Un día que duró 10
Un día que duró 10

Un día que duró 10

El 7 de noviembre se cumplen 105 años del triunfo de la histórica Revolución de Octubre encabezada por Vladimir Ilich Ulianov “Lenin”. Vamos a evocar brevemente en este artículo, a grandes saltos, lo ocurrido en los últimos años preparatorios del estallido libertador contra el régimen absolutista de los Zares


Lenin, antes de protagonizar el legendario asalto armado contra el Zarismo –pero pensando en su estricta organización combativa– sufrió distintos destierros y realizó varios viajes secretos a Rusia a lo largo de una década aproximadamente.

Como emigrado, clandestino o no, estuvo en distintas épocas en Suiza, Francia, Inglaterra y Alemania. En diciembre de 1887 cayó preso y lo expulsaron de la Universidad de Kazán, en territorio ruso. Su primer destierro, tan joven, fue en la aldea de Kokúshino. Más tarde, en 1897, lo deportaron a Shúshenskoie, a unos 6 000 kilómetros de Moscú, en la Siberia, a donde enviaron con él a su novia Nadiezhda Krúpskaya, con la que se casó allí. En ese lugar permaneció hasta el 29 de enero de 1900.

Al salir de la cárcel le prohibieron vivir en las capitales y centros industriales del país y, para estar cerca de Petersburgo, entonces capital de Rusia, se asentó en Pskov. Mas, cuando arribó clandestinamente a la ciudad, en mayo de aquel año, fue capturado nuevamente y tuvo que marchar el 16 de julio hacia Alemania, donde residió cinco años.

En diciembre de 1905 volvió a Petersburgo, aunque vivió ocultándose de la Policía, cambiando frecuentemente de pasaporte y de domicilio, y trasladándose unas cuantas veces al extranjero. En 1907, por ejemplo, viajó de Inglaterra a Rusia y tuvo que partir también de modo clandestino a Finlandia, evadiendo inteligentemente la persecución zarista.

Por orden del Partido marchó a refugiarse en secreto en tierra finlandesa y, para evitar que la Policía lo siguiera, no se embarcó en el puerto, sino en una isla. Para llegar a esta tuvo que pasar de noche por el golfo de Finlandia, cubierto por una capa de hielo todavía frágil.

Estuvo a punto de ahogarse, pues el suelo congelado comenzó a resquebrajarse y a ceder sensiblemente bajo sus pies. Lenin comentaría después que hubiera sido “uno de los modos más tontos de morir”. De esa forma consiguió llegar al extranjero, donde su emigración forzada se prolongó casi 10 años.

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Carné de identificación a nombre de K. P. Ivanov, obrero de la fábrica de Sestroretsk, que usaba V.I. Lenin durante su permanencia en la clandestinidad a finales de julio del año en que triunfó la Revolución.

En 1908, también con su identidad cambiada, viajó a Ginebra, en medio de una labor muy cautelosa del Partido, época en la que, en bicicleta y ataviado con una ropa que lo hacía virtualmente irreconocible, visitó la casa de Pablo Lafargue, el cubano de Santiago de Cuba que fue yerno de Karl Marx, casado con su hija Laura.

Claro que casi con cierta discreción clandestina, Lenin residió con su esposa en la calle Marie-Rose, en París. Y en 1910, con pasaporte habilitado audazmente, viajó a Estocolmo, Suecia, para visitar a su progenitora, a la que no veía desde hacía tres años. Luego regresó, también con pies de plomo a Francia, allí en 1911 despidió el duelo de la pareja Lafargue-Laura, quienes pactaron un triste suicidio. 

Seudónimos del líder

Varias personas allegadas a Lenin ofrecieron testimonios sobre él: su secretaria durante varios años, Lidia Fótieva; uno de los que velaba por su seguridad personal, “el camarada Vorontsov”; el escritor Máximo Gorki y otros compañeros de lucha como Vladimir Bonch-Bruevich.

Ellos contaron años después que Lenin sabía bien que el enemigo daba cualquier cosa por asesinarlo. Y para protegerlo de ese peligro, entre los camaradas de su escolta personal, en diferentes momentos de su azarosa vida de hombre clandestino o de dirigente público, estuvieron algunos “gruzinos” o nativos de Gruzia. Famoso fue uno corpulento que medía más de dos metros de estatura y tenía para los enemigos, al decir de alguien, “una vista de telescopio”.

Sus padres, Ilyá Nikoláevich Uliánov y María Alexandrovna Blank –al igual que otros familiares y amigos allegados– aún le llamaban “Volodia”, pero ese no fue el sobrenombre que Vladimir Ilich tuvo para protegerse de sus perseguidores.

Escribió mucho para los periódicos Iskra, Vpiriod, Proletari, Volna, Ejo, Sotsial-Demokrat, Rabóchaia Gazeta, Prosveschenie, Zviedá, Novaya Zhiznz y Pravda, y lo hizo en ocasiones con la rúbrica de“N. Lenin” y finalmente “Lenin.

Por ejemplo, de 1912 a 1914, publicó más de 280 artículos con los pseudónimos V. Ilin; V. Frey; V.I.; T; Pravdist; Statistik; Chitátel; K.P.Ivanov; F.F.Ivanoski y otros.

