Los líderes de la Revolución cubana y de la Revolución argelina nos han legado una hermandad firme; enorme coincidencia en temas internacionales, y constancia para el trabajo.

Repaso el libro Senderos de Argel de Ameziane Ferhani a propósito de la visita a Argelia por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Al atisbar en las páginas de esta cálida prosa imagino lo que el dirigente cubano pudo haber sentido en la nación norafricana: “(…) cuando camino por las calles, mis pies tienen una función secundaria. Me desplazo con la mirada. Es ella la que me hace avanzar (…)”. Procesado este fragmento se me antoja pensar que tal vez el mandatario cubano haya experimentado algo semejante durante su recorrido por la Gran Mezquita de Argel.

Suceso reseñado en el siguiente Twitter: “Fuimos recibidos con el mismo cariño que hemos sentido desde que llegamos a esta hermana nación. Fue un honor para nuestra delegación estar en ese sagrado lugar”. Y en el libro de visitantes dejó asentado lo que sigue: “Para la delegación cubana que presido es un honor y gran satisfacción visitar este sagrado lugar donde podemos apreciar la riqueza histórica y cultura de Argelia. Es un hermoso lugar que propicia sentirnos en un ambiente de libertad, paz, armonía y belleza”. (1)

Entonces me digo que sí, efectivamente, Díaz-Canel Bermudez, igual que el escritor, se desplazó con la mirada, añadiéndole con el corazón porque entre Cuba y Argelia hay un vínculo muy fuerte de hermandad, de esa que no deja varado en el camino a los amigos. Los acuerdos alcanzados describen el compromiso mutuo que hemos abrazado desde 1962.

Excelente visita

Sobre ello le habló a la prensa acreditada el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, palabras estas  tomadas y divulgadas desde el sitio de la Presidencia de Cuba: “Ha sido una visita excelente. Creo que marca un hito en el desarrollo de las relaciones bilaterales” (2).

Al preguntársele acerca de cómo se evalúan los resultados de la visita oficial, el titular del exterior remarcó en el hecho de que se trata de una jornada “intensa y fructífera”, pues entre la República Argelina Democrática y Popular y Cuba hay “comprensión de la heroica lucha de nuestro pueblo en medio de las dificultades y un sentimiento de profunda gratitud por la cooperación cubana en el plano de la Salud, que empezó en el año 1963 y dura hasta hoy”.

Según nos refieren las periodistas  Yaima Puig y Alina Perera, el Canciller manifestó que el diálogo entre Díaz-Canel Bermúdez y su homólogo, el Excelentísimo Señor Abdelmadjid Tebboune fue muy provechoso, cordial y profundo, expresado además en la solidaridad al “condonar parcialmente y reprogramar la deuda, al tiempo de trabajar para incrementar las inversiones argelinas” en nuestro país. Con elocuencia apuntó que se confirmó, una vez más, la “amistad histórica, fundada por los líderes de la Revolución cubana y la Revolución argelina, una enorme coincidencia en los temas de la situación internacional y la voluntad de seguir trabajando”.

Con esa magia de los afectos, que no es ficción literaria sino real de la vida, los cubanos dejaron Argel para enrumbarse hacia otros puntos de la gira internacional que incluye a Rusia, a Türkiye (Turquía) y a la República Popular China. Sitios en los que también se desplazarán, además, de con los pies, con la mirada y el corazón.