Actualizar los juegos narrativos televisuales

Urge seguir buscando nuevos caminos para comunicar nuestros valores en puestas que interesen y seduzcan a las mayorías


¿Por qué crean para la TV los cineastas Quentin Tarantino, Lars Von Trier y Steven Spielberg? ¿Ellos introducen cambios en el lenguaje de la escena mediática en el siglo XXI? ¿Cuál es “su” secreto? Desde sus particulares estéticas asumen narrativas ricas en géneros y formatos. Llevan a la práctica los nuevos modos en que se crean y reinventan productos concebidos para la pequeña pantalla.

Al lograr otra experiencia audiovisual son conscientes de que no bastan las referencias a un hecho de trascendencia en la sociedad, es preciso estructurar una dramaturgia mediante saberes, prácticas y referencias para producir nuevas vivencias de lo popular.

Proponen historias mediante tesis dramáticas en función del efecto emocional, así interpelan y conectan con las audiencias desde el guion, la dirección fotográfica, la puesta en escena y las artes de los intérpretes.

Los directores mencionados no son una excepción. En temporadas, homenajes, remakes, relaciones hipertextuales lideran los recursos del flashback, vertiginosos laberintos narrativos y hallazgos incorporados hace tiempo por Martin Scorsese (La edad de la inocencia), Peter Bogdanovich (Luna de papel) o Christopher Nolan (Batman, el caballero de la noche).

Sin duda, una nueva plataforma halla el cine en la televisión. La sala grande pierde públicos, mientras millones de espectadores se arrellanan en el sillón de casa en espera del próximo capítulo.

Por esto los públicos cubanos siguen con interés las series Doc: una nueva vida o FBI. Más buscado, ambas por Multivisión. Desde diferentes puntos de vista, ambas puestas abordan disímiles conflictos, angustias, soledades, reencuentros… Contenidos diversos son contados a partir de determinadas lógicas culturales donde el goce emocional es respetado en el desarrollo del proceso creativo.

¿Están respondiendo la mayoría de las producciones cubanas a las formas renovadas de establecer la comunicabilidad mediante un contrato de disfrute que incorpora lo ritual de la experiencia cotidiana?

En muchas de ellas suelen prevalecer los didactismos y las imposiciones formativas, cierta simbiosis entre los códigos de las telenovelas y el sentido de las series. ¿Qué hacer? Urge actualizar los juegos narrativos, pues la TV tiene que ser un laboratorio expresivo.

Foto. / Leyva Benítez

En una oportunidad la primera actriz Eslinda Núñez comentó a BOHEMIA: “Todo personaje debe buscar algo, luchar por algo, incluso puede ser fuerte en su debilidad con un fin oculto o manifiesto”.

El escenario audiovisual del siglo XXI se transformó debido al uso creciente de tecnologías, contaminaciones estéticas, redes, pantallas, dada la avalancha de nuevos medios o experiencias interactivas que satisfacen las necesidades de la comunicación y del entretenimiento.

En ocasiones, se simplifica el impacto de la TV, su capacidad para persuadir mediante discursos e imágenes susceptibles de revelar problemáticas, circunstancias difíciles, personajes violentos, crueles e insensibles.

Son imprescindibles la coherencia y la verdad artística de todas las especialidades implicadas en la narración, no basta privilegiar componentes ideológicos o cognoscitivos.

Ningún creador toma la realidad para copiarla, sino con el fin de apropiársela desde la visión de nuevas significaciones estéticas. Las artes se fecundan unas a otras, facilitan transmutaciones de lenguajes, matices, sutilezas, sin reducir las posibilidades infinitas de sus referentes.

Todo texto tiene una filosofía implícita que debe ser desentrañada y refigurada dentro de un contexto general. Como dijo el pintor y escultor español Pablo Picasso (1881-1973): “Si solo existiese una verdad, sería imposible pintar cien cuadros sobre el mismo tema”.

Pensemos en la entrada de la luz que lejos de otorgarle dramatismo a una escena la satura de conflictos visuales, en el bocadillo expresado sin la correcta dicción, en la importancia de la tensión psicológica en función de la trama… En fin, el audiovisual es un arte complejo donde influyen recursos técnicos y artísticos para lograr un espectáculo convincente en la pantalla que todos los días forma parte del cotidiano quehacer de las familias cubanas.

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