, porque ellos dormían en el suelo en esteras tejidas. Además, el cocinero se desvivía para que la comida fuera la más rica y nutritiva posible. Destaca con gratitud que le pusieron, 24 horas al día, un custodio que velaba por él, porque por estrictas ordenes de las autoridades “a los cubanos no podían pasarle nada malo”.

Legado

Este nacido en el Valle del Perú, en la provincia de La Habana, hoy Mayabeque, dejó una impronta docente que fue altamente reconocida. Por dictamen del entonces primer ministro Pham Van Dong, al concluir la misión, en mayo de 1974, le fue otorgada la Medalla de La Amistad. Lauro que trajo consigo como si fuera un pedacito de esa nación hermana que depositó su confianza en Cuba para la formación de la juventud en un rubro que en la actualidad desempeña un papel significativo en la alimentación nacional. De sus antiguos compañeros vietnamitas no ha vuelto a saber. Aún con ese pesar, después de 50 años de esfuerzos, Vasallo sabe que valió la pena.

Trata de mantenerse actualizado, auxiliado de las nuevas tecnologías. Se ha informado de que el Departamento de Producción Pecuaria del Ministerio de la Agricultura y Desarrollo Rural de Vietnam estima que en este 2024 la producción de carne alcance alrededor de 7.98 millones de toneladas, y 1.28 millones de toneladas de leche con aspiraciones de superarlas, en una nación de 100 millones de habitantes. En los años 70 del pasado siglo, entre sus muchos apoyos a la causa vietnamita, Cuba le donó al país de Ho Chi Minh 80 reses y 10 sementales, que lograron multiplicarse exitosamente también gracias al aporte de un colaborador internacionalista cubano.

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4 comentarios

  1. Hermoso ejemplo de los lazos muy diversos que hacen de Cuba y Vietnam dos países hermanados no sólo en la lucha contra el imperialismo!!! Gracias Mary.

  2. Excelente relato de una de las personas más honesta, colaboradora y con una singular práctica de cortesía. Es Vasallo digno merecedor de este emotivo estímulo que suele comentarnos aún, con mucho sentido del humor, muchas anécdotas de su estancia en Viet Mamá. Llegue a este revolucionario a este internacionalista a este padre mis respeto y mis felicitaciones.

  3. Una linda anécdota con color y calor humano que contribuye a mostrar raíces de la honda y fecunda amistad que nos une con los hermanos vietnamitas, para siempre por voluntad común.

  4. Nuestras felicitaciones para ése colaborador que una vez más pone tan alto el honor de la Revolución Cubana en momentos tan difíciles.
    felicitaciones por su humilde pero importante aporte a un renglón tan importante y vital como es la ganadería en un país tan laborioso como es Vietnam.
    Un fuerte abrazo y muchos años de vida les deseamos.

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