Temblor político en Israel

El primer ministro Benjamín Netanyahu debió detener su controversial reforma horas después de que miles de israelíes salieran a las calles como muestra de indignación


Los últimos días han sido bastante caóticos en Israel, toda vez que elprimer ministro, Benjamín Netanyahu, impulsara una reforma judicial y cesara de sus funciones al titular de defensa, Yoav Gallant, por oponerse públicamente a esta iniciativa. Tanta ha sido la conmoción nacional que el además líder del Partido Likud anunció una pausa hasta finales de abril a su controvertida propuesta, que -de aprobarse- debilitaría la separación de poderes en beneficio del Ejecutivo.

Es decir, que busca limitar la capacidad del Tribunal Supremo de revocar las decisiones tomadas por el fuero legislativo y el ejecutivo. En primer lugar, le otorgaría al Parlamento israelí la prerrogativa deanular las decisiones de la Corte con una mayoría simple de 61 votos, de un total de 120 escaños. Por otro lado, pretende arrebatar a los magistrados el derecho a revisar la legalidad de las Leyes Básicas de Israel, queregulan la separación de poderes y quefuncionan como la Constitución en un país que carece de una.

Desacuerdos

La ola de desacuerdos no se hizo esperar y el domingo 26 de marzo decenas de miles de personas en todo el país, con la ciudad de Tel Aviv como epicentro, colmaron las calles. Tanta fue la concentración que en la capital israelí durante cinco horas cortaron el flujo automotor.

Los manifestantes portaban carteles a favor de la democracia y han sido tan convincentes que el presidente Isaac Herzog reclamó la detención inmediata de la reforma: “La nación entera está absorbida por el miedo. Nuestra seguridad, economía, sociedad, todas están amenazadas. Llamo a los líderes de todas las facciones de la Kneset (Parlamento israelí), tanto de la coalición como de la oposición, a poner a los ciudadanos del país por encima de todo y actuar con valentía y responsabilidad sin más demora. Este no es un momento político, es un momento para el liderazgo y la responsabilidad”.

Asimismo, se volcaron a las calles miles de manifestantes en la norteña ciudad de Haifa y en la localidad de Beersheva, ubicada en el sur. Diversos sectores se han juntado en lo que se conoce como la Semana de la Parálisis. A ella se sumó el historiador Yuval Noah Harari, quien expresó que los funcionarios públicos y los militares deben obedecer a los tribunales y no al gobierno, en caso de que Israel termine en una crisis constitucional, y responsabilizó a Netanyahu de lo que sucede en el país. Estas fueron sus palabras al primer ministro: “Sabemos que usted es responsable de todo lo que está sucediendo. No es un emisario. Definitivamente no eres un ángel. Después de 2 000 años, todavía recordamos al faraón. Y te recordaremos. No habrá calles, plazas o aeropuertos con tu nombre, pero contaremos la historia del hombre que intentó esclavizarnos y fracasó”.

Netanyahu se enfrenta a una serie de cargos en su contra, la mayoría centrados en acusaciones de fraude y soborno, lo cual él niega, y paradójicamente consiguió formar una coalición de gobierno incorporando a partidos de ultraderecha; por eso el vaso de la paciencia popular venía colmado.

También israelíes residentes en terceros países salieron a las calles en protesta contra Netanyahu. / eltiempo.com

Pausa forzada

Presionado por todas estas circunstancias al también nombrado Bibi se vio forzado a declarar: Ordeno la pausa hasta después del receso de la Knesset para “dar una oportunidad real para un diálogo real porque una cosa que no estoy dispuesto a aceptar: hay una minoría de extremistas que están dispuestos a destrozar nuestro país… enviarnos a la guerra civil y pedir que se rechace el servicio militar, lo cual es un crimen terrible”.

Llegado a este punto, es importante subrayar que incluso con una paralización de la vida pública en Israel, el ejército no ha dejado en paz al pueblo palestino. De este modo, lamentamos la noticia de la irrupción, el propio domingo 26 de marzo, en la sagrada mezquita de Al Aqsa. Muchos de los manifestantes israelíes han sido jóvenes que no están dispuestos a seguir en la filas militares, sin duda alguna un paso positivo para eventuales futuras relaciones entre Israel y Palestina.

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