En ese último año estuvo varias semanas preso en Austria y posteriormente, por la persecución de los espías zaristas, se vio obligado a refugiarse en Ginebra hasta abril de 1917. En Petersburgo vivió y actuó clandestinamente en 11 sitios de los alrededores del río Neva, en casas, apartamentos y refugios secretos protegidos siempre por sus camaradas del Partido.

A las puertas del asalto definitivo

El3de abril de 1917 llegó en ferrocarril a la estación Finlandia (Petrogrado) procedente de la ciudad suiza de Zúrich. El 4 leyó, en reunión secreta antes de hacerlo en público, las Tesis de Abril, que exhortaban a no dar apoyo al gobierno provisional burgués y sí todo el poder a los soviets. El 16 los gobernantes reaccionarios ametrallaron una manifestación pacífica de obreros, soldados y marinos. Horas después los verdugos buscaban al revolucionario clandestino al que al fin llamaban Lenin.

Uno de los refugios fue el apartamento 24, en el tercer piso del edificio No. 52 de la calle Shirokaia, propiedad de su hermana Anna, en el que se ocultó desde el 17 de abril hasta el 18 de julio de 1917.

Ese mismo día, (*) las siluetas audaces y escurridizas de varios hombres rasgaban a paso apresurado la negrura de la noche en los arrabales de Petrogrado, la ciudad capital de Rusia, llamada Petersburgo hasta agosto de 1914.

El principal hombre que el enemigo burgués busca es de baja estatura, pero fuerte de complexión y lleva peluca recién afeitada por la obligación de su seguridad personal. Es Vladimir Ilich Uliánov “Lenin”.

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Lenin con peluca, donde se escondía bajo el aspecto de guadañero en una choza a orillas del lago de la localidad de Razliv, cerca de Petrogrado, para protegerse de los agentes del Gobierno Provisional cerca de Petrogrado, el 11 de agosto, a menos de dos meses de la toma del poder.

De esa manera clandestina llega con el revolucionario y escolta Raxia al apartamento 31, en el primer piso del edificio No. 32 de la calle Malecón del Karpovka, propiedad de G.K. Klakserman, a orillas del río del mismo nombre.

Lenin ha estado oculto también en una choza apartada, a orillas del río Razliv, con apariencia de segador finlandés. Y antes ha viajado a Finlandia con fachada de fogonero de una locomotora, refugiándose más tarde en una aldea cercana a Helsingfors y posteriormente en esa ciudad, después denominada Helsinki.

El 7 de octubre, cuidándose sigilosamente de los espías que trataban de seguir sus pasos, viaja de Vyborg a Petrogrado para dirigir su inapagable anhelo: la insurrección armada. “¡La demora equivale a la muerte!”, dice absolutamente convencido.

Tres días más tarde, en reunión de alto secreto, confiesa que ha llegado por fin “la hora cero” que han esperado con enorme angustia y que sabe perfectamente por qué lo asegura.

El 23 de octubre (5 de noviembre según el nuevo calendario) se efectúa otra reunión del Comité Central, también rigurosamente oculta, que aprueba el alzamiento y elige al Buró Político para dirigirlo.

El 24 (6 de noviembre) propone preparar todas las armas para el combate. Su Estado Mayor está en el instituto Smolny. El gobierno provisional intenta tomarlo, al igual que la sede del periódico Rabóchi Put, pero lo impiden la Guardia Roja y los soldados, por orden del Centro Militar Revolucionario.

Las centrales de teléfono y telégrafos, la emisora de radio y las instituciones más importantes de la capital, están ya en manos de los obreros, soldados y marinos en armas.

La noche del 25 de octubre (7 de noviembre), Lenin ordena tomar por asalto la sede del gobierno enemigo. Un cañonazo del crucero Aurora anuncia el comienzo de una nueva era. Los revolucionarios se lanzan al ataque del Palacio de Invierno, último reducto de la burguesía.

Una vez tomado dicho Palacio, Vladimir Ilich respira con alivio, se despoja de su sencillo disfraz y, rodeado de sus compañeros de lucha, se presenta en la Sesión del Soviet de Diputados, Obreros y Soldados de Petrogrado. La Revolución Socialista de Octubre ha triunfado.

A 105 años de “aquel día que duró 10”, al decir del escritor norteamericano Jonh Reed en el best seller de su época, bajo el título de Diez días que estremecieron el mundo, el ámbito planetario de justicia y libertad que soñó Vladimir Ilich Ulianov, Lenin para los pobres, no ha dejado de soñarse, de pensarse, ni de recordarse.

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Fuentes consultadas

Edición en español deUn hombre grande y sencillo, de L. Kunetskaya, K. Mastakova y Z. Subbotina;V. I. Lenin. Esbozo biográfico,de G. Obyschkin, K. Ostroujova, A. Smornova y E. Steliferóvskaya,yYo vi el cerebro de Lenin, libro inédito del autor de este artículo. 


CRÉDITO:

Fotos: P. I. Vólkov y D. I. Léschenko.

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